De la mano de Ratalaika Games, hemos tenido la oportunidad de analizar Tamiku, un arcade en 2D con tintes clásicos que ha despertado la añoranza de aquellos años en los que jugábamos en las recreativas del barrio.

Este título, que está disponible en diversas plataformas, bebe de los grandes clásicos como son Bomb Jack o Ice Climber entre otros muchos. Tanto es así, que nada más arrancar el juego en la consola y ver el menú no pude evitar acordarme del gran Bubble Bobble.

 UN ALIENIGENA CON UNA AFICIÓN TANTO PECULIAR

Para saber un poco de que va Tamiku, os contaremos que Tamiku es un alienígena cuyo pasatiempo no es otro que reventar globos de todos los colores y tamaños que se pongan a su paso. Como de fuerte será su necesidad de romper globos, que nuestro protagonista acaba con todos los que había en su planeta y, no contento con ello, se pone manos a la obra y decide viajar por la galaxia en busca de otros lugares donde pueda seguir reventando globos.

Una vez puestos en antecedentes, entramos directamente en lo que es el juego. Durante la partida iremos encontrándonos con diferentes escenarios donde veremos globos y algunos enemigos que se interpondrán en nuestro camino dificultando nuestra misión rompeglobos.

 A ESTRUJAR SE HA DICHO

En cada escenario encontraremos dos tipos de globos: los azules que se partirán simplemente pasando por al lado, y los rojos, los cuales deberemos apretar durante unos segundos para conseguir hacerlos explotar. Con estos últimos tendremos que tener cuidado ya que los enemigos irán paseándose a sus anchas por la pantalla y es posible que debamos dejar el globo temporalmente para evitar que nos golpeen y nos quiten una vida.

Es importante mencionar que no hay manera de acabar con los enemigos, por lo que la única manera que tenemos de sobrevivir es ir evitándolos jugando con las plantas de cada nivel y así evitar el daño.

CUIDADO CON ESOS MONSTRUOS

Pero aquí no acaba la cosa, una vez que hemos llegado a reventar un número concreto de globos, en la pantalla aparece un letrero que indica que entramos en el modo pánico. A partir de este momento, los enemigos empezarán a moverse de manera más rápida y deberemos de ser más agiles para evitar recibir daño.

Disponemos de 3 vidas durante la partida, si las perdemos, nos tocará empezar con nuestro marcador de puntos a cero pero en el nivel donde hemos muerto. De este modo, si nuestro objetivo es simplemente superar los diferentes niveles, basta con ir continuando hasta llegar al final del juego.

Por otra parte, hay que comentar que conseguiremos un logro/trofeo por cada nivel que superamos, algo que puede ser tentador para todos aquellos cazatrofeos.

Por otra parte, hay que comentar que disponemos de 999 segundos para reventar todos los globos del nivel. Si no conseguimos acabar con todos antes de que acabe el tiempo, no se acaba la partida ni mucho menos, que no cunda el pánico, lo único que ocurrirá es que no conseguiremos el bonus de tiempo al finalizar la pantalla.

Otra opción que tenemos con este tipo de juegos –esto queda a elección de cada jugador– es intentar superar el record personal de puntos y comenzar la partida de cero una vez que nos han eliminado la primera vez. Pero como digo, esto queda a elección de cada uno.

Tamiku consta de 8 mundos con 16 niveles por lo que superar el juego no lleva más de una hora. Además, nos encontramos con un par de niveles de bonus, donde nuestro intrépido alienígena se encontrará flotando con la ayuda de un par de globos, y deberá coger todos los globos que vayan ascendiendo por la pantalla.

 PUNTOS EXTRA POR DOQUIER

Una vez comentado esto, es hora de entrar en el apartado visual. El juego está totalmente inspirado en los arcades de los años 80 y hay que reconocer que su atractivo visual en este sentido nos hace volver a aquella época.

Cada uno de los niveles consta de su propio fondo -alguno de ellos con nieve, otros con metales, etc.-, además de tener enemigos diferentes con unas características propias: algunos simplemente se irán moviendo por la misma planta, mientras que otros irán lanzando fuego o poniendo bombas que tendrán un radio de daño tanto horizontal como verticalmente -esto me hizo recordar al clásico Bomberman-.

En cuanto al apartado de sonido, al igual que ocurre con el visual, nos traslada a los años de recreativas con una banda sonora pegadiza y que actúa en consonancia con el juego.

En conclusión, Tamiku es un título que consigue devolvernos al pasado y sacarnos una sonrisa rememorando aquellos tiempos en los que jugábamos en recreativas. Si bien es cierto que se echa en falta algo más de durabilidad, ya que en una hora te has acabado el juego y solo te queda rejugarlo las veces que quieras para superar tu puntuación.

 


Este análisis ha sido realizado en Playstation 4 mediante una copia cedida por Ratalaika Games