Hace poco más de un mes llegaba a nosotros la esperada cuarta parte del beat’em up callejero de Sega por excelencia, Streets of Rage 4, una cuarta parte oficial a cargo de DotEmu y Lizardcube, que sabían rescatar lo mejor de las tres entregas anteriores e imprimirle su propio estilo. Lo que parece mentira es que después de tantos años esperando la resurrección de la franquicia -con aquel Street of Rage Remake no oficial como único exponente del amor que aún se le profesa a la franquicia de Sega– justo cuando irrumpe la cuarta entrega, lo hace también otro beat’em up que si bien no guarda relación con la franquicia de Sega, podría pasar perfectamente por una continuación de la misma. Hablamos de The TakeOver, un título de Antonis Pelekanos y Dangen Entertainment que no va a dejar indiferente a nadie.
Antes de abordar el título en sí, queremos abordar un tema sobre el desarrollador, Antonis Pelekanos, también conocido como Pelikan13, el cual saltó a la escena mediática con un proyecto de Kickstarter para realizar un juego de conducción arcade con clara inspiración en los arcades de carreras de los 90, como Daytona USA. Aquel juego llamado 90’s Arcade Racer lucía increíblemente, pero tras unirse Nicalis al proyecto, el juego acabó en una espiral de retrasos y silencio, un cambio de nombre –’90s Super GP-, un cambio de plataforma -de Wii U a Nintendo Switch- y finalmente con Antonis fuera de su propio proyecto.
’90s Super GP, ahora totalmente en manos de Nicalis, se encuentra en el limbo, sin ninguna información de su estado de desarrollo. Es importante conocer estos detalles porque con The TakeOver, Antonis ha tenido que demostrar al gran público que no es un fraude -aunque su gestión anterior dejara tanto que desear- o una simple promesa, sino que es capaz de llevar a buen puerto un trabajado proyecto como el que nos ocupa, misión que ha conseguido con la salida del juego en Steam en noviembre de 2019 y ahora para Nintendo Switch -próximamente en otras consolas-.
The TakeOver, un beat’em up de vieja escuela que bebe de los grandes, pero sobre todo de Streets of Rage 3. Y no es esta una afirmación sin base, sino que a los pocos minutos al mando, veremos que el esquema de control nos es familiar, que podremos correr al pulsar dos veces la dirección, y rodar arriba o abajo si hacemos lo mismo en dichas direcciones. Donde reside la novedad es en la inclusión de un botón para puñetazos y otro para patadas y la cantidad de combinaciones que se pueden conseguir usando ambos botones. Así pues podremos iniciar una serie de golpes a un enemigo, cambiar de tipo de golpes, elevarlo, seguir golpeándole en el aire con ambas combinaciones y acabar con un golpe de cierre. Seguramente el enemigo no viva para contarlo, pero para que esto salga bien necesitaremos un tiempo que pocas veces tendremos ante el acoso de los enemigos, que si nos descuidamos nos mandarán al suelo rápidamente. También podremos coger objetos y usarlos de armas para golpear o para lanzar.
Completa el control un ataque de área que nos costará un poco de vida y que tiene un par de versiones, además de dos ataques especiales, uno para la barra de Super y otro para la de Rage. Con la barra de Super llena podemos solicitar un ataque aliado con misiles que dejará la pantalla limpia, algo que nos recordará de nuevo a Streets of Rage. Con la barra de Rage, entraremos en un modo temporal donde seremos invencibles y todos nuestros golpes serán demoledores, pero este modo apenas durará unos segundos. Ambas barras deben rellenarse conforme realizamos y recibimos golpes. El último recurso son las armas de fuego, que podremos usar la que tenemos con nosotros, o las que recojamos en los escenarios, pero que la munición será limitada, y tendremos que usarla sabiamente para contener a los grupos de enemigos.
The TakeOver además del modo Arcade, ofrece un modo Survival y un modo Challenge, y puede ser jugado en cooperativo, aunque únicamente en local, pues el juego no tiene características online. El modo Arcade se compone de 7 niveles divididos en 3 partes, 2 de acción y una para el enfrentamiento con el enemigo final del nivel. También contamos con dos fases, la 3-1 y la 7-1 donde la jugabilidad cambia drásticamente. Estas fases, tratadas como fases de bonus y con una vida adicional de premio si las superamos, nos pondrán a los mandos de un Chevrolet Camaro equipado con una ametralladora Gatling la primera, y un F-15 la segunda. En la primera tendremos que acabar con los enemigos y esquivar a los civiles inocentes, que de ser destruidos, nos restarán tiempo. En la segunda, manejaremos un F-15 en un claro homenaje a After Burner.
Argumentalmente, The TakeOver no destaca en nada como os podéis imaginar, las bandas que siempre han luchado entre ellas en Steel Haven finalmente se han unido bajo un misterioso líder, y lo único que se interpone entre ellos y el terror absoluto es el policía Ethan Rivers, su novia Megan, y su hermano de armas Connor. Sin contar que además esta nueva banda ha secuestrado a la hija adoptiva de Ethan y Megan, Vanessa, lo que convertirá esto en una cuestión muy personal. Con esta premisa damos parte a los tres personajes controlables desde el principio -existe un personaje adicional que podremos desbloquear al acabar la aventura-. Ethan es el luchador equilibrado, ideal para cualquier jugador. Megan es la más rápida, y bastante espectacular, pero se resiente en la potencia de sus golpes. Finalmente Connor es el peso pesado del equipo, siendo el más lento, pero el más contundente y con mayor rango de ataque. La historia se va contando con viñetas estilo comic entre los niveles, con importantes dosis de humor macarra.
En el apartado audiovisual es donde The TakeOver da un paso adelante. En lo técnico tendremos unos 60 frames por segundo constantes. En lo visual podremos quedarnos embobados con los diseños de escenarios de Antonis, un mago en lo que se refiere al detallismo, todo luce espectacular, y disfrutaremos de los efectos meteorológicos como el viento, tormentas, y de los efectos de luz y explosiones. Otra historia serán los personajes, que si bien están muy bien hechos usando sprites renderizados en alta definición, a veces no quedan tan sólidos en los fondos creados en 3D, especialmente respecto a las animaciones. Es una decisión de diseño obviamente, pero empeña un poco un apartado que brilla sobre todos los demás, ya que a veces los sprites en movimiento parecerán acartonados y rígidos, como si les faltaran animaciones, aunque el diseño de los protagonistas está mucho más cuidado y podremos ver estas carencias más en algunos enemigos.
El apartado sonoro también es muy de destacar, melodías cañeras y contundentes, sonido electrónico y potentes guitarras de las manos de músicos como Little V Mills, Richie Branson, James Ronald y el maestro Yuzo Koshiro, que se apunta a todas. Sin duda un deleite para nuestros oídos mientras machacamos a las decenas de enemigos que se interponen en nuestro camino. Los efectos de sonido también destacan, sonando con contundencia, y acompañando con algún comentario de nuestros luchadores cuando recogemos algún objeto.
The TakeOver es un juego que disfrutaremos bastante, goza de una IA enemiga correcta, tres niveles de dificultad bien medidos, una jugabilidad intachable, y un apartado audiovisual que es su mayor reclamo, a la vez que su mayor inconveniente, y es que el tipo de técnica elegido para dar vida a personajes y enemigos, les hace quedar raros en unos escenarios tan increíbles y que han sido creados en 3D, sobre todo a la hora de moverse, que quedan muy antinaturales y acartonados. Esto les dará igual a muchos, aunque a otros les sacará directamente del juego. Podemos disfrutar de un modo cooperativo local -una pena que no tengamos la opción online- con lo que se dobla la diversión, y cuando acabemos el modo Arcade, aún tendremos un personaje secreto y dos modos extra de juego, Survival y Challenge. No es un mal bagaje para el primer juego de Antonis Pelekanos -dando ‘90s Super GP por perdido-, que demuestra ser un grafista excepcional, y que ha hecho de The TakeOver un digno sucesor del espíritu de Streets of Rage aunque no lleve el nombre.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Matt McMuscles