Triangle Strategy es uno de los mejores juegos del año. Quiero remarcarlo claramente antes de decir nada más, pues estoy seguro de que, en un año plagado de grandes lanzamientos, esta pequeña joya de Square Enix no va a tener toda la repercusión que se merece.
Con frecuencia se publican videojuegos que prometen recuperar las esencias de géneros o juegos ya perdidos, abandonados por el gran público o modificados por las «nuevas tendencias» hasta resultar irreconocibles. Fue el caso del rol táctico japonés, reducido durante muchos años al nicho de los Disgaea y cia, al vanguardismo de los Valkyrie Chronicles o a la emergente pujanza de Fire Emblem, pero sin ningún gran exponente que se acercase a la emoción de las intrigas medievales tan bien representadas en Valiant Hearts, Tactics Ogre o Final Fantasy Tactics.
Es ahora cuando Square Enix se ha decidido, tanto con el inminente relanzamiento de Tactics Ogre como con este Triangle Strategy, a revitalizar el estilo más clásico publicando un juego claramente inspirado por Final Fantasy Tactics, pero, al mismo tiempo, intentando aportar leves mejoras que logran potenciar y modernizar la fórmula sin que ello suponga convertirla en algo irreconocible.
Triangle Strategy nos sitúa, como no podía ser de otra manera, en medio de un mundo al borde de un gran conflicto. Las tres grandes naciones que comparten las tierras de Norselia se han pasado décadas compitiendo entre sí debido a la escasez de recursos, algo que finalmente desembocó en un gran conflicto armado que devastó todo el continente. Finalmente los tres países se vieron obligados a firmar un tratado de paz y a crear un organismo neutral para gestionar el comercio y el reparto de los recursos de forma neutral, aunque la paz es más frágil de lo que todos piensan, pues en la sombra existe una maraña de intereses y objetivos contrapuestos que hacen que Norselia resulte un polvorín a punto de estallar.
La historia se sigue con gran interés, pues muy rápido aparecen las intrigas, los juegos de poder, las traiciones y las sorpresas argumentales, al más puro estilo Juego de Tronos. Las primeras horas, eso sí, pueden resultar muy lentas, pues el juego se toma su tiempo para introducirnos en su mundo y no duda en tirarnos a la cara un montón de conceptos y personajes de forma que puede resultar un poco abrumador. Además hay que señalar que, aunque sea un juego de rol táctico, hay ingentes cantidades de texto y las batallas están muy espaciadas, por lo que en ocasiones el ritmo se puede asemejar incluso a una novela visual.
Dentro del convulso mundo del juego interpretaremos el papel de Serinoa, el noble heredero de la sucesión en la casa Wolffort. Este papel es aprovechado para introducir la mecánica de decisiones, una de las grandes novedades que incorpora Triangle Strategy con respecto a aquellos juegos en los que se inspira. Como noble debemos de tomar decisiones importantes sobre el futuro y una de las más preciadas posesiones de los Wolffort es la Balanza de la Convicción.
Cuando llegue el momento de tomar una decisión importante debemos de consultarla con nuestros acompañantes, para lo cual se abrirá un proceso de votación en el que cada uno de nuestros acompañantes votará en función de sus convicciones, aunque podremos utilizar nuestras dotes de convicción, reforzadas por los hallazgos de información que hayamos podido obtener durante las breves fases de exploración libre, para conseguir cambiar o reforzar el sentido de su voto. Una vez los personajes hayan votado se tomará la decisión que haya elegido la mayoría, lo cual no necesariamente es equivalente a nuestros deseos o intereses.
Esta mecánica es simple, pero efectiva. Se logra recrear un clima de debate alrededor de cada decisión importante, decisiones que en muchos casos no son fáciles de tomar por sus implicaciones morales, y se consigue aumentar exponencialmente la rejugabilidad, ya que cada decisión tiene sus consecuencias e impacto sobre el sistema de moralidad de nuestro personaje que se gestiona en segundo plano de forma totalmente transparente para nosotros, lo cual permite que el juego se bifurque en varias rutas y finales.
En cuanto a las batallas, Triangle Strategy es más conservador y se atreve a innovar menos, siguiendo de forma bastante fiel el estilo marcado por Final Fantasy Tactics. El campo de batalla se divide en casillas en las que nos desplazaremos por turnos para poder realizar una acción con cada uno de nuestras unidades, dependiendo siempre de la profesión y las características innatas de cada personaje. Hay diferencias importantes entre ellos, hasta el punto de que todos y cada uno de los treinta personajes tienen alguna habilidad o elemento característico totalmente distinto de los demás, incluso aunque puedan compartir premisas comunes, algo que hace que combatir resulte siempre atractivo a pesar de que por momentos pueda caerse en cierta monotonía debido a que es bastante difícil que los personajes estén al nivel adecuado si solamente nos centramos en las batallas principales de historia, incluso en dificultad normal. Triangle Strategy quiere que farmeemos en las batallas opcionales secundarias, las cuales podremos repetir todas las veces que queramos.
La versión PC que reseñamos es una conversión directa de la versión de Nintendo Switch que fue publicada el pasado mes de marzo. Se trata de una conversión correcta, que saca partido de las posibilidades del PC para lograr que el apartado artístico del juego luzca más y a mayor resolución, pero sin cambios radicales. Resulta, por tanto, una ocasión ideal para que cualquiera que no haya tenido el placer de jugarlo hace seis meses pueda hacerlo ahora.
Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por PLAION