La saga Utawarerumono es una vieja conocida para nuestras Playstation 4. Las entregas Mask of Deception y Mask of Truth llegaron a la sobremesa de Sony hace ya unos años, pero siempre se sintieron algo cojas pues, siendo una saga tan basada en la narrativa, faltaba el juego original que nunca llegó a occidente. Bien, pues ahora, por fin, con una versión remasterizada, nos llega Utawarerumono: Prelude to the Fallen, completando así la saga en PS4.

La saga Utawarerumono es, por encima de todo, una novela visual, y prácticamente con esto os puedo decir todas las virtudes y defectos que pueden tener estos juegos. En concreto, es una saga que si bien se maquilla con combates de estrategia por turnos aquí y allí, la práctica totalidad de su duración se basa en contarnos una historia a través de textos, donde apenas tenemos papel más allá de ir aquí o allí en un orden distinto o conseguir que alguien tenga mejor relación con nosotros o no. Es un juego que va a tener al jugador durante horas y horas con una historia escrita sobre un fondo estático. ¿Es esto malo? De forma inherente, no, por supuesto, el problema principal que me ha generado este juego es el absurdo ritmo inicial. Utwarerumono: Prelude to the Fallen es un juego al que cuesta muchísimo entrar. Tal vez hayáis leído en foros anglosajones que su historia es increíble, o que la parte táctica es divertida, pero tiene una barrera de varias horas donde la historia se encuentra estancada, con presentaciones que habéis visto o leído mil veces, hombre amnésico salido de la nada es tratado por una bella chica joven junto a su abuela, que le curan de sus heridas y le dan un hogar mientras trata de recordar quién es, conoce a la gente del pueblo, y les ayuda con sus problemas cotidianos. Hace poco analicé Persona 5 Royal y alabé como hacía que los personajes te importasen introduciéndote en su día a día, pero la sensación es diametralmente opuesta, pues en Persona, donde se siente que conocer un personaje es cosa nuestra y tenemos cierta capacidad de decisión, mientras que en este Utawarerumono tenemos demasiadas horas intrascendentes donde estos encuentros escapan del todo a nuestro control y solamente somos un lector externo.

Horas y horas de presentaciones y escenas cliché y aburridas.

Con esto voy a entrar más en la crítica literaria que en la crítica de videojuegos en sí, pero es que es realmente donde mejor encajaría este juego -tranquilo que de la parte táctica hablaré más tarde-. La trama más adelante sí, explota y pasan cosas muy interesantes y que si te interesan este tipo de historias no te vas a arrepentir, pero esas primeras horas son una losa que pesa una barbaridad. En vez de dedicarse a presentar personajes mientras avanza la trama, haciendo que sean sus acciones sobre ésta las que hagan que conectemos -en Juego de Tronos no tienes los primeros capítulos a base de puras presentaciones, sino que cada vez que aparece un personaje nuevo, hace cosas para que a ti te importe o no su desarrollo, por poner un ejemplo no te dicen «mira, este es Ned Stark, sus características son éstas, espero que te caiga bien» sino que se nos presenta en su papel como señor, realizando un juicio, y ya luego te muestra su valor como tal-, las primeras horas son una sucesión de «mira, este es el vecino, es agricultor», «mira, esta es mi hermana, es tímida». Y de nuevo, en este juego nuestro papel es prácticamente nulo, por lo que esas horas iniciales van a ser tan buenas como bien estructurado esté su guion, y el caso realmente es ese, que no he sentido que dicho guion se esforzase por tratar de mantenerme interesado, sino que parece que han querido forzar un sentido de cotidianidad y familiaridad con unos personajes que no muestran nada por qué deberían importarme.

Más adelante va cogiendo ritmo, empiezan a destaparse eventos, personajes más interesantes, se intercalan más batallas, y el juego coge cierto nivel, pero nunca deja de abandonarme la sensación de que durante cerca de diez horas he estado leyendo pantallas y pantallas de algo que me podría haber saltado y que no habría pasado nada. A mí este género de las novelas visuales suele gustarme cuando es más interactivo y tiene algún tipo de gancho, como la saga Danganronpa o los Ace Attorney, pero cuando básicamente se convierten en una especie de libro ilustrado donde en vez de pasar página tengo que darle a la X, tiendo a subir bastante la exigencia con lo que me cuentan. Y aquí no estoy contento.

Los combates son francamente buenos, pero están tan dispersos y tan rodeados de pantallas de textos babilónicos que me siento agotado cuando llego a una de ellos.

Sobre los combates en sí, el juego muy de vez en cuando nos plantea combates tácticos por turnos, bastante clásicos, similares a los Final Fantasy Tactics donde tenemos que movernos por una cuadrícula hasta agotar nuestro número de acciones y decidir hacia donde miramos para que no nos ataquen por la espalda. En general este apartado está bien, pero sin más, tiene ideas geniales a la hora de manejar los ataques para que no se queden en mirar sin más, pero se siente tan desconectado de la estructura narrativa que parecen dos juegos diferentes. Como digo, me gustan más las novelas visuales como los Danganronpa, que no tienen una parte de texto y otra para jugar, sino que la parte de texto es vital para nuestros avances en los juicios, ya sea por leer detalles importantes o por poder movernos para encontrar pruebas. Aquí la relación es nula, y las batallas tienen unas estadísticas RPG propias que no influencian nada la historia, y viceversa. Para mí esto no es buen diseño y deja ambas partes como entes independientes que da la casualidad que comparten situación y personajes, es como si cada cierto número de horas, un Resident Evil decidiese interrumpirte con una partida de Tetris donde las piezas son zombies. No termina de encajar todo el conjunto.

En definitiva, Utawarerumono: Prelude to the Fallen es algo muy concreto para aquellos que consideren que les puede gustar la historia, y que toleren un combate táctico de vez en cuando, pues éstos se dan de manera demasiado infrecuente e inconexa como para considerarlos un atractivo del juego, es como comprarte The Witcher 3 para jugar a Gwent. Yo personalmente, opino que incluso obras tan vilipendiadas por su falta de interactividad como los juegos de David Cage son mucho más videojuego que lo que me ha ofrecido ésto, y para mí eso hay que penalizarlo, cuando da la sensación de que tu medio sería de tinta y papel más que de píxeles y botones creo que sería mejor dejarlo en ese medio. La historia puede estar muy bien pero necesito algo más que texto y combates para disimular.

En la cama he terminado yo leyendo este juego.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por NIS America