Una vez más la escena española nos vuelve a demostrar que últimamente está en mejor forma que nunca en el sector de los videojuegos. Tras arrasar con su primer juego titulado The Count Lucanor, el estudio español Baroque Decay regresa con su segunda obra, Yuppie Psycho, un juego que atrapa tanto por su jugabilidad como por lo llamativo de su planteamiento y que hace su aparición en Steam, llegando próximamente al resto de plataformas.

Definido por sus creadores como un «survival horror de primer día de trabajo» -aunque ese dudoso honor lo siga conservando Leon S. Kennedy en Resident Evil 2-, en Yuppie Psycho manejaremos a Brian Pasternack, un joven pueblerino sin estudios que un día recibe una carta de una de las mayores empresas del planeta para contratar sus servicios. Sin terminar de fiarse del todo, decide viajar hasta su nuevo destino, pero cuando llega lo único que encuentra es un despacho vacío en el que está su contrato, en el que se estipula que debe realizar una única y poco aclaratoria tarea: matar a la bruja.

Y esa definición dada por sus creadores es más que correcta, porque efectivamente estamos ante un survival horror en el más puro sentido de la palabra, de esos de enemigos traicioneros que aparecen por sorpresa, recursos limitados y sobre todo mucho, mucho gore. Tanto en su planteamiento como en su estética, recuerda a algunos juegos similares como Lone Survivor o Corpse Party, aunque con vista cenital y una mejor factura técnica.

No estamos ante un tipo de terror basado en los habituales jumpscares, que sería el recurso fácil y barato. El juego quiere ir más allá y nos propone un tipo de terror basado en la tensión y en el factor psicológico, cosa que logra a las mil maravillas gracias a sus situaciones y diseños inspirados en los más grandes, desde Silent Hill a los mangas de Junji Ito como una de las principales inspiraciones. De esta forma, pasaremos verdadero miedo al encontrarnos enemigos que se guían por el sonido de nuestras pisadas o escucharemos ruidos extraños en la lejanía sin saber donde ni cuando volveremos a estar en peligro.

Esta propuesta de terror se aleja de los habituales mitos sobrenaturales y nos propone un tipo de terror más basado en lo natural y lo cotidiano, concretamente en el ambiente de oficina. De esta forma veremos como elementos tales como lapices, escritorios o lamparas led se convierten en «armas» improvisadas que nos proporcionarán una vía de escape ante lo que se nos viene encima. De la misma forma encontraremos diseños de enemigos que coquetean con el simbolismo, como por ejemplo empleados zombificados que acatan todas las ordenes del jefe sin cuestionarse nada o secretarias arpías que no dudarán en escupirnos ácido, incluso el propio mobiliario laboral se convierte en un poderoso monstruo que nos provocará auténticas pesadillas -¿quien me iba a decir a mí que escuchar el sonido de una impresora me iba a provocar tanta tensión?-

El escenario principal del juego será íntegramente el edificio de Sintracorp, la compañía que nos ha reclutado. A través de un sistema de backtracking muy habitual en este tipo de juegos, tendremos que ir recorriendo las diferentes plantas del edificio e ir abriendo puertas y áreas cerradas a medida que vayamos progresando en la trama. No siempre podremos recorrer todo a nuestro antojo, en ocasiones nos encontraremos con un único camino debido a decisiones argumentales o directamente no nos deja retroceder, lo que nos impide ir a realizar otras acciones o guardar partida en momentos de apuros.

La gestión será extremadamente importante, no porque tengamos una capacidad de inventario limitada -cosa que desconozco, yo al menos no he llegado nunca a quedarme sin espacio-, sino porque los recursos son bastante limitados y debemos hacer un uso muy racionado de ellos. Si registramos elementos del escenario como archivadores o papeleras normalmente encontraremos objetos como comida, pilas para la linterna o papeles de bruja, que sirven para guardar partida. Lo cierto es que tampoco iremos tan apurados de recursos como el juego nos quiere hacer creer, por lo general tendremos recursos de sobra que solo nos pondrán en peligro si los consumimos a lo loco, haciendo un uso moderado de ellos no tendremos problemas, y más teniendo en cuenta que el ensayo y error está bastante presente y una vez que ya sepamos donde están los peligros podremos evitarlos fácilmente en el caso de morir.

Pero no todo va a ser pasar miedo y terror, pues el juego también cuenta con un fuerte componente de humor negro que relajará un poco toda la tensión que vamos a sufrir. Contamos con todo un elenco de personajes secundarios a cada cual más extraño que el anterior, que nos llevarán a situaciones tan extravagantes como preparar una fiesta de cumpleaños en medio de todo el caos o una peculiar charla motivacional con un caballo como protagonista. Estos secundarios a su vez forman parte del propio misterio del juego, pues juegan al despiste constantemente sin saber si sus acciones son buenas o malas, en ocasiones los pillaremos haciendo algo extraño o sospechoso para acto seguido justificar su actitud coherentemente y dejándonos aún más descolocados que antes.

En cuanto a la trama, lo cierto es que atrapa desde el primer momento y nos deja con muchas ganas de ir descubriendo más sobre el argumento aunque, como suele pasar en este tipo de juegos, una vez alcanzado el climax de la historia y desvelado el misterio llega un pequeño bajón, el cual encima se agrava cuando el juego decide meter quinta y cierra la historia de forma muy abrupta. Quizás le hubiesen venido bien una o dos horas más de juego para crear un desenlace y enfrentamiento final a la altura. Aunque tampoco estamos encorsetados por un único camino a seguir, si exploramos el edificio por nuestra cuenta podremos hallar una buena cantidad de secretos y misiones secundarias que nos proporcionarán más detalles sobre el misterio del juego o de nuestros propios compañeros.

El apartado visual es lo más llamativo del juego, pues en la parte jugable se inspiran en su primer juego, The Count Lucanor, ofreciéndonos un particular pixel-art de cosecha propia bastante austero pero que a su vez transmite mucho en sus animaciones. Contamos también con cinemáticas de estilo «anime» pixeladas realmente sorprendentes para un juego de este presupuesto, incluso va más allá y se atreve con una especie de pequeños cortometrajes de terror de imagen real, los cuales podremos encontrar en forma de coleccionables esparcidos por los diferentes escenarios.

El sonido sale igual de bien parado, pues el compositor es nada menos que Michael «Garoad» Kelly, autor de bandas sonoras de juegos como VA-11 HALL-A o Bushinden, que nos deleita con todo un repertorio de temas siniestros e inquietantes que nos acompañarán en nuestra travesía. Los fx también cobran igual importancia, pues ellos nos alertarán del peligro y se encargan de darle una ambientación más terrorífica si cabe a la dichosa empresa. En cuanto al idioma, contamos con una magnifica traducción al español -sin voces, salvo momentos muy puntuales- muy natural y fluida, donde el protagonista no es un simple peón que se limita a hacer lo que le mandan, sino que cuestiona todo lo que ocurre y pregunta constantemente por ello.

La duración del juego puede rondar las 8-9 horas, aunque teniendo en cuenta la cantidad de secretos disponibles, algunas pequeñas tomas de decisiones, coleccionables y distintos finales según nuestra acciones, se convierte en un juego que estaremos encantados de rejugar varias veces hasta conseguirlo todo.

Yuppie Psycho es una pequeña genialidad cargada de originalidad y buen hacer, con la que con tan solo dos juegos, esta desarrolladora española se postula como una de las mejores del sector patrio. Estamos ante una obra que destaca en todos sus apartados y lo hace de forma llamativa y poco común, atreviéndose con una apuesta tan arriesgada como ambientar un survival horror en el propio entorno laboral. Merece la pena darle una oportunidad, incluso si no se es fan de este género.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Another Indie Studio