De la mano de Milkstone Studios, un estudio patrio afincado en Oviedo, nos llega a Nintendo Switch su juego más famoso, Ziggurat. Pero Ziggurat no es un juego nuevo, ya sorprendió en PC en 2014, y constató su calidad en PlayStation 4 y Xbox One en 2015. Hasta se permitió tener una versión para la denostada Nintendo Wii U en 2016. Y ahora, siguiendo el paso de muchos indies que han querido probar suerte en una nueva plataforma, nos llega Ziggurat a la híbrida de Nintendo.

Ziggurat es un dungeon crawler en primera persona donde tendremos que explorar y salir con vida de los cinco niveles que forman el Ziggurat, una edificación con forma piramidal. Lo interesante es que se le ha aplicado al juego mecánicas roguelike, de forma que cada vez que nuestro personaje muera, o finalice los cinco niveles, al volver a empezar, los niveles, los cuales están construidos por habitaciones interconectadas, se generarán aleatoriamente, haciendo que cada partida sea distinta y no haya dos partidas iguales. También tendremos varios niveles de dificultad para afrontar el reto.

En este caso la función de los elementos roguelike es que cada vez que juguemos, lo hagamos con la experiencia y nivel acumulado hasta ese momento, con las cartas que hayamos desbloqueado, y con otros extras desbloqueables también, como nuevos personajes jugables, o modelos para la galería, que se irán desbloqueando conforme vayamos cumpliendo objetivos que van a requerir varias partidas.

El juego carece de un modo historia como tal, aunque si que hay una pequeña narración al comienzo de la aventura que sirve para poner al jugador en situación. Encarnaremos a un aprendiz de mago que, después de 20 años de duro entrenamiento, estamos listos para afrontar la prueba final que nos otorgará el título y derecho de ser un mago. Para ello solo deberemos superar los cinco niveles del Ziggurat, un lugar dominado por el mal y por hordas de monstruos y demonios que nos van a hacer la vida muy difícil.

Y es que al principio no nos resultará sencillo no morir, y caeremos más bien pronto, pero en cada partida iremos subiendo de nivel conforme recojamos los orbes amarillos que sueltan los enemigos al morir, lo que permitirá que escojamos entre dos cartas aleatorias de entre las que tengamos desbloqueadas, y estas cartas nos ofrecerán distintos tipos de mejora como pueda ser regeneración de vida, nuevas armas, menor coste de maná, etc. Además podremos desbloquear más cartas de forma que la elección será cada vez más diversa.

Cada vez que empecemos la aventura, el objetivo será siempre el mismo, avanzar por las distintas estancias acabando con todo lo que se nos cruce en el camino, y no nos quedará otra, pues no podremos salir de una estancia hasta haber matado a todos en ella, mientras exploramos en busca de tesoros, armas más poderosas, y la llave del nivel, que será necesaria para desbloquear la lucha con el enemigo final de ese nivel determinado. Una vez vencido, pasaremos al siguiente nivel y volveremos a repetir el mismo proceso. En la exploración podremos encontrar cofres, y también altares, que nos ofrecerán tesoros a cambio de vida o maná.

Para tener garantías de éxito, además de las cartas con efectos, dispondremos de un buen arsenal. Empezaremos con una varita, que aunque su disparo es ilimitado, no es muy rápido ni fuerte. Podremos conseguir bastones, armas elementales, bombas, etc. de las que podremos equipar cuatro a la vez e ir cambiando entre ellas con un bastón. Estas armas gastan maná por lo que tendremos que racionar su uso para cuando realmente las necesitemos. Hay que añadir que cada habitación o instancia puede ser normal o estar bajo una regla, por ejemplo enemigos venenosos, o solo puedes disparar en el aire, que complicará más las cosas.

A pesar de ser un dungeon crawler bastante fiel al estándar del género, hay que destacar que el gunplay de Ziggurat es casi tan bueno por sí solo como el resto del juego. El control es muy arcade, rápido y fiable, frenético por momentos, que nos recordará mucho a la franquicia Quake y sus sucedáneos, por lo que ponernos al mando nos premiará con una experiencia old school bastante divertida. Y junto a los elementos roguelike que están muy bien implementados porque lejos de caer en la monotonía y la repetitividad, el riesgo de estos elementos, nos picará a volver a jugar, porque cada partida aportará un beneficio palpable que nos va a ayudar en el siguiente intento.

Ziggurat tiene un apartado técnico correcto donde prima la efectividad sobre lo visual, y es que los entornos y los escenarios son correctos pero poco más, tampoco parece que el apartado artístico sea su fuerte, con diseños bastante genéricos y sin variedad en los escenarios, aunque esta es la consecuencia de tener que ser generados aleatoriamente. Los enemigos si presentan variedad, pero también pecan de genéricos. Posiblemente el apartado visual sea el punto más bajo del juego, sin embargo su rendimiento si es bueno, y en las diferentes partidas, apenas hemos notado algún bajón de frames, cosa a celebrar, pues otras versiones como la de Wii U salieron en su día con importantes taras de rendimiento.

Los efectos de luz sí que están logrados, en especial los de las armas. No son espectaculares, pero si que aporta ese toque para que el juego nos entre más por el ojo.

La banda sonora está bastante bien, con temas que acompañan muy bien a la acción y que dejan una sensación a clásico que conjunta perfectamente con el juego. Los sonidos FX y las voces también están a gran nivel, suenan convincentes y a un buen volumen sin caer en la estridencia.

Habrá gente que con Ziggurat se encuentre decepcionada, algunos se aproximarán a él buscando un shooter en primera persona old school, y Ziggurat lo parece, pero no lo es. Otros se acercarán buscando un dungeon crawler más puro, y se encontrarán un gunplay digno de Hexen o Heretic. Pero aquel que busque lo mejor de ambos géneros esta de enhorabuena, pues Ziggurat cumple con ambos y lo hace de forma solvente. Pronto nos veremos jugar y jugar para desbloquear más cartas que además de usar en el juego, podremos verlas en el menú de extras, junto con la biblioteca, el bestiario, el salón de la fama y los créditos. También el reto diario ofrece algo de diversidad y ayudará a que juguemos más tiempo después de habernos acabado el juego.

Aunque también hay que decir que Ziggurat no es perfecto. Un argumento siempre suma y pocas veces resta, y en este juego es prácticamente inexistente, más allá de dar una pequeña razón al por qué estamos donde estamos. El juego funciona sin él, pero seguro que no hubiera hecho falta mucho para poder añadir algo simple y aparente. Otro punto a tener en cuenta son las reglas de algunas instancias, es cierto que añade reto y cierta diferenciación, pero algunas reglas como la del disparo en salto son frustrantes, al menos a mí me lo ha parecido. Técnicamente simplemente cumple, es resultón pero no ambicioso, aunque tampoco se le puede reprochar en exceso, pues es un indie sin un mecenas detrás.

Concluyendo, Ziggurat era una gran experiencia en las plataformas que había salido, y en Switch repite el esquema, con el añadido de poder jugar el título en portátil, donde también funciona muy bien por ser un juego de partidas cortas. Si aún no lo has jugado en otras plataformas, esta es una muy buena oportunidad.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Milkstone Studios