Un poco de originalidad siempre viene bien y se agradece. Veréis, en el mundo de la automoción, la creación de vehículos es cara. Así que antes se crean prototipos, pero antes del prototipo hay que crear el concepto, la base real. Entonces montas vehículos de cartón a ver si todo cuadra con lo que tienes en la mesa de diseño. Y ya que nos ponemos ¿Por qué no probarlos destrozándolos unos contra otros? Esto es Concept Destruction, de Thinice Games, y publicado por nuestra bien conocida Ratalaika.
Estamos ante un simpático juego de demolición de coches, un battle royal de bugas. Ese es el objetivo de cada nivel y partida, dentro de las diferentes modalidades disponibles. Sobre un circuito, que suele ser una mesa de diseño llena de todo tipo de elentos ‘diseñatorios’ como tijeras, edificios de cartón… cajas de pizza. Pues ahí es donde vamos a ir con nuestro carro de cartoncillo a destruir más carros de cartoncillo. Asín, tal cual.
Es una idea muy simpática y especial. Los ‘estadios’ de demolición en ese entorno minimalista y cotidiano, pero también, con elementos específicos como árboles o hasta una catedral, de cartón también, dibujados con bolígrafo, me traen buenos recuerdos de la saga Micro machines de Codemasters, aunque aquí la idea no es recorrer los niveles sino usarlos para destruir, escapar, y hasta escondernos si hace falta.
Esto funciona por rondas, tiempo y número de vehículos determinado, tal o cual nivel, y elegir coche. Comenzamos solo con uno, pero al avanzar en el modo Campeonato, podemos desbloquear más, con sus características propias, habiendo ocho vehículos y ocho arenas en total para usar en otros modos de juego. Empiezo con el agua fría, se hace escaso este contenido de cara a echarle horas.
Es que el modo campeonato se puede completar casi a la primera. Obviamente será muy difícil que lo hagamos con el coche de cartón inicial, de ahí la necesidad de conseguir más puntuación y desbloquear nuevos vehículos con mejores cualidades. Pero cuando consigamos uno decente, podemos acabar sus ocho circuitos, y en función de la puntuación lograda, haber desbloqueado también todos los vehículos. Si no es así, bien podemos repetir y seguir superando puntuaciones.
Este modo es el más destacado. El que debe conseguir que volvamos una y otra vez aún teniendo todo el contenido desbloqueado, para mejorar puntuaciones, o personalizar sus parámetros de forma muy diversa en el menú de opciones (numero de vehículos, resistencia, daños, tiempo…). Desgraciadamente, su concepto jugable no es tan divertido como para picar lo suficiente.
Si la idea y aspecto del juego es simpática y atrayente, el jugarlo no lo es tanto. Se pasan buenos ratos mientras piñamos otros coches, recorriendo los circuitos para escapar, o buscar víctimas. Pero con el mando en la mano las cosas no circulan adecuadamente. Tener que dar vueltas por los circuitos no solo puede hacerse monótono sin pasar mucho tiempo, sino que si no golpeamos a ningún vehículo en un determinado tiempo, perdemos la ronda entera. Al ser rondas rápidas, bueno, tampoco es el fin del mundo. Y la idea evita que nos escondamos como pulgas mientras los demás coches se matan entre ellos… o ellos solitos.
Ese es otro punto, la IA, porque está genial que unos vehículos sean unos cafres y no nos den respiro; o que otros sean más conservadores, pero sin poder confiarnos; o que algunos sean más de circular, pero sin olvidarse de para que estamos aquí. En la práctica, te encuentras con coches que se chocan solos contra las paredes y obstáculos, otros que dan vueltas como idiotas, y otros que parece que tienen un algoritmo de huida que hace que pierdas la ronda intentando perseguirlos continuamente porque pasan de chocarse con nadie. La CPU no tiene límite sin toques como nosotros.
Al modo campeonato se le suman modos sencillos como el turorial ‘Escuela’, y ‘Eventos Individuales’. En el primero, tres sencillas pruebas para aprender a manejar nuestro cartoncar, que si quieres, puedes intentar superar tus tiempos en ellas, pero dudo que nadie gaste mucho tiempo en eso. En el segundo modo, tenemos rondas individuales seleccionando alguno de las arenas desbloqueadas en el modo Campeonato, y como digo, muy personalizables gracias al menú de opciones. Luego, está el modo supervivencia donde todo el mundo va a por nosotros, esto mola, hay que decirlo. Y el modo turista, donde no podemos ser destruidos.
A esta claramente escasa oferta jugable, se le suma el modo Multijugador, solo de manera local, tanto en PC como en consolas. De hecho, no entiendo algunas informaciones del juego que hablan de juego online. A día de hoy, como digo, solo local. Simpático, desde luego, pero también de vida y opciones escasas.
Sobre los aspectos técnicos, es que si el juego se hace tan simpático es tanto por su faceta visual como verlo en movimiento. El material celuloso que rige vehículos y obstáculos, queda físicamente muy conseguido. Ver nuestro coche medio destrozado, con fragmentos como las puertas, colgando, el peso (o la falta de él) de esos accesorios, es bastante alegre. O los detalles dibujados a bolígrafo. La verdad es que cumple muy bien aquí. Y también en la música, que es muy guitarrera, cañera y dinámica. N0 es que os vayáis a quedar con las partituras, pero acompañan de la leche en estos derbis de demolición.
Y poco más. Como otros Ratalaika, logros/trofeos fáciles, aunque aquí hay acciones especiales para sacar algunos, que tampoco dan mucho recorrido al juego. Por supuesto, el precio es muy barato, y puede merecer acercarse a él unas horas, pero asumiendo que no nos va a dar mucho. En todo caso, yo creo que nos va a dejar a todos los que nos hayamos acercado a él una sonrisa.
Este análisis se ha realizado con una copia cedida por Ratalaika Games.