Siempre me ha atraído la temática de ladrones, desconozco el motivo. Quizás porque cumple con ese deseo y esas ganas que tenemos de querer romper las reglas establecidas algunas veces o simplemente porque disfruto de los elaborados planes que se les ocurren. Por eso, cuando llega a mis manos alguna obra de este tipo me pongo inmediatamente a disfrutarla, y eso es lo que me ha pasado con Thief of Thieves.
Thief of Thieves, obra del estudio finlandés Rival games, es un juego narrativo y de sigilo basado en un comic del célebre autor Robert Kirkman –The Walking Dead, Invincible-. En él, nos pondremos en la piel de Celia Kowalczyk, una joven ladrona profesional que bajo las órdenes de su jefe y mentor, Conrad «Redmond» Paulson, viaja por todo el mundo planeando y ejecutando robos de alto nivel. Esto le pondrá no sólo en el punto de mira del FBI, sino también en el del resto de bandas de ladrones del mundo.
A través de un maravilloso tutorial integrado en la propia cinemática inicial, empezamos a conocer los primeros detalles de la historia y los personajes. Celia acaba de aterrizar en el aeropuerto de Los Angeles, pero justo cuando se dispone a salir es retenida por una agente federal y a partir de este momento es cuando el juego empieza a mostrar sus dos vertientes: narrativa y sigilo
En la parte narrativa nos vamos a encontrar con una historia llena de suspense, giros de guion, traiciones y más cosas que no queremos desvelar. Con un formato episódico que recuerda mucho a las aventuras gráficas de Telltale games –como The wolf among us o Regreso al futuro-, podremos manejar a Celia directamente con los controles y hablar con el resto de personajes para obtener información. Contamos también con un sistema de decisiones que van a determinar la forma en la que se llevan a cabo los golpes. A pesar de ello, la historia sigue un único camino prefijado y no va a variar, lo único que podremos decidir será la forma en la que queremos llevar a cabo los robos o las respuestas que ofrezcamos, pequeñas variaciones que le dan un toque de rejugabilidad al juego.
Por el otro lado tenemos el sigilo, ahí es donde entran los robos propiamente dichos. Al más puro estilo Hitman, podremos enfocar la forma en la que alcanzamos los diferentes objetivos de la misión: ¿engatusamos a la víctima para que nos revele la combinación de la caja fuerte o nos colamos a escondidas para robarla? ¿creamos una distracción o entramos por la fuerza? ¿preferimos ir con el hacker o con el experto en cerraduras? Todas estas cosas las podremos decidir antes de las misiones o durante la marcha si las cosas no salen como queremos, aunque la variedad de elecciones tampoco es demasiado grande y normalmente acabaremos yendo a lo que menos problemas nos dé.
Ya metidos en plena acción, el juego se convierte en un simulador de ladrón puro y duro. Los guardias están siempre alerta y reaccionan a nuestros movimientos, si corremos oirán el ruido de nuestras pisadas y si nos ocultamos en las sombras seremos invisibles, a veces lanzar un objeto y crear una distracción puede ser nuestra mejor baza. Pero no solo de esconderse vive el ladrón, también tendremos que saber hacer un poco de todo. En ocasiones tendremos que utilizar la ganzúa para abrir una puerta o hackear algún aparato, debemos enfrentarnos entonces a un pequeño «puzzle» que nos obliga a ser rápidos y habilidosos con el mando si no queremos que nos pillen en pleno delito.
Contamos además con un botón de pistas que, al mantenerlo pulsado, nos ofrece una serie de indicaciones -sin ser demasiado reveladoras-, como por ejemplo objetos y rutas que a simple vista sean difíciles de ver, ya sea por su tamaño o por estar fuera de cámara. Sobre dicha cámara también es necesario hablar, ya que en muchas ocasiones nos deja totalmente vendidos. El indicador nos dirá que hay guardias en la sala pero no tenemos forma de saber si están en movimiento o si miran hacia nosotros, por lo que la mayoría de veces desplazarse resulta un acto de fe para que no nos vean, al igual que intentar cruzar una puerta en una huida y no acertar a atravesarla, lo que nos ocurrirá más veces de las que desearíamos.
Respecto al apartado visual, lo cierto es que hay poco que reprochar. En el aspecto gráfico nos encontraremos con un cel shading precioso, con una paleta de colores muy variada y un sistema de iluminación que no desmerece, dándole un aspecto muy parecido al del propio comic. De la misma forma, las animaciones están muy trabajadas y dotan de un toque de realismo a los personajes. Las cinemáticas tampoco pasan desapercibidas, mediante un sistema de viñetas estáticas y un estilo artístico muy inspirado en la obra original, hace que aumente más la sensación de que estamos ante una novela gráfica jugable.
Quizá el apartado sonoro es el que peor parado sale: el juego está en completo inglés, tanto voces como textos, además en los diálogos se utiliza bastante «jerga de ladrones» y es habitual no entenderlo todo, por lo que más vale tener un buen nivel de inglés o no podremos disfrutarlo en condiciones. Las voces de los personajes están bastante bien escogidas, con un doblaje muy profesional y dotándole a cada personaje del acento propio de su lugar de procedencia. En cambio, los efectos de sonidos y banda sonora son anecdóticos, escasos y de poco lucimiento, pocas veces le prestaremos atención mientras jugamos.
Thief of thieves: Season one es una obra que tiene personalidad propia, sabe integrar perfectamente la parte jugable en una historia interesante y original. Con un aspecto visual y narrativo que siempre nos recuerda que estamos ante un comic jugable, se convierte en una buena opción para los fans del género de ladrones. Tiene errores de diseños que en ocasiones entorpecen el ritmo de juego y la falta de traducción le cierra muchas puertas, pero aun con todo se nota el cariño y dedicación que le han dedicado. Esperemos que solucionen todos los errores en una posible temporada 2.
Este análisis ha sido realizado con una copia cedida por Rival Games