Cuando pensamos en grandes éxitos de los videojuegos en los años 90 inmediatamente se nos vienen a la cabeza nombres tales como Doom, Tomb Raider o Resident Evil, pero es curioso que no demasiada gente recuerde el nombre de Myst. Myst fue publicado en 1993 y durante muchos años, hasta la llegada del fenómeno de Los Sims en la década siguiente, ocupó el trono del videojuego de PC más vendido de la historia. Quizá es normal el olvido, a pesar de que es un juego que ha sido porteado, relanzado y remakeado en numerosas ocasiones, si tenemos en cuenta que era un producto muy ligado a su tiempo.
Se trataba de una aventura gráfica con fondos prerrenderizados que nos transportaba a una isla plagada de puzles ambientales. Nos desplazábamos de pantalla a pantalla, ya que no había posibilidad de libre movimiento, tratando de averiguar cómo resolver los puzles, sin ningún tipo de pista o indicación sobre nuestro próximo paso o tarea a realizar. Teníamos total libertad para intentar averiguar cómo avanzar, como si de una especie de, por poner un ejemplo un poco forzado, The Witness primitivo se tratase.
El juego, como ya hemos comentado, fue un éxito espectacular y acabó resultando uno de los principales impulsores de la adopción de la tecnología CD-ROM en el ámbito de los videojuegos. Por tanto, como es lógico, era inevitable que los hermanos Rand y Robyn Miller, las mentes creativas detrás de Myst, se embarcasen en el desarrollo de una secuela. Después de un desarrollo de tres años nació Riven, publicado originalmente a finales de 1997 con el pomposo nombre de Riven: The Sequel to Myst.
La historia de Riven se desarrolla inmediatamente después de los eventos de Myst. Una vez más tendremos que ayudar a Altrus, que esta vez nos solicita ayuda para salvar a su esposa Catherine de las garras de su padre Gehn. Catherine ha quedado atrapada en Riven y debemos rescatarla y desterrar a Gehn. Dicho así no parece una historia demasiado interesante, pero apenas araña la superficie de lo que nos encontraremos cuando lleguemos a Riven. Se trata de un mundo homogéneo con religión, cultura, lenguaje y mitos, y para salvar a Catherine será necesario aprender su sistema de numeración, descifrar sus mitos y explorar sus vastos espacios.
Es necesario señalar que Riven es BASTANTE difícil, quizá la entrega más difícil de toda la saga Myst, pues en este juego se aumentó en gran medida la complejidad de los puzles y la interconexión entre ellos. En Myst por norma general cada puzle era independiente de los demás, pero en Riven los puzles forman parte de un sistema interconectado y no es de extrañar que sus soluciones se entrelacen o que las herramientas para su resolución las encontremos en el otro extremo de la isla. Es decir, por ejemplo, el juego nos plantea casi al principio un par de puzles que no podremos resolver hasta prácticamente el final del juego, unas vez se nos hayan dado una serie de pistas que a su vez dependen de ir resolviendo algunos otros puzles.
En cualquier caso, la mayor dependencia de los puzles entre si no es el único motivo detrás del incremento de dificultad, pues también las soluciones se han hecho más inaccesibles. Resolver los rompecabezas que se nos plantean en Riven requiere una buena dosis de paciencia, papel, bolígrafo y una gran capacidad de pensamiento lateral y razonamiento abstracto, si bien es verdad que, una vez alcanzadas, todas las soluciones resultan ser bastante lógicas en el fondo y no hay ningún puzle que acabe resultando injusto o absurdo.
Este lanzamiento de Riven llega, al igual que ocurrió con Myst hace unos años, de la mano de un remake total en el apartado gráfico, utilizando en esta ocasión el potentísimo Unreal Engine 5. El motor desarrollado por Epic Games consigue que el juego tenga un apartado visual fantástico y la combinación entre el arte original y un motor gráfico de última generación acaba produciendo estampas de gran belleza ante las que es inevitable quedarse boquiabierto en ocasiones. Eso si, esto tiene un coste, pues el rendimiento del juego no acaba siendo todo lo bueno que desearíamos y de forma puntual hemos experimentado pequeñas ralentizaciones y tirones, aunque no llegan a entorpecer la experiencia. Asimismo, el juego tiene compatibilidad con Realidad Virtual y al sumergirnos en su mundo utilizando nuestro visor se consigue una experiencia totalmente inmersiva.
Cyan Worlds ha logrado capturar toda la esencia y encanto de Riven y ha sabido como adaptarlo a los tiempos actuales, pero manteniendo el respeto por la obra original. Es un título con una propuesta tan particular y tan alejada de lo habitual en los juegos de hoy en día que resulta difícil que pueda conectar con el gran público, pero si te gustan las aventuras gráficas y eres un jugador paciente y reflexivo no puedes dejarlo escapar.