Desde el primer vistazo, Caravan SandWitch nos llama poderosamente la atención por su enigmático mundo, sus personajes peculiares y la historia que se nos presenta. Desarrollado por el estudio parisino Plane Toast, su primer título combina elementos de plataformas y exploración en un mundo abierto de tamaño generoso pero no masivo. En lugar de enfrentarnos a enemigos o temer la muerte, Caravan SandWitch nos invita a explorar su mundo sin la presión habitual y sin necesidad ninguna de combatir, lo que se traduce en una experiencia mucho más relajada que nos recuerda mucho a otros grandes títulos como Jusant o a Sable.

La historia se centra en Sauge, una joven que regresa a su hogar en el planeta Cigalo en busca de su hermana desaparecida. Seis años después de ser considerada muerta, una extraña señal de socorro de la nave de Garance parece indicar su paradero en el mismo planeta. Nada más llegar tendrá que reencontrarse con la familia, amigos y conocidos que dejó atrás, y seguir la pista de la señal de socorro no será tan sencillo por unos inhibidores de frecuencia que bloquean la frecuencia de las comunicaciones y están repartidos por Cigalo. Sauge tendrá que emprender un viaje no solo físico, sino también emocional, reflexionando sobre las conexiones familiares y la pérdida.

La jugabilidad de Caravan SandWitch destaca por su mundo abierto que permite a los jugadores explorar sin límites ni temporizadores. Esta ausencia de amenazas -no podemos morir y no existen peligros ni mecánicas de combate- proporciona una experiencia más tranquila, donde el enfoque se centra en la exploración y el descubrimiento. Mientras avanzamos, nos encontraremos con objetos, personajes y misiones secundarias que enriquecen la experiencia general y añadirán bastante variedad -aunque no faltan las misiones de recadero.

El juego también incorpora elementos típicos de tipo metroidvania, donde al principio encontraremos lugares y ruinas bloqueadas por puertas y mecanismos que podremos desbloquear a medida que obtengamos las mejoras pertinentes de nuestro vehículo. A medida que exploramos, encontraremos varios puzles para superar los obstáculos que se nos presentan. Las mejoras que consigamos, como un radar que escanea objetos útiles o un gancho para abrir puertas pesadas, etc., serán indispensables para avanzar en la aventura.

Sauge se desplazará por Cigalo en una especie de furgón que se convierte en una herramienta esencial para resolver rompecabezas ambientales y explorar. A medida que recolectamos componentes de antiguos sistemas informáticos por todo Cigalo, podremos mejorar el furgón, lo que nos permitirá acceder a nuevas áreas y desafíos. Esta recolección de componentes no solo es crucial para el progreso, sino que cada mejora hace avanzar la historia y pasar al siguiente capítulo -antes se nos dirán que misiones tenemos pendientes y si queremos seguir o esperar-.

Este mundo deshabitado en su mayor parte está lleno de ruinas del Consorcio, una corporación que explotaba los recursos naturales del planeta de forma irresponsable y que tuvo que abandonar el planeta hace 40 años por la aparición del TARAASK un fenómeno de naturaleza desconocida que afecto al planeta y fue la causa de que este ahora casi deshabitado. Por supuesto la historia nos depara muchas sorpresas y giros inesperados que nos acercan tanto a la razón de la desaparición de nuestra hermana como a los hechos que ocurrieron hace 40 años cuando apareció el TARAASK.

Explorar Cigalo será una experiencia bastante interesante y la exploración siempre se verá recompensada. Las misiones secundarias están bien diseñadas y son abundantes, permitiéndote ayudar a los residentes de nuestro pueblo natal y a otros personajes que encontraremos por Cigalo. No solo obtendremos recompensas en forma de componentes -tan necesarios para el avance de la historia-, sino que también profundizaremos en la historia de Cigalo y el Consorcio.

El elenco de personajes que encontraremos es uno de los mayores aciertos de Caravan SandWitch. Cada uno tiene su propia historia y personalidad, y en cierto modo tienen su peso en la historia. Los diálogos con ellos son ingeniosos y aportan un toque de humor, lo que hace que cada interacción con ellos sea divertida y no se nos haga pesado. A medida que avanzamos, se revelan más detalles sobre sus relaciones y sus secretos, además de darnos acceso a más contenido en forma de misiones.

Cada personaje tiene sus propias misiones secundarias que no solo te permiten ganar recompensas, sino que también te brindan la oportunidad de conocer más sobre sus vidas y los problemas que enfrentan. Esto ayuda a construir un sentido de comunidad dentro del juego, enfatizada por la red TOASTER -una pseudo red social de los habitantes de Cigalo que se usa para mantener contacto con ellos y comprobar el estado de las misiones-, haciendo que el mundo de Cigalo se sienta más vivo y dinámico. Cada nueva interacción no solo avanza la trama, sino que también enriquece la comprensión del jugador sobre el mundo de Cigalo y su gran misterio.

Desde el punto de vista visual, Caravan Sandwich es un auténtica belleza y tiene mucho encanto. El apartado artístico hace uso de un cel shading con un estilo de cómic moderno que capta a la perfección la esencia del juego, con entornos que van desde una tranquila costa hasta grandes desiertos salpicados por ruinas de un pasado turbulento. La atención al detalle es bastante alta, con guiños y elementos ocultos que invitan a explorar a fondo. El diseño de los personajes también tiene su encanto; cada uno tiene un estilo distintivo que refleja su personalidad y trasfondo -y de esto hablaremos al final-.

La música y los efectos de sonido complementan la experiencia de juego de manera efectiva. La banda sonora contiene temas creados por la compositora francesa Antynomy, todos ellos de gran calidad. Los efectos de sonido, desde el murmullo de la naturaleza hasta los ruidos mecánicos de nuestro furgón, contribuyen a una inmersión total en el mundo de Cigalo.

En términos de rendimiento, el juego se ejecuta de manera fluida en la versión que hemos jugado -PlayStation 5-, lo que permite que la experiencia de juego fluya sin interrupciones. Lo único a comentar son pequeños fallos de cámara en algunas situaciones donde al forzar alguna posición la cámara tiembla hasta volver a la posición correcta durante un par de segundos, no es frecuente pero si que lo veremos en varios momentos durante nuestra aventura.

En resumen, Caravan SandWitch es una experiencia encantadora que combina exploración, emoción, misterio, y jugabilidad relajante. La ausencia de combate y la libertad de explorar a nuestro propio ritmo ofrecen un gran aliciente para todos los públicos. Pero creemos necesario hacer un comentario en este momento, y es que el juego tanto a nivel historia como a nivel de diseño de personajes tiene un estilo «woke» bastante pronunciado. No consideramos que sea algo valorable o afecte de forma alguna a la historia y su desarrollo, simplemente lo mencionamos de manera informativa y para que quede claro que esto es una decisión creativa que no tiene influencia en la gran calidad del juego.

Ya mencionamos al inicio a Jusant y a Sable, dos grandes títulos con algunas propuestas similares a Caravan SandWitch -aventuras con poderosa narrativa y carencia de combates o peligros-, y el título de Plane Toast, con su propio estilo, se pone a la altura de estas obras. Un mundo abierto de tamaño adecuado y lleno de bellos parajes, una potente historia que mezcla humanidad y sentimientos con ciencia ficción y misterio, muchos personajes con los que interactuar y conocer más de sus vidas y sus secretos, y un furgón que prácticamente sirve para todo, ¿que más podemos pedir?