Bad North es un juego de los que irrumpen en el mercado sin hacer apenas ruido, sin una gran campaña publicitaria detrás, ni grandes desarrolladoras o distribuidoras, por ejemplo sus padres, Plausible Concept, son un pequeño estudio sueco de dos integrantes. Sin embargo este título demuestra que no es necesario hacer ruido para hacer bien lo que se propone, en este caso un RTS -Real Time Strategy- con elementos roguelike y un desarrollo tan simple como adictivo.
Y es que la sencillez del título abruma, nuestro padre ha muerto a manos de nuestros enemigos, y es nuestro turno para defender nuestra isla de las hordas vikingas invasoras y dirigir el éxodo de nuestro pueblo de isla en isla. Manejaremos las tropas y las colocaremos estratégicamente donde más nos convenga para repeler a las acometidas de los invasores, todo esto sobre un terreno bastante pequeño, que nos obligará a plantear muy bien nuestra estrategia, pues fallar significará una muerte permanente, como en los tipos de juegos roguelike.
Hemos hablado de simpleza, pero sí es cierto que Bad North incluye algunas mecánicas más que sin ser complicadas, le dan un poco más de profundidad a la acción, como pueda ser la personalización de los batallones de nuestros soldados, o la huida. También hay que decir que nunca jugaremos una partida igual a otra, ya que además de la muerte permanente, las islas se generan aleatoriamente en cada partida.
Nuestra andadura en Bad North comenzará con la generación aleatoria de un archipiélago, y el control de un par de batallones, que deberemos colocar estratégicamente para hacer frente a las incursiones vikingas en forma de barcas con un número de enemigos variable. Si tenemos éxito, las edificaciones que sigan en pie en nuestra isla nos darán monedas de oro con la que podremos mejorar los objetos especiales que podemos equipar en nuestro batallón. Podremos desplegar tantos batallones como comandantes tengamos, y cambiar de clase entre lanceros, arqueros e infantería. Cada clase tiene sus cualidades y su superioridad sobre otra de las dos clases funciona con un triangulo de armas, que tendremos que tener en cuenta a la hora de enfrentar al enemigo dependiendo de su unidad. Cada tipo de batallón tendrá un ataque especial, y cualquier batallón podrá equipar un objeto de los que se pueden encontrar que mejorará ciertos atributos, y que podrá ser mejorado con oro.
Si en el combate perdemos soldados de un batallón, no debemos de preocuparnos, porque para el siguiente turno se repondrán, pero si perdemos un comandante, perderemos el batallón. A lo largo de la aventura se nos irán añadiendo comandantes a los iniciales que manejaremos, pero de forma aleatoria.
Con las tres clases de batallones y sus habilidades, es donde entra en juego el valor estratégico del título, pues deberemos tener en cuenta que la colocación correcta de nuestras tropas es determinante para sobrevivir, sobre todo en islas avanzadas donde el goteo de naves vikingas será constante. En caso de que una batalla se nos tuerza, podemos intentar huir con nuestras tropas hacía otra isla usando las barcas vikingas, aunque sea complicado llegar a ellas.
Cuando hayamos tenido éxito, podremos avanzar por el archipiélago hacía otra isla, que deberemos preparar para defender, teniendo en cuenta que las islas que dejemos atrás, si no tenemos comandantes disponibles, las perderemos, y que aunque tengamos islas atrás e intentemos mantenerlas lo máximo posible solo frenará temporalmente a los vikingos en su persecución nuestra.
Bad North tiene un apartado artístico bastante simpático, y sorprendentemente muy rico en detalles para que estemos manejandonos en superficies tan pequeñas, casi minimalistas. Edificaciones de distinto tipo, bosquecillos, lagos, cascadas, oleaje en nuestras playas, todo esta bien representado, incluso los soldados que forman los batallones, aún con su aspecto deformed sabremos distinguirlos y ver el tipo de arma que portan. Incluso estos chicos de Plausible Concept se han permitido meter cambios meteorológicos como lluvia, viento, nieve, todo un lujo que demuestra el buen hacer de los desarrolladores y aportan bonitos detalles que hacen el plano artístico más redondo.
Para el apartado sonoro hay que destacar la colaboración de Martin Kvale, un compositor de la escena indie que ya empieza a dejarse ver por bastantes proyectos de distinta índole –Owlboy, Teslagrad, Hora de Aventuras…-, con unos temas de inspiración nórdica pero con tintes más ambientales que épicos. Los efectos de sonido son también muy variados aunque su volumen es muy superior al de la música, con lo que en plena batalla esta pasará desapercibida.
Bad North nos ha demostrado que con pocos recursos también es posible realizar juegos notables, y con mucho mimo. Un RTS simple pero adictivo, y para nada asequible con sus elementos roguelike, que hará las delicias tanto de los más curtidos en el género como de los que quieran hacer una aproximación a él. Quizá se eche en falta alguna mecánica jugable más, o algún tipo de tropa más, pero lo que esta, funciona, y de forma bastante justa, pues dependerá de nosotros pensar y tomar las posiciones estratégicas adecuadas, y si nos equivocamos, casi con total seguridad la muerte nos este esperando.
La edición de Switch, que es la que hemos jugado, tiene un gran añadido para este título, y es el control táctil, que en esta ocasión y ante un juego de manejo tan simple le viene perfecto si queremos jugar de forma portátil en cualquier lugar, y más con un juego ideal para partidas rápidas como es Bad North.
Esperamos que Plausible Concept siga mostrándonos su talento en el género, y que lo siga haciendo de una forma tan sencilla y con tan buen gusto. La mejor forma de llevar un RTS a consolas y que además y pese a sus escasos medios, lo haga con un juego notable.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Raw Fury
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