Tengo que admitir que nunca pensé que un juego de este estilo y temática me fuese a calar tan hondo, pero Calico ha sabido encandilarme a base de bien en todos sus aspectos. El juego desarrollado por Peachy Keen Games y distribuido por Whitethorn Digital es un agradable paseo por el campo -literalmente- entre tanto juego cargado de acción y mecánicas complejas. Es hora de tomarnos un respiro y regentar nuestra propia cafetería.

La protagonista de nuestra historia -siempre mujer, a pesar de tener un editor de personajes bastante potente donde podremos ponerle incluso barba- llega a un pequeño pueblo con una misión: devolver la alegría y la clientela a la humilde cafetería de su tía, que se ha ido de viaje dejando a nuestro personaje al cargo. Pero no estamos en un pueblo cualquiera, estamos en una región llena de animales de todo tipo y donde la magia es real, pudiendo lograrse grandes cosas con ella.

Calico es uno de esos juegos del género conocido como «daily life», en el que tendremos que regentar nuestro propio negocia día a día y en el que podemos englobar otros juegos similares como Stardew Valley o Animal Crossing, por ejemplo. Nuestra protagonista tendrá que ir recorriendo la región, conociendo a los habitantes del lugar y cumpliendo tareas y objetivos para adquirir nuevos objetos. Pero no nos adelantemos y vamos paso por paso.


En Calico vamos a encontrar tres mecánicas principales, junto a otras más de menor categoría no tan influyentes. La primera de esas mecánicas es la de las misiones o quests: recorriendo las diferentes regiones y áreas del pueblo, iremos conociendo a sus diferentes habitantes, los cuales en ocasiones nos pedirán ayuda para sus propios problemas. Para resolver sus situaciones tendremos que encontrar a determinados animales, hablar con ciertas personas o directamente añadir/quitar elementos a nuestra cafetería para hacerla más al gusto del cliente. Esta mecánica está incluida más que nada para darle algo de vidilla al juego y ofrecer un hilo conductor, al igual que para conseguir nuevos objetos y contenido para nuestra cafetería, pero no debemos plantear el juego en términos de «modo historia» y créditos finales, sino como un incentivo extra a nuestra estancia en el pueblo.

La segunda mecánica es la de la gerencia de la propia cafetería. Como encargada del local, nuestra tarea será habituar y acomodar la tienda para dejarla bien bonita y acogedora. Para ello dispondremos de una serie de mobiliario y decoración que podremos adquirir tanto como recompensa por completar misiones como comprándolas en tiendas, existiendo varios estilos de ellos. Dentro de la tienda podremos cambiar al modo edición con tan solo pulsar un botón y colocar los muebles de la manera que queramos, con un editor que nos recuerda enormemente al de Los Sims.

Pero no solo habrá que colocar muebles, también…¡Gatos! muchos gatos, a puñados, el juego está lleno de ellos y debemos llevarlos al café para atraer a la clientela. No solamente habrá gatos, podremos encontrar también otro tipo de animales a lo largo de todo el mapeado, y con todos ellos podremos elegir tres opciones: , dejarlos en libertad, asignarlos a la cafetería o hacer que nos sigan, todo ello con un límite máximo de animales que podremos llevar encima. Pero también podremos interactuar con ellos, pudiendo utilizar juguetes para entretenerlos, cogerlos en brazo e incluso montarlos -no penséis mal-, todo para el máximo relax de nuestra persona.


Por último, la tercera mecánica es la de la cocina. Tenemos una cafetería donde sirven café, así que también habrá algo para picar, como por ejemplo galletas y pasteles caseros que nosotros mismos tendremos que elaborar. La elaboración de las recetas es muy curiosa a la par que sencilla, pues al interactuar con la cocina veremos cómo nuestro cuerpo es reducido al tamaño de un gnomo y tendremos que poner los ingredientes en el bol con nuestra propia fuerza. No tiene mucho misterio, simplemente habrá que agarrar los ingredientes que se nos piden y lanzarlos al cuenco, cuando los tengamos todos la receta se creará por sí sola. No habrá que hacer ningún QTE ni minijuego para cocinar, así que esta mecánica es bastante simple y, quizás, decepcionante en ese sentido, se podría haber aprovechado más.

Como ya he mencionado antes, no estamos ante un juego que «completar» y en el que ganar, Calico es más bien un lugar mágico al que escapar y desconectar un rato del estrés del día a día. Y la magia es muy importante en ese aspecto, pues podremos conseguir multitud de pociones que nos van a ofrecer opciones y efectos de lo más diversos y curiosos, como por ejemplo hacer que empiece a nevar, cambiar el ciclo de día/noche, añadir efectos especiales a nuestra vestimenta -que podremos cambiar en cualquier momento- y hasta agrandar y reducir el tamaño de los animales para poder cabalgar a su lomo. Os reto a conseguirlos todos porque la verdad es que son muy entretenidos.

El gran atractivo del juego es su llamativo estilo visual, al que he apodado como «sweet pop» a falta de saber su nombre oficial. Todo el juego está repleto de elementos monos y dulces que ofrecen una sensación muy agradable, con una paleta de colores pastel y un estilo gráfico cel shading y de acuarelas que le sienta de maravilla, sin ser especialmente detallado poligonalmente pero no deja de ser precioso. El mapeado es bastante grande, con zonas de bosque, montaña, mar y zonas urbanas, las cuales podremos ver en el mapa para saber dónde nos encontramos en todo momento, ya que es fácil perderse.


En el movimiento y los controles es quizás donde vemos uno de sus mayores puntos flojos. Las físicas de nuestra protagonista se notan un tanto extrañas, no muy trabajadas, en especial la animación de esprintar que reconozco que la encuentro un poco ridícula, como si estuviese huyendo despavorida de algún peligro. Tampoco correrá a demasiada velocidad, tardaremos bastante en llegar al sitio que queremos llegar incluso a lomos de algún animal, lo que hará nuestros viajes un tanto tediosos. Pero bueno, no tenemos prisa, aquí hemos venido a relajarnos ¿verdad?

La banda sonora es sencillamente espectacular, con temas de corte indie compuestos por John «Slide20XX» Smith que transmiten una calma y serenidad enormes, ideal para el tipo de juego frente al que estamos. No solo eso, sino que incluso contaremos con algunos temas vocales interpretados magistralmente por la artista estadounidense Emily Anderson. La pega quizás es que la variedad de temas es escasa y se repiten demasiado, aunque difícilmente nos cansaremos de escucharlos. Respecto al idioma, lamentablemente nos tendremos que conformar con textos en inglés sin voces, y unos efectos de sonido más bien discretos.

Calico es un remanso de paz entre tantos estímulos, un oasis de tranquilidad en mitad de la guerra en el que perdernos por un rato y disfrutar del entorno. Lo sabemos, aquí somos más de acción y violencia, pero si dejáis a un lado cualquier tipo de prejuicio respecto a su temática, su estética y su público objetivo, disfrutaremos de una obra que nos va a gustar muchísimo.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por The Indie Bros.