Por fin Crash Bandicoot 4: It’s About Time ha llegado a la híbrida de Nintendo. Lo que era un secreto a voces se ha hecho realidad, y por fin ha visto la luz esta esperada versión del éxito de Activision y Toys for Bob que llegó al mercado hace unos meses para otros sistemas. Además, este lanzamiento no ha llegado solo, sino que lo ha hecho acompañado de las versiones para PlayStation 5 y Xbox Series X/S. Ya solo queda la versión de PC que llegará al launcher de Battle.net en unos pocos días. Pero centrándonos en Switch, podemos encontrar una gran conversión que, a pesar de los sacrificios lógicos en el plano técnico, dejará bastante satisfechos a los usuarios de Nintendo
La encargada de esta versión ha sido la propia desarrolladora del título, Toys for Bob, empresa perteneciente a Activison y la cual, además de desarrollar el port de Crash Bandicoot N’sane Trilogy para Switch, fue también la responsable de remakear la trilogía de Spyro que también analizamos en nuestro portal.
Como ya se puede intuir, Crash Bandicoot 4: it’s About Time es una secuela directa de Crash Bandicoot 3 de PlayStation, pretendiendo ignorar todos los juegos posteriores -hasta cierto punto- desde la gris de sony hasta nuestros días. De hecho, el juego comienza justo después del final de la tercera entrega, con el Dr. Cortex y N.tropy atrapados en la era jurásica donde quedaron encerrados hasta que Aku Aku consigue abrir un portal dimensional por el que logran escapar. A partir de ese momento, Crash y Coco tendrán que desbaratar nuevamente los planes de su archienemigo en un viaje épico.
Para empezar, no podemos hacer otra cosa más que aplaudir a Toys for Bob por el tremendo juego que ha desarrollado, pues el fan de toda la vida encontrará en Crash Bandicoot 4 todos los elementos de la saga original que llevaba años buscando y por una razón u otra no terminaban de estar presentes en anteriores juegos. El 4 de su título es más que merecido, ya que estamos ante una digna continuación que poco o nada tiene que envidiar a la trilogía clásica, incluso no es aventurado afirmar que la supera. Pero antes de adentrarnos en el juego en profundidad hay que aclarar una premisa constante, la dificultad. Crash Bandicoot 4: It’s About Time es un juego difícil, no imposible ni injusto, pero requiere un aprendizaje, constancia y habilidad.
Volvemos a encontrar el sistema de mundos independientes con varios niveles cada uno, normalmente 3 o 4 más un jefe final cada dos mundos. En esta ocasión, podremos jugar tanto con Crash como con Coco en cualquier momento y en todos los niveles, con tan solo pulsar un botón en el mapa principal alternaremos rápidamente entre uno u otro, aunque no tiene más beneficio que el de jugar con ellos por pura preferencia personal, ya que en cuanto a jugabilidad y movimientos ambos se manejan exactamente igual.
Ya metidos en plena fase, Crash y Coco contarán con todo su arsenal de movimientos clásicos: el habitual giro, salto doble, deslizamiento y pisotón. Todo ello nos servirá para derrotar a los enemigos y conseguir todas las cajas. Si estamos acostumbrados a jugar los juegos originales o a la N’sane trilogy, notaremos que las físicas son muy parecidas pero con sutiles cambios a los que nos tenemos que acostumbrar. Ahora el manejo de los personajes es un poco más ligero de lo habitual y no tienen tanta inercia como antes, además de que el deslizamiento ha sido modificado para ofrecer un mayor control.
El objetivo sigue siendo el mismo: llegar hasta el final del nivel saltando en plataformas y derrotando enemigos para poder avanzar hasta el siguiente, y si por el camino conseguimos romper todas las cajas recibiremos una bonita y valiosa gema -y algunas más que explicaré más adelante-. En esta ocasión desaparecen los cristales rosas que permitían avanzar a nuevos mundos, ya no son necesarios y se han eliminado en favor de otro tipo de coleccionables más retantes. Por supuesto habrá que conseguir también las gemas de colores, para las cuales hay que cumplir ciertas condiciones especiales en cada nivel.
Se siguen manteniendo los niveles bonus, esta vez con más dificultad que nunca. Ya sabéis su funcionamiento: son minifases especiales que se encuentran dentro de los niveles y nos propone romper todas las cajas llegando hasta el otro extremo de la pantalla. No pasa nada si morimos dentro de estos bonus ya que no nos lo contará como una muerte más, pero seremos expulsados del nivel de bonus y tendremos que volver a entrar.
También tenemos el modo contrarreloj, que nos propone terminar los niveles en el menor tiempo posible mientras vamos rompiendo cajas que nos ayudan a detener el reloj durante unos segundos. Superar las contrarrelojes nos bonifica con reliquias de zafiro, oro y platino -y alguna más extra- en función del tiempo que tardemos en completarla, y ya os podemos asegurar que vamos a sudar ríos sangre para conseguirlo.
Regresan enfrentamientos contra los jefes finales, algo que curiosamente no hay en todos los mundos. Nos enfrentaremos a toda la galería de villanos de siempre como N.Gin, N.Brio o N.tropy, entre otros, en enfrentamientos de lo más originales que nos van a gustar bastante. Algo extraño en esta entrega es que la dificultad de los jefes se ha simplificado, pues ahora contaremos con checkpoints en medio de la batalla que van a evitar que tengamos que comenzar desde el principio en el caso de que muramos. Esta decisión va un poco contracorriente del resto del juego y hace que estos enfrentamientos no supongan el mismo reto que el resto del juego.
Más allá de mantener todos los elementos clásicos de la saga, Toys For Bob ha querido ir mucho más allá y se ha atrevido a hacer sus propias aportaciones a la franquicia, que no son pocas y dotan al juego de una profundidad enorme que le sienta de maravilla. La primera diferencia la notaremos en los dos modos de juego que podremos seleccionar al principio, el modo moderno y el modo retro. El modo moderno nos ofrece un nuevo sistema de juego con vidas infinitas, mientras que el modo retro nos ofrece el clásico sistema de vidas limitadas que irán disminuyendo con cada muerte hasta llegar a cero, lo cual nos mostrará la pantalla de game over, aunque al recoger 100 frutas wumpa nos obsequiarán con una nueva vida.
La rejugabilidad se ha visto enormemente potenciada al añadir más gemas a cada nivel. A parte de la habitual gema por conseguir romper todas las cajas, se han añadido otras tantas hasta poder obtener un total de seis por nivel: tres de ellas las obtendremos por coger el 40, 60 y 80% de toda la fruta wumpa total, otra más la conseguiremos si nos pasamos la fase muriendo menos de tres veces y la última consiste en encontrar una joya oculta que se esconde -muy bien escondida- en algún rincón del escenario.
Pero la gran novedad de esta cuarta entrega son las máscaras cuánticas, que vienen a sustituir al anterior sistema de habilidades obtenibles al derrotar a los jefes finales. Contaremos con cuatro máscaras que nos otorgarán poderes especiales: una nos permite ralentizar el tiempo, con otra podremos cambiar de plano dimensional, otra nos deja hacer un giro infinito con el que poder planear y con la última podremos modificar la gravedad. Estas máscaras no podremos utilizarlas siempre que nos venga en gana, sino que estarán restringidas a tramos específicos de algunos niveles, pero su uso es muy especial y nos ofrece nuevas mecánicas a la hora de jugar que otorgan más variedad al juego.
Crash y Coco no serán los únicos personajes jugables, de hecho podremos jugar con otros tres personajes diferentes más: el Dr. Cortex, Dingodile y Tawna de una dimensión alternativa en la que ha dejado de ser la típica damisela en apuros y se ha convertido en una justiciera. Con Cortex podremos atacar a distancia con su pistola de plasma y convertir a los enemigos en plataformas y camas elásticas, Dingodile podrá utilizar su cañón para aspirar cajas a distancia y Tawna contará con un gancho con el que desplazarse y balancearse. La particularidad de estos personajes es que estan limitados a unos pocos niveles -el 90% restante lo jugaremos con Crash y Coco- y no están tan bien resueltos como nuestro dúo protagonista, a pesar de ello se agradece su inclusión por la variedad que nos ofrecen.
Otra novedad de esta cuarta entrega es el multijugador local. Disponemos de tres modos multijugador, uno para dos jugadores llamado «pasa y juega» que consiste simplemente en jugar a vidas, es decir, que si morimos le pasamos el mando a otra persona para que continúe jugando. Los otros dos modos, de hasta 4 jugadores en total, son carrera contrarreloj y combo de cajas. El primero nos propone jugar por turnos para ver quien consigue acabar el nivel en menos tiempo, mientras que el segundo consiste en romper el mayor número de cajas para ir aumentando el multiplicador y conseguir la mayor puntuación. No son modos de juego a los que le vayamos a sacar provecho, pero ahí están para quien quiera jugarlos y alargar la vida útil del juego un poco más.
Por último, tendremos otro modo extra llamado «salto al pasado», que consiste en una serie de niveles especiales a modo de desafío en el que tendremos que romper todas las cajas posibles. Estos desafíos son muy parecidos a las fases bonus que encontraremos dentro de los niveles, pero aún más complicados y sin apenas suelo firme en el que poder descansar. Según la cantidad de cajas rotas, nos obsequiarán con un premio de zafiro, oro y platino, al igual que las reliquias contrarreloj. Para poder desbloquear estos niveles, tendremos que encontrar otro tipo de coleccionables en los niveles en forma de cinta VHS, la cual solo se puede conseguir si llegamos hasta ella sin morir ninguna vez, en caso contrario se volverá transparente y no podremos obtenerla.
El juego cuenta con 38 niveles diferentes -43 si contamos los bosses-, sin embargo, en cierto punto del juego se desbloquearán los niveles N’vertidos, que no son más que los mismos niveles pero jugados en modo espejo y bajo ciertas condiciones especiales, los cuales además cuentan con sus propios coleccionables por separado. Por lo tanto, sumando los 43 niveles originales, sus 43 versiones inversas y los 21 desafíos de Salto al pasado, superaremos la cifra de los 100 niveles.
En cuanto a la duración, Crash Bandicoot 4 es la entrega más larga de toda la franquicia con muchísima diferencia. Completar el modo historia jugando de manera normal, sin pararnos a conseguirlo todo, nos puede durar unas 13 o 14 horas, más que toda la trilogía original junta, y si a eso le sumamos la rejugabilidad que tiene y la tarea de conseguir todos los coleccionables, podemos rondar perfectamente las 40 horas de duración.
El apartado técnico de esta conversión a Nintendo Switch es bastante sorprendente. Prácticamente estamos ante el mismo juego que en sus versiones mayores, con los lógicos sacrificios en resolución y rendimiento. 1080p para el dock, 720p para el modo portátil, y 30 frames por segundo constantes han sido el objetivo de Toys for Bob y lo han conseguido sin una gran pérdida de calidad -el juego se ve muy bien tanto en el dock como en portátil-. La forma de conseguir esto ha sido reducir la carga poligonal de personajes y escenarios, y una leve reducción en la calidad de la iluminación, las sombras y otros detalles. Para compensar se ha usado en algunas superficies una capa cel que ha ayudado a disimular estas reducciones manteniendo la alta vistosidad del título, todo un acierto de la desarrolladora.
Respecto al sonido, el juego se encuentra doblado al castellano con un nivel bastante alto, a pesar de que la mayoría del elenco de voces sean nuevas respecto a otras entregas. En cuanto a la banda sonora, esta corre totalmente a cargo de Walter Mair, quien ya ha trabajado en franquicias como Call of Duty y Grand Thef Auto, consiguiendo temas con inspiración tribal que nos retrae a las composiciones más míticas de la saga. Es cierto que quizás es una banda sonora un poco floja en comparación con el resto de entregas, no tiene muchos temas memorables, aunque mantiene un gran nivel.
Podríamos afirmar sin temor alguno a equivocarnos que Crash Bandicoot 4: It’s About Time es la mejor entrega de la saga. Toys for Bob ha ofrecido el ejemplo perfecto sobre como coger una franquicia prácticamente muerta -a excepción de los remakes que ya partían de una base hecha- y devolverla a la vida con una calidad incuestionable. Y respecto a la conversión de Switch, el trabajo hecho ha sido sobresaliente. Cambiando un poco el diseño artístico con ese toque cel, se ha conseguido un resultado muy aparente con un compromiso del rendimiento mínimo, lo que demuestra que la desarrolladora ha sabido comprender los límites de la máquina de nintendo y adaptarse a ellos de forma loable. Definitivamente no temáis por el futuro del marsupial, pues está en las mejores manos posibles, la digna sucesora de Naughty Dog existe y se llama Toys for Bob.
Este análisis ha sido realizado en Nintendo Switch mediante una copia cedida por Hill+Knowlton Strategies