Hace un par de meses THQ Nordic y Piranha Bytes nos traían a Nintendo Switch una versión del juego de rol y acción Gothic, de 2001. Desde que THQ Nordic se hizo con el estudio germano Piranha Bytes en 2019, ha habido un claro interés en revitalizar sus franquicias con el lanzamiento de nuevas versiones para sistemas actuales de títulos de hace varios años como pasó hace unos meses con Risen, o más recientemente con Gothic y ahora con Gothic II. Es evidente que el foco de THQ Nordic esta puesto en la franquicia Gothic, que además de estas nuevas versiones, también tiene previsto un remake completo para el año que viene desarrollado por el estudio catalán Alkimia Interactive.

Si hace poco os contábamos lo que Gothic Classic -el nombre usado en la versión de Switch- nos ofrecía, hoy le toca el turno a Gothic II Complete Classic para la consola híbrida de Nintendo. Como el propio nombre indica, además del juego original, tendremos incluida su expansión Night of the Raven perfectamente integrada en el juego principal -lo cual presenta varios cambios que afectan al juego completo y que en nuestro caso tendremos que asumir al no tener acceso al juego sin la expansión-. Pero Gothic II Complete Classic no solo reúne todo el contenido oficial de Gothic II, sino que también implementa ciertas mejoras de calidad de vida, una interfaz para el control por mando más refinada -incluso más que la de Gothic Classic y esta vez sí, mejoras gráficas propiciadas por un nuevo motor de iluminación.

Gothic II continua desarrollándose en la isla de Khorinis, como en la primera entrega, pero esta vez el mundo a explorar es mucho más grande. La historia continua directamente después del final del primer juego, con el destierro del Durmiente y la caída de la barrera que cercaba la colonia penitenciaria. Nuestro héroe sin nombre queda atrapado por un derrumbamiento y es salvado in extremis por el mago Xardas, que nos contará la nueva situación, el reino sigue en guerra con los orcos, los presos y delincuentes fugados están sembrando el caos por doquier, y el Durmiente antes de desaparecer consiguió lanzar una llamada para convocar a las criaturas más malvadas, incluyendo a los dragones.

Con este panorama nuestro héroe vuelve a tomar las riendas de una aventura muy similar en estructura a la del primer juego -diferentes facciones a las que unirte, desarrollo de la historia influenciado por nuestras decisiones, y mundo muy rico en exploración e iteraciones con NPCs- pero potenciado en todos sus apartados. El mundo a explorar ahora es más grande, la narrativa más rica y las misiones, tanto las principales como las secundarias son incluso más interesante. Se hace un buen aprovechamiento de las rutinas de los NPCs y el ciclo día-noche -esto no puede que no sea tan llamativo ahora pero en su día estaba bien implementado- y el desarrollo de nuestro personaje es bastante satisfactorio -lógicamente hay que empezar de cero con la excusa de que al quedar atrapados por un tiempo hemos perdido nuestras fuerzas-.

Se podría resumir fácilmente en que las buenas ideas que propone Gothic se encuentran potenciadas y mejor realizadas el Gothic 2. Pero también hay que hablar de la expansión Night of the Raven, no solo por el nuevo contenido que proporciona, sino por el efecto que causa en el juego en general que nos va a afectar desde el primer minuto. Esta expansión añade un nuevo mapeado, Jharkendar, una región al norte de la isla de Khorinis a la que accederemos por un portal creado por los magos de agua. En este nuevo mapeado encontraremos diferentes zonas y una nueva facción, los piratas. Además de las misiones que podremos realizar, no ajenas a la historia principal y además recuperando elementos del título anterior, la expansión también ofrece nuevas habilidades, objetos y mejoras.

Pero como decimos, lo que más nos va a afectar de la expansión es el rebalanceo que aplica al juego completo desde el comienzo. Cuando comencemos nuestra aventura nos vamos a encontrar un juego más difícil de lo que era el Gothic II original, con enemigos más duros, menos pociones, y un reajuste de la economía del juego a la alta. Ganamos en contenido, además de ser un contenido perfectamente integrado y que da empaque a la historia principal del juego, pero perdemos la oportunidad de conocer el Gothic II original, bastante más amigable -o menos difícil- con el jugador menos experimentado.

La versión Gothic II para Nintendo Switch ha recibido más mimo que la versión de Gothic de hace un par de meses. Técnicamente llama inmediatamente la atención el nuevo motor de iluminación que hace que el juego a pesar de sus gráficos desfasados -hablamos de un juego 3D de 2002- resulte llamativo en algunos momentos. También tenemos un modo rendimiento -juego original con mayor frames- y un modo calidad -mejoras gráficas y menor tasa de frames- y un sistema de control por mando rediseñado y aunque parecido, mejor implementado que el de juego anterior. También vuelve el control por movimiento opcional que ya incluyó Gothic Classic.

Aunque hasta ahora solo hemos tenido alabanzas para Gothic II, hay que decir que dista mucho de ser perfecto, no ya solo por el hecho de ser un juego 3D de 2002 que técnicamente no ha envejecido bien, o que el control del juego original, a pesar de estar mucho mejor que el del juego anterior -que era directamente brusco- sigue sin ser tan satisfactorio como debería -la necesidad de enfocar para actuar o atacar nos puede sacar de quicio-. También hay que comentar lo de los bugs, aún numerosos y muchos heredados de la versión de PC, aunque Piranha Bytes esta activamente trabajando en ellos. Por todo lo demás Gothic II es posiblemente el mejor juego del estudio germano, o al menos el título donde alcanzó la maestría en algunas de sus mecánicas, desarrollo y narrativa, y que lo puso a la altura de los grandes juegos de rol occidental.