Hace ya 17 años que, tras los éxitos de la saga Baldur’s Gate, Bioware nos traía otro RPG basado en Dungeons & Dragons -¿quién habla de encasillamiento aquí?-. Un RPG que nos prometía lo nunca visto, además de una épica campaña, nos iba a llegar un multijugador capaz de satisfacer las necesidades de cualquier amante de los juegos de rol de lápiz y papel, con campañas personalizadas con su propio Maestro de la Mazmorra. Todo esto con gráficos ya poligonales, alejándonos del Infinity Engine. Este juego pasó a convertirse en otro clásico de culto, lo que le hizo recibir unas cuantas expansiones que aumentaron exponencialmente las horas que ofrecía al jugador. Por supuesto, hablamos de Neverwinter Nights. Y ahora, por parte de Beamdog, nos llega el juego con todas sus expansiones para Switch, en este Neverwinter Nights: Enhanced Edition.
Pero pongámonos en situación. Corren malos tiempos para la ciudad de Neverwinter. Ha aparecido una plaga, la Wailing Death, que se está llevando por delante a la mayoría de los habitantes, dejando las calles llenas de pilas de cadáveres. La guardia de la ciudad está sobrepasada, por lo que distintos héroes llegan para ayudar en la contención de la enfermedad, al mismo tiempo que se entrenan héroes nuevos en la Academia. Uno de ellos será el avatar del jugador, que llegará invitado personalmente por Lady Aribeth, la paladín del reino. Pero la Academia no es solo un centro de entrenamiento de héroes, guarda un secreto por el que será atacada. Ataque que pondrá en marcha una rueda de acontecimientos que girarán en torno al personaje protagonista, con giros de guion y con momentos épicos.
Vamos a ser sinceros: Ya en su época, Neverwinter Nights no era un juego especialmente agradable a la vista. Pocos polígonos, formas muy cuadradas, en un año en el que salieron juegos gráficamente bastante buenos como Las arenas del tiempo, Max Payne 2, o incluso Caballeros de la Antigua República de la propia Bioware. El juego tardó varios años en ser desarrollado, y eso es algo que se notó especialmente en la parte gráfica, donde ya salió desfasado. Aun así, era uno de esos juegos con los que las horas pasaban volando, en los que empezaba uno a jugar después de cenar y se hacían las 3 de la mañana fácilmente. ¡Con instituto a la mañana siguiente! Y de esa forma volaban las posiblemente 50 o 60 horas que aportaba el juego. Más luego las expansiones, que podían aportar perfectamente unas 50 horas más entre todas.
Neverwinter Nights: Enhanced Edition no es un juego fácil de portear a consola. Como la mayoría de sus congéneres por aquel entonces, estaba diseñado para ser jugado con teclado y ratón. Y, en efecto, no se puede decir que la versión de Nintendo Switch haya salido bien parado de la conversión a control por pad. Aun siendo algo complejo, algunas decisiones de diseño no ayudan. ¿A quién se le ocurre tener que navegar entre menús con la pulsación del joystick?
Como ese ejemplo hay muchos más. El hecho de tener que seleccionar un objeto que está delante del jugador a base de prueba y error, porque depende solo de hacia dónde está mirando el personaje protagonista y si hay dos objetos delante de él, fácilmente seleccionaremos el objeto equivocado. ¡Ni sabéis lo que me costó abrir una de las primeras puertas del prólogo! Tuve que acabar poniendo la cámara arriba y empezar a pulsar el botón de selección como si no hubiera un mañana hasta que se abrió la puerta. Frustrante. Pero pasa con NPCs, pasa con enemigos, y pasa con distintos objetos, que a menudo nos encontraremos moviendo al personaje un pasito a la derecha y otro a la izquierda a ver si ese objeto que tenemos delante pasa a ser seleccionable.
Tampoco ayuda la cantidad de bugs existentes. Varias veces he tenido que recargar partida por glitches diversos o porque un NPC no me decía lo que tenía que decir. Por suerte, el juego deja guardar a menudo, por lo que es algo soportable.
Pero sin duda, lo peor de esta versión es el rendimiento. Entendiendo que Nintendo Switch no es un hardware puntero -sobre todo por su condición de portátil-, uno espera que un juego de hace 17 años cuyos gráficos ya estaban desfasados en la época llegue a los 30 FPS de forma estable. Pero no es así. El juego adolece de un rendimiento muy bajo, sufriendo caídas cada poco tiempo, sin necesidad de tener muchos objetos en pantalla. Ya no hablamos, en efecto, de cuando sí tiene muchos efectos gráficos en pantallas, donde por momentos puede llegar a ser un pase de diapositivas.
Es una lástima que de una desarrolladora donde nos llegan versiones muy buenas, incluso a nivel de control, de los Baldur’s Gate o Planescape Torment nos llegue una versión como esta a medio acabar. Personalmente he querido sacar este análisis más tarde de la salida del juego porque tenía la esperanza de un par de parches en la primera semana que arreglasen este desaguisado, y poder puntuar a un juego como este como se merece. Pero no ha sido posible. Lo dicho, una lástima.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Meridiem Games