¿Quién no echa de menos aquellos maravillosos 90? Los que ya pinten canas sabrán de lo que hablo. Fue una buena época, el final de la escuela, la época del instituto, la vida adulta que se iniciaba justo después, nuestras primeras salidas de fiesta, nuestro primer amor… y precisamente de eso trata Pantsu Hunter: Back to the 90s, de lo que tenía que hacer un joven de los 90 para encontrar el amor. Una pregunta que seguro todos nos hacíamos, y a la que Kenji Kojima, el protagonista de esta historia, encontró respuesta, en las bragas.

Nuestro protagonista, Kenji Kojima, ha empezado la universidad en la capital después de dejar su pueblo. Sin la ayuda de sus padres, tiene que buscar un trabajo a tiempo parcial para mantenerse, pero debido a su espíritu inquieto, cambia de trabajo cada dos por tres, y mientras va adquiriendo experiencia en todo tipos de trabajos. Llega el momento en que Kenji es todo un manitas, y deja todos los trabajos a tiempo parcial para dedicar el tiempo que no está estudiando a ayudar, por un módico precio, a cualquier persona que necesite ayuda, con cualquier cosa, desde arreglar un vídeo VHS, ayudar con los deberes a una compañera, o eliminar los virus de un ordenador.

Pero la verdadera motivación de Kenji no es estudiar, él busca el amor verdadero, y ha desarrollado una teoría sobre que a través de sus bragas, puede conocer la personalidad de una chica, y saber si es la adecuada para él. Todo cuenta, el color, la textura, la forma… Kenji sabe interpretarlo, pero conseguirlas no será fácil, y es ahí donde entra en escena el trabajo de manitas, pues a veces un cliente satisfecho lo recomienda a otro conocido, y a veces ese otro conocido es una bella chica con la que Kenji, una vez en casa de ella, querrá poner a prueba su teoría, encontrando todas sus bragas.

Con este argumento, Pantsu Hunter: Back to the 90s, nos presenta cuatro capítulos que estarán disponibles conforme consigamos acabar el capítulo anterior. La jugabilidad es la de una visual novel, con diferentes respuestas a preguntas o situaciones, entre dos o más opciones, y que pueden conllevar a continuar la escena o a uno de los múltiples finales que tiene cada capítulo, aunque advertimos que solo un final es el verdadero y es el que cuenta para pasar al siguiente capítulo.

Como podremos imaginar viendo las propuesta de este juego y la obsesión de nuestro protagonista por las bragas, los diálogos serán en algunos momentos subidos de tono, aunque no lo suficiente para escandalizarnos, y si nos dejamos llevar mucho por nuestro lado pervertido, quizá acabemos en uno de los finales malos, así que hay que pensar bien las respuestas, o caer en la mecánica de ensayo error y probarlo todo. Esto último no es negativo, pues al principio de cada capítulo, el juego te muestra una pantalla donde se recogen que finales has conseguido, y que bragas has encontrado, a modo coleccionable y completista, con lo que si queremos ver nuestra lista completa, tendremos que rejugar y experimentar todos los finales malos, que además algunos tendrán recompensa, desbloquear escenas adicionales para entender mejor a las chicas.

Pero la jugabilidad del título no es exclusivamente la de mantener conversaciones. En ocasiones nos quedaremos solos, o podremos cambiar de habitación, o tendremos cierto margen de maniobra en el lugar donde estemos, y la acción pasa a ser una suerte de aventura sencilla de point & click donde tendremos que inspeccionar cualquier elemento de la habitación en busca de objetos que nos sean útiles para provocar que la historia de otro giro, o para buscar bragas, y estas se encuentran en los sitios más inesperados o de las formas más absurdas que podamos imaginar. Obviamente en estos momentos de exploración, nuestras acciones también cuentan, y por ejemplo coger y morder una manzana de la cocina de nuestra clienta, puede acabar en tragedia.

Los cuatro episodios de Pantsu Hunter: Back to the 90s están dedicados a distintas chicas, aunque en el cuarto capítulo interactuaremos con las cuatro. El primer capítulo es para la joven y juguetona Haruka, el segundo capítulo para las hermanas Anko, la marimacho y Yukari, la dulce y vergonzosa, el tercer capítulo para la rica, pija, fria y calculadora Anna, y el cuarto capítulo, para las cuatro. Este cuarto capítulo cambia la dinámica anterior, es puramente visual novel y los posibles finales serán para cada una de las chicas, según nuestras decisiones.

Todo suena muy bien, sobre todo si somos del género masculino, pero no nos engañemos, la búsqueda de bragas acaba siendo accesoria, y el final de cada capítulo vendrá dado por las decisiones correctas, no por el número de bragas encontradas, muchas de las cuales son incompatibles con el final correcto. Así pues, todo el peso de la jugabilidad del título se basa en las relaciones interpersonales con las chicas, y desgraciadamente este es el primer y principal problema del juego. Estudiar nuestro entorno o la personalidad de las chicas a través de sus respuestas no servirá de nada la mayoría de ocasiones, pues al final solo se puede llegar de la forma predeterminada, y a esta llegaremos con ensayo y error, ya que muchas preguntas y respuestas no tienen sentido alguno para lo que se supone que estamos tratando, y otras son inmensamente absurdas.

Añadido a este problema, que es intrínseco al título, tenemos el de la traducción a nuestro idioma, que tiene infinitos errores, los de género los primeros, frases sin sentido las que más, y además otras frases que no se han traducido y se han dejado en inglés. Entiendo que un estudio indie pueda tener un presupuesto que no le permita incluir traducción a múltiples idiomas, pero lanzar un producto traducido con el Google Translator y ni siquiera verificarlo con un hispano hablante es de traca. Más o menos se entiende, y fijándote en el contexto, le sacas el significado a las conversaciones, pero cosas así no son del agrado de los jugadores.

En Pantsu Hunter: Back to the 90s el apartado artístico es sin duda lo más destacado del juego. Los diseños de la ilustradora Midnight Myon, de los personajes son un verdadero homenaje a los mangas y animes de los 80 y 90 como Golden Boy, City Hunter, o Kimagure Orange Road por poner algunos ejemplos. Los fondos se ajustan bien a la estética que emite un ambiente nostálgico. La música es simple, melancólica y ambiental, recordándonos a las bandas sonoras de esos animes que hemos mencionado. Y las voces de las chicas están en inglés, aunque no todas sus frases están grabadas, solo las más importantes.

Y ahora lo más importante. Siendo del género que es, y con la poca coherencia narrativa para dar con los finales correctos y seguir avanzando, ¿merece la pena? La respuesta a esta pregunta es muy personal, pues aunque la tara es importante, sobre todo para una visual novel que queda reducida a una mecánica de ensayo y error, y que la temática, aunque parece mucho más subida de tono, de picante no pasa, lo que sí hace bien a través de su arte y su música, y de su historia desenfadad y absurda, es crear reminiscencias de aquellos años 90, de aquellos animes que veíamos en Telecinco por la tarde a la hora de la merienda, y esa sensación lograda tiene un valor tangible a tener en cuenta.

Seguramente la obra de Ascension Dream, quedará relegada a fans del género de las visual novels. Y avisando de antemano de lo tramposo de su desarrollo, donde el ensayo y error pasa a serlo todo, pero si aun así nos atrevemos a darle una oportunidad, o encontramos el juego a un buen precio, quizá merezca la pena darle una oportunidad, sobre todo si creciste en los 90, te garantizo un viaje a tu memoria.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Sometimes You