Los videojuegos de rol más puros y clásicos, nicho casi siempre de PC, no gozan hoy día de la popularidad de finales de los 90 y comienzos de siglo. Pero en esta nueva era de posibilidades de desarrollo y financiación hemos visto todo tipo de regresos y puestas al día, incluso pasar a consolas juegos que parecían solo acotados al PC. Pues Pathfinder: Kingmaker – Definitive Edition es justamente esto, un juego de rol de estilo muy clásico de PC, que vamos a manejar con pad en PS4 y One.

Partimos de una variante del inmortal e imperecedero Dungeons & Dragons, en forma de juego de rol Open Game License, Pathfinder, que manos expertas convirtieron en un videojuego de rol de modos más «Black Isle», con el añadido de gestión de un reino, de ahí el Kingmaker del título. Todo, en su edición completa repleta de correcciones y contenido añadido.

Owlcat Games consiguió en 2018, y mediante Kickstarter, lanzar un juego que podría haber firmado la BioWare más clásica. No por nada, cuenta con gente con experiencia, como Chris Avellone como diseñador y escritor. Y es precisamente a Baldur’s Gate a lo que este juego apela muy poderosamente, al rol tan clásico y recordado, como en Neverwinter Nights o Arcana, como referiencias principales. Y también tan nicho, vamos a decirlo.

Porque Pathfinder: Kingmaker tiene manteca de sobras tanto para quien guste del género solo por esos videojuegos tan complejos y recordados, como para el fan de la bolsita de dados, lápiz y papel. Pero también, hará más complicado el aproximarse al curioso que no esté hecho a este tipo de juegos, aunque también pensando en él, hay atajos y alivios, como cambiar la dificultad en cualquier momento, o saltarse la compleja creación de personajes por patrones ya predefinidos.

Le vamos a echar unas decenas de minutos al editor, si queremos sacarle todo el partido posible.

Nuestra gesta tenía que empezar ahí, en la creación de nuestro personaje. Y los parámetros a empezar a comprenderlo, empezando por su raza y clase de personaje, o la alineación del mismo, que a muchos os sonará eso de ‘leal-neutral’, ‘caótico-malvado’ y toda la caterva de combinaciones de nuestro carácter, que determinarán decisiones y consecuencias muy directas y visibles en bastantes casos en esta larga epopeya, incluidos abandonos y muerte permanente de compañeros.

Sobre la aventura, y centrándonos precisamente en un añadido de estas versiones consoleras, tenemos la elección de un sistema de juego activo o por turnos en combate. Siempre se ‘tirarán dados’ para hacer acciones como determinar quien ataca primero, golpear, evitar, lanzar…pero podemos elegir entre que sucedan en tiempo real o con la acción pausada y dar orden a orden, cambiando entre ambos en cualquier momento. Lo suyo es tirar de tiempo real contra masillas y situaciones controlables, y manejar mejor las más complicadas con este sistema de turnos. Excelente idea, debo añadir.

Luego, como he comentado, la coletilla que presentó este juego con ‘Kingmaker‘ viene de gestionar un reino, de controlar construcción, economía, relación con otros reinos…tras culminar el primer gran acto de la historia. La verdad es que se maneja y compartimenta bien el manejo del reino con seguir viviendo aventuras en los Reinos Robados. Pero sin duda puede abrumar bastante todo esto junto de primeras, aunque también en la gestión hay opciones de hacerlo más fácil y llevadero.

Sobre la historia y desarrollo de la misma, puedo decir que cumple, aunque destaca más por lo bien escrita que está junto a sus situaciones, diálogos, personajes, decisiones, consecuencias… que por lo original de la misma. Juego de fantasía medieval que sigue bien los cánones, sin vuelcos al corazón, pero con un maestro como Avellone se nota la solidez y enorme trabajo del conjunto, eso sí, todo en inglés, voces y textos.

Justamente esta edición definitva ofrece dos expansiones que se pueden jugar de forma independiente, o conectadas a la historia principal. Y si esta ya puede irse por encima de las cien horas, siendo concienzudo y cumpliendo con todo lo posible, ese mismo espíritu puede llevar a otras cuarenta con Varnhold’s Lot y Beneath The Stolen Lands. Os lo he dicho antes, el juego puede abrumar al profano fácilmente.

Y el sacrosanto número que tiraniza cualquier análisis importante del medio viene simplemente por las versiones de consola. Es verdad que corrigen bugs que dieron ríos de tinta hace dos años en PC, que el añadido de los turnos y estas expansiones solo enriquecen aún más un juego con un trabajo enorme detrás. Incluso digo sin problemas, esperando quitar miedos y desconfianza, que con el pad se han adaptado adecuadamente las acciones y el control con tantas variables que un título así ofrece.

Gráficamente, es un claro bajón respecto a la versión de PC. Y también reconozco que el juego se ve bien, pero si ya el diseño artístico es limitado en algunos puntos, que el juego vaya menos nítido y detallado, es que lo hace parecer arcaico en algunas zonas, aunque no presenta problemas serios y tampoco es algo que haya que penar. Además se oye muy bien, que la banda sonora es de Inon Zur, que entre muchos juegos y películas, ha trabajo en Fallout 3, New Vegas, o Dragon Age: Origins. El conjunto audiovisual, funciona.

Técnicamente no ayuda tampoco los dilatados tiempos de carga, que se pueden hacer abundantes en los momentos donde cambiamos rápidamente de escenario, entrando y saliendo de localizaciones. Al menos el juego en las consolas básicas, puede ser bastante molesto en ocasiones por este factor.

Me funciona menos la falta de traducción de los textos, porque las cantidades de los mismos son monstruosas. Y vienen acompañados de un tamaño de fuente mal trasladado de PC a consola en bastantes casos, hay que acercarse más a la televisión de lo que tocaría, acentuado cuando son textos in-game en tiempo real. También, que en PC tampoco estaba traducido, tuvieron que ser los fans quienes hicieran ese trabajo. Pero es un handicap a tener en cuenta si no os manejáis u os cansáis de leer mucho en inglés… y en pequeño.

Y que hay que reconocer también que un pad no es un teclado y ratón. El juego se disfruta, sí, pero el movimiento, el ‘clickar’, el seleccionar, moverse por los menús -y reitero de nuevo la letra canija aquí en ocasiones-, la gestión del reino… Es que no es lo mismo. No me he sentido todo lo cómodo que me gustaría, pero como he dicho, el juego igualmente se juega bastante bien, simplemente entiendo que son temas míos de viejo jugón de rol de PC.

Así, el juego es de notable, o notable alto ¡Que demonios! Pero más para quienes se manejen y tengan algo de rodaje en este estilo de RPG. Solo que se queda en más que bien, que no es poco, porque no veo tan redondo como debiera el paso a consola, reconociendo el esfuerzo y trabajo para encajarlo todo con un mando en todo caso.

 


Este análisis se ha realizado con un código cedido por Koch Media.