Con la remasterización de Maiden of Black Water se abrió un gran interrogante entre los seguidores de la saga PROJECT ZERO, también conocida como Fatal Frame fuera de estas tierras, ¿el repentino interés de Koei Tecmo por relanzar la ultima entrega de una IP aparentemente abandonada correspondía a un simple movimiento empresarial para tratar de encontrar nuevas vías para recuperar la inversión realizada en un juego que fue un rotundo fracaso o bien, por el contrario, ¿se trataba de un primer paso para calibrar el interés del publico ante la posibilidad de lanzar nuevas entregas?

Hemos tenido que esperar menos de un año para obtener la respuesta, pues por fin tenemos en nuestras manos PROJECT ZERO: Mask of the Lunar Eclipse, la, hasta ahora, única entrega de la saga que no había sido publicada jamás en Occidente. Publicado originalmente para Wii en 2008 como producto de la colaboración entre Nintendo, Koei Tecmo y Grashopper, con nada más y nada menos que un tal Goichi Suda llevando la batuta del desarrollo, PROJECT ZERO: Mask of the Lunar Eclipse se encontró con un mercado que todavía sufría las sacudidas del terremoto provocado por el lanzamiento de Resident Evil 4. El Survival Horror clásico se había convertido en un nicho de mercado, desplazado por los títulos de acción predominantes en aquella época.

Sin embargo, a pesar de ese contexto negativo, fue otra cosa la que marcó definitivamente la suerte de Mask of Lunar Eclipe: la enorme cantidad de fallos y errores que contenía el juego en su lanzamiento japones hizo que la gran N, por aquel entonces totalmente enfocada en un mercado más casual, desestimase la posibilidad de publicarlo fuera del país del Sol Naciente. Tras esta negativa, y gracias al incansable esfuerzo de los seguidores de la saga, hubo maneras de poder disfrutar del juego traducido y con gran parte de los errores más críticos corregidos, pero quedando perdido dentro del limbo de lo no-oficial. ¿Han merecido la pena la espera los años de espera hasta su lanzamiento en Occidente?

Lo primero que llama la atención al inicial esta versión de Mask of the Lunar Eclipse es el apartado gráfico. Maiden of the Black Water no dejaba de ser una pequeña puesta al día, una subida de resolución y frame rate, que permitía sacar partido de la mayor potencia de las consolas actuales, pero en Mask of the Lunar Eclipse se ha ido más allá y se ha realizado una revisión más profunda en la que se ha actualizado el apartado visual de forma notoria. Los modelados y la iluminación no envidian en nada a Maiden of Black Water y son muy superiores a los vistos en la versión de Wii, aunque dicho cambio de iluminación también supone una importante modificación del apartado artístico, ya que se ha apostado por los colores fríos y por teñir la imagen de un color azul pálido que encaja muy bien con la ambientación y el planteamiento del juego.

Estas mejoras contrastan con las texturas y ciertos elementos del escenario que se han quedado anclados en el pasado sin apenas retoques, lo que produce un resultado un tanto irregular, aunque me atrevería a decir que esas texturas en ocasiones pixeladas y borrosas le quedan bien al juego, transmitiendo la misma sensación de suciedad que la que tenían los Survival Horror clásicos de PlayStation.

Y es que Mask of Lunar Eclipse, a diferencia de un Maiden of Black Water que ya estaba más orientado hacia la acción y el encuentro con oleadas de fantasmas, todavía mantiene muy bien la estructura del Survival Horror tradicional, apostando por los puzles, el backtracking, la gestión de recursos y, en general, la sensación de indefensión. Quizá esta estructura tan clásica le pueda penalizar de cara a cierto tipo de jugador, ya que apenas se han realizado mejoras de calidad de vida y la experiencia es muy similar a la que se podía vivir en 2008. Nuestro personaje se mueve con lentitud extrema y los controles, aunque la adaptación del Wiimote al control tradicional ha sido muy buena e incluso se nos ofrece la opción de utilizar el giroscopio del DualSense para recuperar parte del control por movimientos, resultan un tanto toscos.

Lo que también se ha mantenido sin cambios es la capacidad de Mask of the Lunar Eclipse para aterrorizarnos. No se trata de un terror visceral, pero si de sumergirnos lentamente en una atmósfera muy densa que de forma progresiva nos va calando hasta los huesos. La saga PROJECT ZERO es conocida por atreverse a tratar temas perturbadores y controvertidos y es quizá esta entrega la que va más lejos en ese sentido, con una historia que habla de secuestros y abusos infantiles, así como de enfermedades mentales y su bárbaro tratamiento en el pasado, y de la que no vamos a hablar demasiado por no hacer destripes innecesarios.

Los elementos característicos de la saga, tales como la cámara oscura y el combate en primera persona, se mantienen aquí sin excesivos cambios, por lo que cualquier seguidor de la franquicia se sentirá inmediatamente como en casa. Quizá se podría haber aprovechado este relanzamiento para aligerar o acortar ciertas secciones del juego, ya que Mask of  the Lunar Eclipse tiene una duración considerable para ser un survival horror y se nos puede ir fácilmente a las 15-16 horas de juego. Esta duración tan excesiva, junto a la ya mencionada lentitud de movimientos, puede hacer que en ocasiones el avance resulte un tanto pesado.

Esta reedición de Mask of the Lunar Eclipse supone, por tanto, una de cal y otra de arena. Por un lado es inevitable alegrarse al ver que la saga PROJECT ZERO sigue viva y que por fin se publica en Occidente la entrega que se había quedado perdida en Japón, pero por otro lado el tratamiento realizado para poner el juego al día se queda un tanto corto en cuanto a que el apartado técnico se ha actualizado a medias, la localización no incluye el castellano y también se ha perdido la ocasión de incorporar mejoras de calidad de vida que resultaban muy necesarias.

 


Este análisis ha sido realizado en PlayStation 5 mediante una copia cedida por Koei Tecmo