Todos soñamos en algún momento de nuestras vidas con romper con algo que sentimos nos ata y nos cohíbe, algo tan fuerte que no siempre conseguimos superarlo. Pero cuando lo hacemos ¿A donde nos conduce? ¿Estamos mejor que antes? ¿La incertidumbre del camino es mejor que la seguridad de estar atado? Pues en buena medida de eso va qomp, de como nuestro protagonista escapa a su destino impuesto durante nada menos que cincuenta años ya, para intentar ver y definir que es la libertad.

Nuestro protagonista es la bolita del PONG, por cierto.

¿De verdad estábamos tan mal en nuestra pasada vida? ¿Cuanto merece nuestra libertad?

La sencillez que las capturas de esta entrada engañan enormemente, porque este juego lo firman varios nombres durante un trabajo prolongado de casi tres años que ha ido montándose poco a poco. Al frente del desarrollo y publicación Stuffed Wombat, a quienes me alegro de volver a ver tras el inclasificable y también muy especial Ord., con Britt Brady, Clovelt y Miroko como colaboraciones en diversos apartados audiovisuales y de diseño. Bueno, ellos han firmado cada uno así, poco puedo añadir a la hora de hablar de su participación y curriculums. A ver si en el futuro volvemos a tenerlos aquí como ha pasado con Stuffed Wombat.

Bueno, he dicho que hay una historia ¿Verdad? Y para empezarla, nuestra bola -aunque sea cuadrada- está hasta las narices de su rol de eterno rebote y golpear entre paletas blancas, establecido desde 1971 por el malvado Nolan Bushnell y Atari. Así que consigue algo inaudito, escapar. Las fichas de Tetris que llevan también décadas esperando a romper el fondo de la pantalla miran con envidia a esta bola.

Pero con toda la coña que podamos meterle, y bien que se presta a ello, es que hay una historia realmente, contada en tres actos y con una parquedad que contrasta con la profundidad que el viaje y las circunstancias presentan. Vale ¿Y como se juego a esto? Pues tocando un único botón durante todo el trayecto vital de nuestra bola cuadrada.

El juego se mueve muchísimo mejor que esto, palabra de honor.

Vamos a rebotar continuamente, en toda superficie que pillemos… que no sea letal, quiero decir. Pero la libertad empieza cuando podemos cambiar la dirección de nuestra trayectoria. Si estamos en dirección ascendente, un toque de botón -ratón, teclado o pad- la cambia a descendente, y viceversa. Con esto, he concluido la parte jugable os lo aseguro.

Por supuesto, el juego es mucho más que esto. Calcular trayectorias, pulsar en el momento adecuado y muchas veces de forma ajustada, o pulsar rápida y ritmicamente contrastan con la paciencia para no pulsar el botón. El picorcito en el dedo frente a mantener la temple y la seguridad de lo que creemos es el rumbo adecuado.

Y las fases consisten en abrirnos camino, superar obstáculos, evitar peligros letales, interactuar con el entorno y zambullirnos en diferentes mecánicas y situaciones que se añaden de forma escalonada pero natural y sin saturar. Movernos en agua, evitar pinchos o criaturas que nos persiguen, pulsadores, mecanismos, llaves y cerraduras… incluso algo que traerá recuerdos a quienes hayamos tenido teléfonos móviles de Nokia.

Hasta hay jefes finales, culminando cada uno de los tres actos. Y son pruebas tanto de timming, visión y paciencia, como refuerzos al concepto tan sumamente especial que presenta el juego.

Esto es un enfrentamiento final, palabra de honor otra vez.

Es que cuando te presentan un juego con estas características en Steam:

Para luego leerte lo que pide en los requisitos recomendados de PC, solo puedes esperar que no sabes que esperar. El juego es ingenioso y calculado, incluso en la rabia creciente que provocan algunas situaciones y checkpoints, con una duración ajustada a micras. Lo que parece casi un juego flash de rápido disfrute y sonrisa es un trabajo de una profundidad y cuidado enormes.

El apartado de accesibilidad ayuda a que cualquiera se pase el juego en una hora o menos, pero haceros un favor, no tiréis de algo así. Apretamos dientes y puños cuando alguna sección destruya nuestros nervios pero no usemos estas ventajas. Tienta poderosamente activar al menos la guía de trayectoria para calcular mejor, o el autodisparo para movernos en línea perfectamente recta. Pero que no, leches, que esto es que te digan en todo momento como poner las piezas en el Tetris, y ya no digo nada de usar la invencibilidad para no morir.

Y si ya nos vemos con pulso, temple y capaces de mantener la calma, ahí tenemos los desafíos cuando terminemos la historia, en cada uno de los niveles superados y que aún tienen más que ofrecernos. Una forma enorme de ponernos a prueba, y no un mero añadido para sacar más horas y quedar bien en los análisis más generalistas.

La guinda de la tarta es su reducido precio -ahora mismo incluso tiene un pequeño descuento del 15%-, y hablando del tema y como despedida de esta entrada… el pastel con el que Stuffed Wombat celebró hace unos días el lanzamiento y buena recepción del juego. Pero le pongo como pega a que aquí la bola no es libre, han optado por la visión general del PONG ¿O tal vez…?

 


Este análisis se ha realizado con una copia cedida para PC por Stuffed Wombat.