Entre tanto juego actual, con cinemáticas espectaculares y mecánicas cada vez más realistas, a veces apetece echar la vista atrás y disfrutar de uno de esos juegos de antaño donde la simpleza lo era todo y resultaba efectiva. Ravva and the Phantom Library, desarrollado por Galope Studios, es uno de esos juegos que mira directamente a los clásicos plataformas de NES y rememora la vieja década de los 80.
Ravva and the Phantom Library es la secuela de Ravva and the Cyclops Curse, juego lanzado en 2019 para todas las plataformas. En esta saga manejamos a Ravva, un búho hechicero que junto a sus cuatro ayudantes tiene que ir adentrándose en aventuras. En este juego en concreto, un poderoso enemigo ancestral ha sido revivido y para derrotarlo tendremos que a la biblioteca maldita y recuperar los 6 talismanes que se hallan en cada uno de los libros de aquel lugar. Como se puede intuir, cada uno de los libros de la biblioteca nos da acceso a cada uno de los niveles, pudiendo jugarlos en el orden que queramos.
Como ya hemos comentado, jugablemente vamos a encontrar un estilo de juego que nos va a recordar inevitablemente a títulos de plataformas de NES y MSX principalmente, como por ejemplo Magical Wiz Kid o Legacy of the Wizard. Nuestro personaje se mueve lateralmente y nuestra tarea será la de llegar al final de cada nivel, en el cual siempre nos espera un jefe final que tendremos que derrotar.
Cada uno de los 7 niveles disponibles -incluyendo el nivel inicial- tiene una temática basada en el propio título del libro que lo alberga y encontraremos enemigos y trampas diseñadas en función de eso, por ejemplo el nivel «Jester’s Trick House» se basa en un circo y nos atacarán cajas sorpresas con guantes de boxeo, mientras que en «The Dragon Hunter» encontraremos esqueletos con forma de dragón que nos lanzan bolas de fuego. A pesar de ello, la variedad visual es escasa y salvo pequeñas diferencias todas las fases se acaban pareciendo unas a otras.
Para avanzar en nuestra aventura contaremos con cuatro espíritus ayudantes que influyen directamente en la jugabilidad: uno de ellos lanza discos de hielo y nos permite congelar elementos, otro nos permite atacar hacia arriba, otro lanza bombas explosivas y el último nos ayuda a descubrir elementos ocultos en el escenario mediante ondas de radar. Podremos alternar entre cada uno de ellos en cualquier momento utilizando los botones superiores, de hecho se vuelve una constante tener que estar cambiando de compañero cada pocos segundos para no perdernos nada y hacer frente a todas las situaciones, lo cual ocurre de manera muy fluida aunque en ocasiones podemos llegar a hacernos un lío con tanto cambia que te cambia.
Pero no todo es de color de rosa y tiene varias manchas en su historial que impiden un total disfrute del juego. La primera en la frente la veremos nada más ejecutar el juego, ya que si queremos jugar con mando tendremos que elegir entre si queremos utilizar el joystick o la cruceta para movernos, si elegimos uno se deshabilita el otro sin que podamos utilizar ambos a la vez como viene a ser común en este tipo de juegos.
Además de eso pesa mucho la ausencia de tutorial, ya que a pesar de que contamos con un nivel inicial separado de los niveles principales que nos sirve como primera toma de contacto, no se nos explica absolutamente nada de los controles ni de los poderes de nuestros acompañantes, viéndonos obligados a descubrirlo por nuestra cuenta a base de ensayo y error sin que sepamos exactamente cuando y en qué situaciones utilizarlos.
Gráficamente nos llevamos otro pequeño desengaño. Aunque el estilo visual es muy resultón y recuerda mucho a los juegos de nuestra infancia, si venimos del juego anterior vamos a notar el excesivo reciclaje de elementos y la poca innovación tanto gráfica como jugable, pues se siente prácticamente igual. Como añadido interesante, podemos seleccionar una serie de filtros visuales para darle un toque retro, pudiendo elegir visualización CTR o Scanlines. En cuanto al audio, las melodías chiptune consiguen llamar la atención y algunas son bastante pegadizas, de esas que estaremos un buen rato tarareando, aunque nuevamente algunos temas son reciclados directamente de la entrega anterior.
Ravva and the Phantom Library tiene su encanto como homenaje a los juegos retro, pero tampoco tiene nada más de lo que se ve en su superficie. Es cierto que cumple con su objetivo de traer de vuelta la jugabilidad y sencillez de las consolas de 8 bits, pero quien quiera encontrar en este título algo más complejo y elaborado no lo va a encontrar, aunque en ningún momento es lo que pretende. Como valoración final, decir que no hagáis tanto caso de la nota numérica de este texto ya que es solo una mera valoración en base a la capacidad de las consolas actuales, por el reducido precio al que sale a la venta no está de más darle una oportunidad y rememorar aquellos juegos de antaño que nos maravillaron.