No es ninguna sorpresa que Stellaris esté considerado uno de los mejores juegos de Paradox Interactive. Lanzado en 2016 para PC, este juego de estrategia, creación y gestión de imperios espaciales se engloba en el subgénero conocido como «4X»: eXplore -exploración del mapa-, eXpand -expansión territorial-, eXploit -explotación de recursos-, and eXterminate -exterminación del enemigo-. Aunque cumple con las premisas del subgénero, el foco máximo de Stellaris es el desarrollo y gestión de una civilización, su rumbo, crecimiento, expansión, y en última instancia, colapso.

Después del éxito cosechado y de haber seguido en boga gracias a DLCs de contenido y expansiones, 2020 ha sido el año elegido por Paradox para que Stellaris diera el difícil salto a consolas como PlayStation 4 y Xbox One con Stellaris: Console Edition. Y hemos dicho difícil porque como es habitual en los títulos de Paradox, sus juegos son densos, con un aprendizaje complejo que requiere muchas horas de práctica. Por suerte Stellaris no es de los juegos más complejos de Paradox -denso si, bastante- y ha recibido una simplificación, sobre todo a nivel de control, que hace la experiencia de jugar con mando bastante sastisfactoria. Además con el juego nos acompaña el primer pase de expansión, que incluye la expansión Utopía, el paquete de especies Plantoids, y el paquete de historia LEviathans.

Desde el primer momento se nos advierte de que todas las civilizaciones acaban colapsando, y que depende de nosotros que ese momento llegue lo más tarde posible. Nuestra misión en Stellaris será controlar una civilización -prestablecida o creada por nosotros- y gestionarla en todos sus aspectos y rasgos, mientras la desarrollamos, expandimos, y preservamos hasta que llegue el final de la partida -marcado por una fecha- o nuestro imperio colapse. No es una tarea fácil, pero tenemos a nuestra disposición múltiples herramientas que nos permitirán gestionar el imperio a varios niveles, no solo respecto a recursos y expansión, sino también a niveles de desarrollo y sociales.

La gestión de nuestro imperio es completa, tanto desde la vertiente micro a la vertiente macro, habrá muchas variables a tener en cuenta y muchas acciones a realizar para conseguir tanto la expansión necesaria que garantice nuestra supervivencia y supremacía como civilización, como el equilibrio indispensable como sociedad. Además en nuestra galaxia no estaremos solos, en cuanto empecemos a investigar sistemas solares cercanos, descubriremos vestigios de vida extraterrestre. Hay que entender que incluso en esto, Stellaris no afloja, y nos presenta muchísimas posibilidades dependiendo del tipo de vida extraterrestre que encontremos.

Pueden ser civilizaciones parecidas a las nuestra, con las que podamos entablar relaciones diplomáticas, como colaboraciones, comercio, tratados de no agresión, o también declararles la guerra, por supuesto. O pueden ser razas primitivas que habiten planetas ideales para colonizar, con lo que se nos abren varias e interesantes opciones, como convivir con ellos pacíficamente, observarlos y estudiarlos, ayudarlos a evolucionar, esclavizarlos, exterminarlos, o convertirlos en comida. Todo depende de nosotros -aunque algunas opciones dependerán del tipo de gobierno que tengamos- y todo tiene consecuencias con respecto a nuestra sociedad.

Cuando iniciamos una partida, podremos crearnos un imperio a nuestro gusto, eligiendo raza, nombre, apariencia, tipo de planeta nata, rasgos de nuestra sociedad, tipo de gobierno, y éticas y principios, además de varias configuraciones visuales que caractericen nuestra civilización. Otra opción es elegir entre una de las varias civilizaciones predeterminadas si queremos agilizar el proceso. Finalmente, antes de pasar a la acción, configuraremos las variables de la partida entre un extenso menú con todo tipo de opciones, como tamaño del mapeado, fecha del final de la partida, nivel de hostilidad del enemigo, número de civilizaciones, etc.

Una vez comenzamos la partida, veremos que no lo haremos desde cero, tendremos una pequeña flota con la que podremos comenzar a explorar otros sistemas aledaños, todo bastante bien explicado en un tutorial que podemos reducir o cancelar en función de si es nuestra primera partida o ya sabemos a lo que nos enfrentamos. El tutorial es largo, de al menos un par de horas, y aunque parece muy completo, hay algunas opciones dentro de las herramientas que poseemos que deberemos probar y aprender por nosotros mismos de forma gradual. Cuando ya hayamos dado nuestros primeros pasos, veremos que a pesar de la complejidad inicial y lo mucho que nos pueda abrumar tantas opciones, seremos capaces de manejarlo todo con cierta soltura, en parte gracias a la magnífica adaptación al control con mando que ha realizado el estudio australiano Tantalus, responsable de la adaptación de Stellaris a consolas.

Para el control se ha optado de cuatro barras de herramientas, una en cada lado de la pantalla. a las que accederemos desde cada uno de los lados de la cruceta, y con cada icono o sección, desplegaremos las distintas ventanas u opciones donde realizar las acciones pertinentes o simplemente acceder a la información. Para navegar por estas ventanas usaremos el L y el R, y los botones de aceptar o cancelar. También se ha determinado un botón del mando para pausar o acelerar la partida, y contaremos con un cursor que manejaremos con el analógico para la selección en la pantalla central de juego. Aunque al principio pueda parecer complicado, en cuanto nos hacemos a él, se vuelve un sistema bastante ágil e intuitivo, y difícilmente podemos imaginar una adaptación más eficaz dada la ingente cantidad de opciones que manejamos en este tipo de juegos.

A nivel audiovisual poco hay que decir, técnicamente funciona correctamente -tampoco hay ninguna exigencia- y es a nivel artístico donde sí podemos decir que Stellaris es muy agradable de ver, sobre todo el diseño de los sistemas solares con sus planetas, satélites, asteroides, nebulosas, agujeros negros, et. Todo muy colorido y atractivo. Y respecto al apartado sonoro podemos decir sin temor que no podía ser más adecuado para el título. Aunque este compuesto de varios temas instrumentales que suenan en bucle, la calidad de las composiciones es indiscutible, y son más propios de la banda sonora de alguna epopeya espacial del mundo del cine que de un videojuego. Encajan con el juego de forma perfecta, y además añade un punto de épica espacial que le sienta de fábula al juego.

Concluyendo, Stellaris es uno de los mejores juegos de Paradox, y su versión para consolas sí está a la altura. La experiencia no es exactamente la misma, ya que Tantalus ha sabido simplificarla lo suficiente para que el control con mando no sea ningún dolor de cabeza, pero conserva a grandes rasgos todos los elementos de este gran 4X. Es cierto que no es un género para todo el mundo, Stellaris es denso y puede abrumar, requiere un aprendizaje y algo de tiempo, pero también es cierto que una vez que nos movamos con soltura, cada partida será totalmente diferente, por todas las opciones disponibles -y por la creación procedural del mapeado espacial-, manteniendo la adicción como una constante, siempre querremos explorar un sistema más.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Koch Media