Ya hace unos meses que apareció la versión completa de Streets of Rogue en PC y en consola, tras un par de años en Early Access en los que se fue viendo una evolución considerable en el juego. Desde 33bits hemos querido aprovechar la salida del editor de niveles y la integración con Steam Workshop para reseñar -y, de paso, recomendar- una de las joyas del panorama indie.
Desarrollado por Matt Dabrowski y publicado por TinyBuild, Streets of Rogue puede parecer en un primer momento el típico indie con vista cenital, niveles generados de forma procedimental, y mucha acción. Y es eso, claro. Pero también es mucho más. Porque si hay una palabra que se puede utilizar para describir este pequeño videojuego es rejugabilidad.
Pongámonos en contexto: el alcalde de cierta ciudad llega al poder prometiendo bajar los impuestos y proporcionar bébidas alcohólicas a todos los habitantes. Y, como buen político, hace todo lo contrario, subiendo impuestos y quedándose todo el alcohol para sí mismo. Tras tamaña afrenta se crea «La Resistencia», un grupo de valientes héroes que lucharán por acabar con la tiranía del corregidor de la ciudad cuya opresión ha llegado a convertir los nuggets de pollo en objetos de incalculable valor.
Con esta sinopsis uno puede imaginarse el tono de este Streets of Rogue. Textos llenos de absurdeces -o no tan absurdeces- que nos harán esbozar más de una sonrisa. Ya sea en las descripciones de personajes como de las habilidades o en cualquier otro texto, no veremos ni una sola frase seria, con diálogos especialmente bien conseguidos -el tutorial entero me parece genial, directamente-.
Pero hemos hablado de rejugabilidad. Tranquilos, ahora vamos a ello. El jugador, como ya os podéis haber imaginado, formará parte de la Resistencia creada para derrocar al alcalde. Y para ello, deberá elegir un personaje de entre 24 tipos -la mayoría bloqueados al principio- que definirá el tipo de partida y sus habilidades. Cada uno de estos personajes tendrá una profesión distinta, y, lo más importante, las diferencias entre profesiones son realmente grandes. Quiero remarcar mucho esto. Tendremos al doctor, al policía, al gangster, al hacker, al gorila, al vampiro, al cambiaformas…
Una vez elegido un personaje, deberemos completar 15 niveles, divididos en 5 grandes distritos de la ciudad. Cada uno de estos niveles estará generado procedimentalmente y constará de un barrio con distintas áreas, como puede ser un cementerio, una comisaría de policía, o un bar. Y en cada uno de estos niveles se nos asignarán una serie de misiones de distinta índole que deberemos de cumplir para llegar a la siguiente zona. Estas misiones serán de distintos tipos, e irán desde matar a un ciudadano concreto hasta robar ciertos documentos de una base bien custodiada.
Y aquí es donde entra la rejugabilidad. Streets of Rogue es un rogue-lite. En este caso esto quiere decir que cada vez que muera el personaje controlado por el jugador -cosa que ocurrirá con frecuencia- se tendrá que empezar una partida nueva, de nuevo desde abajo de todo -aunque con ciertos condicionantes- y con niveles con un diseño distinto gracias a la magia de la generación procedimental. Y en cada nueva partida se le dará al jugador la opción de elegir una profesión distinta a la anterior. Y me gustaría, de nuevo, hacer hincapié en las grandes diferencias entre profesiones.
Aquí, hablando en plata, mezclaremos GTA con Deus Ex con Hitman con Prototype. En una misión en la que hubiese que robar un documento, por ejemplo, el gángster podría entrar a la fuerza a golpe de tiros, matar a todos los guardias y llevarse el documento. Ah, pero si se trata de eliminar a los guardias, el hacker podría manipular las torretas del edificio para que hagan el trabajo sucio por él. O si elegimos al cambiaformas, podemos simplemente poseer a uno de los guardias y entrar tranquilamente, coger lo que tengamos que coger y salir. Realmente las partidas cambian dependiendo del personaje elegido. Donde según qué personajes las partidas serán muy reflexivas y habrá que pensar cada movimiento porque el personaje controlado será un personaje frágil, con otros tendremos partidas frenéticas, con caos y destrucción por todos lados -te estoy mirando a tí, gorila-.
Entre partidas podremos acceder a la base de La Resistencia, que servirá como base de operaciones. En ella podremos aplicar distintos modificadores a la siguiente partida -que podrá hacérnosla más fácil o más difícil-, podremos comprar equipo nuevo o mejorar los rasgos de los personajes a cambio de los deseados nuggets de pollo, o podremos simplemente hablar con los distintos integrantes de la alianza opositora al poder.
Además, el juego posee un multijugador de hasta 4 jugadores que hará que cada partida pueda ser más divertida aún en compañía de amigos. También la hace más fácil, ya que encargarse de los enemigos siempre es más sencillo con dos personas que con una, y además, y más importante, en una partida multijugador, si muere uno de los jugadores no acaba la partida, sino que puede resucitar con ciertas penalizaciones.
Obviamente no todo es perfecto en el juego. Si bien a nivel artístico los personajes llaman la atención, no pasa así con los propios niveles. El paso de la primera zona a la segunda comportará un simple cambio de color en el fondo y poco más. Además, la generación procedimental viene con sus propios problemas. Si bien la disposición de los edificios en cada nivel será más o menos aleatoria, tras unas cuantas partidas es fácil empezar a encontrar un patrón dentro de los edificios en sí, y tras unas cuantas más se pueden empezar a ver repeticiones por doquier. Aún así no es un fallo relevante.
Tampoco las misiones son especialmente variadas. Se suelen resumir en «coge esto/neutraliza a este hombre/aprieta interruptores»» Aun así, la propia variedad de la que hace gala el juego es la que aportará variedad a las propias misiones, ya que las podremos hacer de diversas maneras distintas.
Resulta necesario mencionar la traducción al castellano del juego. Y resulta necesario porque ocurre una situación absurda, y es que la traducción en PC es especialmente mala, llena de errores e incoherencias por doquier, y no pasa así en consola, donde tinyBuild nos ofrece una traducción perfecta. ¿Qué sentido tiene, siendo la misma distribuidora, que no se utilice esa traducción en PC?
En conclusión estamos ante una joyita indie que sin duda satisfará a los amantes de los roguelites y a los que busquen una jugabilidad variada que les permita afrontar los niveles de maneras distintas. Si eres uno de esos, ya sabes, únete a La Resistencia y consíguenos esos nuggets de pollo.
Esta impresiones han sido realizadas mediante una copia cedida por TinyBuild