A día de hoy puede parecer increíble que hace tan solo un puñado de décadas las videoconsolas y los PCs fuesen prácticamente plataformas estancas. La enorme brecha técnica, los presupuestos más limitados y las diferencias entre el público objetivo de cada plataforma tenían como consecuencia catálogos muy diferenciados, con lo que los jugadores de videoconsolas solían perderse gran parte de las maravillas que se publicaban en PC y viceversa. Por suerte, con el paso de los años y en medio de la fiebre por la remasterización, esta situación se está revirtiendo y cada vez más juegos se relanzan en todas las plataformas, acercando las grandes obras maestras del pasado a todos los públicos.
Y es que hay juegos que definen un género y que dejan una huella en la industria que perdura a pesar del paso de los años. System Shock 2, lanzado en 1999, pertenece sin duda a esta última categoría: una fusión inquietante de shooter en primera persona, rol y terror de supervivencia que no solo entretenía, sino que desafiaba, perturbaba e inspiraba. No fue el videojuego más exitoso del momento, pero contribuyó al enorme impulso de los inmersive sim y fue influencia capital en juegos posteriores.
Ahora, veinticinco años después, Nightdive Studios ha resucitado esta obra maestra con una remasterización que no solo es un logro técnico, sino también un acto de preservación cultural. System Shock 2: 25th Anniversary Remaster es una restauración meticulosa que respeta la visión original y la adapta con elegancia a los estándares modernos. Es, sin lugar a dudas, la forma definitiva de experimentar uno de los videojuegos más influyentes jamás creados y, por primera vez, los jugadores de videoconsola van a tener la oportunidad de descubrirlo.
Ambientado en el año 2114, System Shock 2 comienza con el jugador despertando de un criosueño a bordo de la nave espacial Von Braun, una nave que alguna vez fue símbolo del progreso humano pero que ahora se ha convertido en una tumba flotante. La nave ha sido invadida por grotescos mutantes, máquinas fuera de control y una inteligencia artificial maligna conocida como SHODAN. Desde el momento en que das tus primeros pasos por los pasillos tenuemente iluminados, el juego te envuelve en una sensación de temor e incomunicación. El lavado de cara visual es sutil, pero evidente desde el primer segundo. Reconstruido en el motor KEX de Nightdive Studios, el juego ahora ofrece resolución 4K, 120 frames por segundo, compatibilidad con pantallas ultrapanorámicas y efectos de iluminación modernos. Las texturas son más nítidas, la iluminación más dinámica y la tasa de fotogramas es increíblemente fluida, incluso en consolas, pero lo más admirable es que estas mejoras no traicionan la estética original. La Von Braun sigue siendo opresiva, sigue siendo claustrofóbica. El horror no se ha diluido: se ha intensificado.
La narrativa, por su parte, sigue siendo tan absorbente como perturbadora. La trama se despliega a través de registros de audio, detalles ambientales y transmisiones crípticas, exigiendo al jugador que reconstruya el misterio por sí mismo. SHODAN, interpretada de nuevo por la incomparable Terri Brosius, es una antagonista inolvidable: arrogante, teatral, aterradora. Su presencia es constante, su voz un susurro digital que se cuela en tu mente, sus intenciones tan inescrutables como siniestras. La remasterización conserva cada línea de diálogo y la mejora en la fidelidad de audio la hace aún más escalofriante.
En lo jugable, System Shock 2 sigue siendo una obra maestra de mecánicas interconectadas. Al comenzar, el jugador elige entre tres ramas militares, cada una con habilidades y estilos de juego distintos. Los marines se centran en el combate directo, la Armada en hackeo y reparación, y los agentes OSA en poderes psiónicos. Esta elección condiciona tu enfoque inicial ante los desafíos del juego, aunque el sistema de progresión basado en módulos cibernéticos permite una personalización profunda con la que podemos reenfocar nuestro personaje hacia los apartados que queramos. La remasterización introduce mejoras de calidad de vida muy bienvenidas: una interfaz rediseñada para mando, barra rápida para armas y poderes, gestión de inventario más fluida y navegación optimizada del PDA.
El combate es deliberadamente tenso y tosco. Las armas se deterioran con el uso y deben ser reparadas. La munición escasea. Los enemigos son implacables. El combate cuerpo a cuerpo, aunque algo mejorado, sigue siendo impreciso, especialmente al principio. Pero esta dificultad no es un defecto: es parte de la experiencia. System Shock 2 quiere que te sientas vulnerable, que pienses cada decisión, que aprendas a base de errores. El hackeo, la investigación de materiales alienígenas, la gestión de implantes cibernéticos y el uso de poderes psiónicos son esenciales para sobrevivir. Cada elección importa: qué habilidades desarrollas, qué armas llevas, qué rutas tomas. El juego premia la experimentación y castiga la complacencia.
Una de las adiciones más destacadas de esta remasterización es el modo cooperativo. Por primera vez, puedes recorrer la campaña junto a un amigo, enfrentando juntos los horrores de la Von Braun. Esta opción añade una nueva capa de tensión y estrategia, ya que coordinarse en un entorno tan hostil puede ser tan emocionante como aterrador. Además, el juego se lanza integrando mods como NewDark y el SS2 Community Patch, lo que garantiza mantiene vivo el legado de las mejoras durante décadas por los fans y que son totalmente respetuosas con el diseño artístico original.
Así mismo, y este era uno de mis principales temores a la hora de ponerme delante del juego, la adaptación de los controles al mando ha resultado ser prácticamente perfecta. System Shock 2: 25th Anniversary Remaster se juega de maravilla en consola y, además, por si acaso, también incluye compatibilidad con teclado y ratón.
El diseño sonoro es simplemente magistral. Los ruidos ambientales, los susurros lejanos, los chillidos repentinos… todo contribuye a una atmósfera sonora tan envolvente como inquietante. La remasterización mejora estos elementos sin sobrecargarlos, manteniendo el delicado equilibrio entre el silencio y el sonido que define la tensión del juego. La música, una mezcla de sintetizadores oscuros y ritmos industriales, sigue siendo icónica y perfecta para el tono del juego.
Lo que hace que System Shock 2: 25th Anniversary Remaster sea tan especial es su contención. Nightdive Studios ha entendido que el juego original ya era una obra maestra. Su objetivo no era reinventarlo, sino preservarlo, eliminar las barreras que podrían impedir que los jugadores modernos lo apreciaran. Y en eso han triunfado. Esta remasterización no es solo una mejora técnica: es un acto de amor, una restauración fiel de una pieza fundamental de la historia del videojuego. Por supuesto, no todo es perfecto. Algunos elementos de la interfaz, aunque mejorados, siguen sintiéndose anticuados. La curva de aprendizaje es abrupta y la ausencia de ayudas modernas puede frustrar a algunos jugadores, pero, pese a ello, System Shock 2: 25th Anniversary Remaster sigue siendo un triunfo del diseño, de la narrativa y de la ambientación que, a pesar de los años, consigue mantenerse sorprendentemente fresco.
En una industria cada vez más saturada de remakes superficiales, System Shock 2: 25th Anniversary Remaster brilla como un ejemplo de cómo hacer las cosas bien. No es un producto nostálgico vacío, sino un esfuerzo genuino por honrar y preservar un clásico. Para los veteranos, es una oportunidad de reencontrarse con un mundo inolvidable en su mejor versión. Para los nuevos jugadores, es una invitación a descubrir una obra maestra que hoy sigue tan vigente como en el día en el que fue concebida.