Seiken Densetsu, más conocida en occidente como la saga «Mana», es una de las franquicias más antiguas de Squaresoft -la actual Square-Enix tras su fusión en el año 2003-, una de esas eternas desapercibidas cuando hablamos de los éxitos de la compañía, casi siempre asociados a las marcas Final Fantasy y Dragon Quest. Tal es así que el primer Seiken Densetsu, lanzado en 1991 para la primera Game Boy, lo hizo bajo el nombre de Final Fantasy GaidenMystic Quest en Europa- por miedo a las bajas ventas y se trataba, efectivamente, de un spin off de la saga estrella de Hinoburo Sakaguchi.

En el 2018 llegó a Nintendo Switch Octopath Traveler, un curioso juego de rol que presentaba un original sistema de juego en el que sus ocho personajes jugables interferían en las tramas de los demás y se creaba diferentes situaciones según los miembros de nuestro grupo. Lo que la gente no sabe es que el germen de esto ya había sido creado anteriormente en Trials of ManaSeiken Densetsu 3-, la tercera entrega de la saga en cuestión que fue lanzada en 1995 para SNES y ahora nos llega en forma de remake tridimensional para Switch, PlayStation 4 y Steam. 

Pero pongámonos en contexto: la saga Seiken Densetsu gira casi siempre en torno al árbol del mana, un concepto muy presente en muchas mitologías y religiones de nuestro mundo. Este árbol está ligado a la energía de todo el planeta y si dicho árbol se seca o muere, terribles desgracias ocurrirán. Bajo los pies del árbol se encuentra clavada la famosa espada del mana, un arma muy poderosa capaz de llevar a su portador a cumplir cualquiera que sea su objetivo. En el caso del juego que nos ocupa hoy, el árbol del mana se está debilitando y solo el poder de los ocho benevodones podrá devolverlo a la normalidad. Nuestro protagonista, sea quien sea, debe embarcarse en la odisea de encontrar a estos espíritus y restaurar el poder del árbol al tiempo que lidia con los intereses militares de un mundo al borde de la guerra.

Y he dicho lo de que sea quien sea nuestro protagonista porque tendremos más de uno y todos igual de importantes. Contaremos con 6 personajes jugables que podremos seleccionar nada más comenzar el juego, uno principal y otros dos que nos servirán como apoyo en los combates: Durán, Angela, Kevin, Charlotte, Falco y Lis. El personaje que seleccionemos como principal será la clave de todo, pues la historia girará en torno a él o ella, nuestros acompañantes serán simples secundarios casi relegados a servirnos de ayuda en las batallas.

Cada uno de estos seis personajes tiene su propio modo historia, con su principio y su final, por lo que la rejugabilidad está garantizada si queremos verlo todo. Esto no quiere decir que vayamos a ver seis tramas totalmente diferentes entre sí o «seis juegos en uno», de hecho el objetivo principal siempre será el mismo: el de liberar a los ocho espíritus y conseguir la espada del mana, pero sí que habrá diferencias en cuanto localizaciones, eventos y algunas cosas más. A pesar de ello, se podría decir que contaremos con tres subtramas principales, ya que algunos personajes comparten el mismo camino y se acompañan mutuamente -las parejas formadas por Durán y Angela, Kevin y Charlotte y por último, Falco y Lis-. Si seleccionamos a un personaje principal y a su pareja de viaje como apoyo, podremos ver escenas y situaciones inéditas que amplían el argumento de otra forma que no podríamos ver si eligiésemos a otros acompañantes diferentes.

Lo cierto es que estamos ante un perfecto remake. Con esto no quiero decir que sea un juego perfecto sin fallos -que los tiene-, sino que estamos ante un remake en el sentido más puro y literal de la palabra. Todo en este nuevo Trials of Mana es idéntico a la entrega original: personajes, diseño artístico, localizaciones…incluso los diálogos son exactamente los mismos, pero ahora de manera poligonal en lugar de en 2D. Square-Enix se ha limitado a coger el juego original tal cual y rehacerlo con un aspecto tridimensional, perdiendo la oportunidad de añadir nuevo contenido con el que ampliar el mundo del juego o añadir mecánicas más actualizadas. No pedimos un cambio radical como el de Final Fantasy VII Remake, pero sí es cierto que el juego peca de demasiado conservadurismo, dando sensación de ser un juego de hace 25 años con un simple lavado visual.

Ya entrando en el terreno jugable, en lo personal el combate se me asemeja a una versión más básica y simplificada de los Kingdom Hearts, tanto en el manejo del personaje como en los ataques. Contamos con un ataque débil, otro ataque más fuerte que además podremos cargar, otro para rodar y por supuesto el salto. También podremos tener comandos como magias, ataques especiales y objetos que podremos asignar a los botones L y R para usarlos en cualquier momento. Lo cierto es que el sistema de combate no cuenta con demasiada complejidad ni profundidad, al menos en lo referente al control directo, de hecho la mayoría de veces nos bastará con machacar el botón de ataque sin parar hasta que los enemigos caigan. A pesar de ello, esta estrategia nos puede ser util en los primeros compases del juego, pero poco a poco veremos que no nos va a bastar con eso si queremos sobrevivir

Esto no quiere decir que el sistema sea totalmente plano, pues al subir de nivel nos obsequiarán con puntos que podremos invertir en adquirir nuevas técnicas o habilidades pasivas con las que hacer más fácil nuestras batallas. Para ofrecer algo más de variedad al gameplay, vamos a tener también un sistema de clases o «jobs» que cambian los stats y habilidades de cada personaje. Contaremos con hasta 8 clases por cada personaje -dos de ellas totalmente nuevas para este remake- hasta hacer un total de 48, clases a las que podremos cambiar una vez llegados a cierto nivel de experiencia. Este sistema de clases es un poco diferente a lo que viene siendo habitual en los RPG, pues se dividen en un sistema ramificado basado en luz y oscuridad, pudiendo tener por ejemplo una clase luz > oscuridad u otra que sea oscuridad > oscuridad según nuestras elecciones.

En cuanto a la exploración, se podría decir que tenemos la justa y necesaria si la comparamos con otros juegos RPG. Si bien es cierto que el diseño de escenarios es bueno y permite cierta libertad a la hora de movernos, normalmente los recorridos son bastante guiados contando con algunos callejones sin salida en los que normalmente se ocultarán cofres u objetos consumibles. En las ciudades es quizás donde más podremos perdernos, aunque la mayoría tienen un diseño bastante reconocible con pocas casas y establecimientos en los que poder entrar.

Nuevamente, el origen de este problema es el paso a las tres dimensiones, donde se ha optado por mantener el mismo diseño de caminos y mazmorras que en la entrega original 2D, en la que quedaba genial y era efectivo, pero pierde bastante visto desde otro ángulo con cámara libre que permite contemplarlo todo de un primer vistazo. Hubiese estado genial un rediseño del mapeado sin que eso significase necesariamente dejar de ser fieles a la versión original.

Hablando del mapeado, aprovecho para hablar además del apartado gráfico. Como ya habréis podido comprobar, el estilo artístico entra por los ojos desde primera vista, es evidente que es totalmente precioso y espectacular, en especial en lo referente al diseño de personajes y ciudades, aunque es cierto que algunos elementos decorativos como rocas y arbustos están menos detallados en comparación. En cuanto a las animaciones de los personajes, están realizadas mediante captura de movimiento, por lo que no son para nada malas ni de bajo presupuesto, aunque hay algunas ocasiones en que los movimientos son tan exagerados que sentimos que no llega a pegar del todo y el conjunto queda un poco extraño. Otro de los problemas que me gustaría comentar es el de las texturas, pues en ocasiones veremos cómo tardan un poco en cargar y van apareciendo poco a poco, pero tampoco es algo alarmante ya que es cuestión de un par de segundos a lo sumo.

En lo referente al sonido, nos vamos a llevar una alegría ya que vamos a contar con la misma BSO compuesta por Hiroki Kikuta en 1995, en esta ocasión de manera remasterizada y con nuevos arreglos que le dan un sonido más actual pero respetando en todo momento la original sin hacerle perder su esencia. Y si somos unos puristas, podemos estar tranquilos porque también podremos elegir jugar con la misma BSO chiptune del juego de SNES que se ha incluido como extra. En cuanto al doblaje, contaremos con voces tanto en inglés como en japonés, además de textos en completo castellano. Por lo tanto, en cuanto al apartado sonoro no se le puede poner absolutamente ninguna pega.

He comentado antes que estamos ante el mismo juego tal cual sin ningún añadido, y es cierto, pero a medias. Mientras que el juego base se mantiene intacto con el mismo contenido, es en el postgame donde veremos los nuevos añadidos. Aparte de las ya comentadas dos nuevas clases por cada personaje, contaremos también con una nueva mazmorra inédita disponible tras finalizar el juego, además del ya habitual «Nuevo juego+» y alguna sorpresa más. Sumando todo y las diferentes variables que podremos realizar en cada partida, tenemos para varias decenas de horas de juego.

En conclusión, Trials of Mana es una excelente puesta a punto del juego original que gustará a todo el mundo. Quizás no sea perfecto y haya elementos desfasados a día de hoy que se notan a las pocas horas de juego, pero los que jugaron al original en su día lo volverán a disfrutar recordando todos los buenos momentos, mientras que las nuevas incorporaciones descubrirán esta excelente obra actualizada a nuestros días.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Koch Media