Square Enix se está poniendo seria con los RPG, la semana pasada analizábamos Dungeon Encounters, un extraño juego de rol minimalista que sinceramente nos dejó un poco fríos en ciertos aspectos y ahora le toca el turno a otro con una premisa muy parecida. Voice of Cards. The Isle Dragon Roars es obra del estudio Alim y distribuido por la empresa ya mencionada, y nos propone un juego de rol de cartas poco convencional.

La mente creativa detrás de Voice of Cards es la de uno de los hombres de moda: el ya famoso Yoko Taro, especialmente conocido por la franquicia NieR o Drakengard, por lo que como mínimo podemos esperar una historia atrayente con algún que otro giro de guion interesante.

Y Voice of Cards comienza justo donde terminaba la demo del juego, la cual era un prólogo independiente que nos enseñaba los fundamentos básicos en el que tres miembros de la orden blanca tenían una misión de parte de la reina de encontrar un objeto en una cueva, tras lo cual se lo devuelven a su propietaria y en ese momento un poderoso dragón legendario vuelve a la vida para atemorizar al reino. Pero no es a la orden blanca a quienes controlamos esta vez, sino a un nuevo grupo de personajes que se prestan voluntarios para derrotar al poderoso dragón con el fin de obtener una jugosa recompensa.

Uno de los elementos más llamativos de la trama es que no necesita de una gran espectacularidad para sorprender y mantenernos pegados a la pantalla. Acostumbrados a los habituales clichés de juegos de rol en el que los personajes se enfrentan a poderosas entidades cósmicas y salvar el mundo, en Voice of Cards encontramos una trama de carácter más mundano y terrenal, pues la historia nos lleva a resolver problemas de los ciudadanos de a pie y viajar por el mundo de manera convencional, no necesita de un argumento enrevesado ni de épica para funcionar correctamente y la verdad es que es de agradecer.

El concepto de juego es bastante parecido a Dungeon Encounters, solo que esta vez se va al extremo contrario y es capaz de expresar muchísimo utilizando tan poco. Volvemos al mismo sistema, un enorme tablero de casillas en el que tendremos que ir desplazándonos paso a paso, solo que en esta ocasión todo está representado magníficamente y ofrece esa ilusión de mundo vivo a pesar de ser simples casillas. De esta forma veremos casillas con dibujos de tierra, caminos, bosques, aldeanos, tiendas, etc… todo para ofrecer un mundo rico y detallado.

El sistema de exploración se basa a su vez en cartas: cuando salgamos a campo abierto o entremos en alguna mazmorra, no sabremos lo que habrá a nuestro alrededor, las casillas estarán tapadas con cartas boca abajo y tendremos que ir avanzando para que las casillas adyacentes se volteen y poder continuar adelante. Realmente no deja de ser una variante de la habitual «niebla de guerra» que pudimos ver en juegos como Age of Empires, en el que había que ir avanzando para descubrir todo el mapeado y tener una vista completa, solo que aplicado al sistema de juego de Voice of Cards.

Otra de las cosas llamativas de esto es que una vez que una casilla esté desbloqueada, podremos movernos hasta ella directamente sin importar su ubicación y sin tener que ir avanzando casilla a casilla, por lo que podremos viajar de un extremo del mapa al otro o plantarnos a la entrada de una posada con tan solo un movimiento como si se tratase de un teletransporte, una mecánica que no a muchos les convencerá porque facilita mucho las cosas. Pero el propio juego se encarga de que el jugador no abuse de este sistema y en lugares importantes como mazmorras o bosques, el escenario cuenta con visibilidad reducida en forma de oscuridad que hará que no podamos teletransportarnos más de dos o tres casillas más adelante, de esta forma se evita el poder ir a la salida de la mazmorra directamente o evitar los encuentros aleatorios.

Ya entrando en la mecánica del combate, contaremos con un sistema de turnos reales en el que nuestros personajes y enemigos van atacando consecutivamente. Bajo una apariencia de cartas al igual que el resto del juego, cada personaje contará con un indicador de puntos de daño, puntos de defensa y vitalidad. De igual forma podremos ver esa información en los rivales, de manera que podremos tener en cuenta a quien nos conviene atacar y de qué manera.

Aquí también entra en juego el sistema de gemas: nuestros ataques y habilidades no consumirán puntos de magia ni serán gratuitos, sino que para utilizarlos tendremos que gastar gemas. Al comienzo de cada turno nos obsequiarán con una gema -acumulables hasta un máximo de 10- que son comunes a todos los personajes, de manera que si por ejemplo tenemos dos gemas acumuladas y un ataque especial consume tres, no podremos utilizarlo hasta el siguiente turno si es que nadie más las ha gastado para realizar otro ataque. Como si de un juego de rol de tablero se tratase, algunos ataques especiales requieren de una tirada de dado que dependiendo del número sacado, tendrá más o menos efecto o provocará estados alterados en el enemigo.

Al terminar un combate, recibiremos puntos de experiencia y oro, por lo que en este sentido también es bastante clásico. Ya dentro de las ciudades, encontraremos diferentes tiendas donde gastar el dinero acumulado ya sea en objetos consumibles, en accesorios o en armas para poder mejorar a nuestro grupo. Otro de los detalles que me han gustado es que todos los personajes recibirán puntos de experiencia independientemente de si han participado en la batalla o no, por lo que los miembros del grupo que se encuentren en al reserva podrán mejorar igual sin necesidad de estar utilizándolos continuamente.

Pasando ya al apartado audiovisual, Voice of Cards tiene un diseño artístico maravilloso, con artes e ilustraciones de la mano de Kimihiko Fujisaka, ilustrador conocido por sus diseños de personajes en juegos como NieR, Drakengard o Fire Emblem: Heroes. En cuanto al sonido más de lo mismo, pues encontraremos una increíble banda sonora compuesta por Keiichi Okabe, otro viejo conocido por sus colaboraciones con Yoko Taro, ofreciéndonos aquí unos temas melodiosos y cargados de sentimiento. Respecto al idioma, todo el juego se encuentra narrado en inglés por un master como si de un auténtico juego de rol de tablero se tratase, aunque tendremos textos en castellano con una buena traducción.

Completar Voice of Cards no nos llevará mucho tiempo para tratarse de un RPG, pues en unas 15 horas podremos estar viendo los títulos de crédito, pero  si queremos descubrir todos sus secretos nos llevará bastantes horas más. Mención especial al completo -y complejo- minijuego de cartas que encontraremos y todos sus modos, pues es un auténtico vicio y como nos descuidemos le podemos acabar dedicando más horas que al propio juego.

Voice of Cards: The Isle Dragon Roars supone toda una sorpresa en cuanto al género de los RPGs, pues Yoko Taro y su maestría consigue que un juego de rol que no innova ni aporta demasiado al género resulte fresco y divertido. Esperemos que las ventas acompañen y acabemos viendo alguna secuela o nuevas entregas que expandan su mundo y le saquen más provecho a sus mecánicas, ya que no es una franquicia que merezca caer en el olvido.

 


Este análisis ha sido realizado en PlayStation 4 mediante una copia cedida por Koch Media