Las sorpresas no terminan este año, Wizard with a gun es uno de los juegos que más lo ha hecho. No solo por su calidad, que también, si no por el género al que pertenece, muy en la línea del juego anterior que he analizado ENDLESS Dungeon. Wizard with a Gun parece un simple roguelike de disparos desde una perspectiva isométrica, pero el juego también ofrece algo que no hubiera adivinado: crafteo al más puro estilo Don’t Starve -juego al que también se parece visualmente-.

Wizard with a Gun nos pone en la piel de un mago que usa proyectiles para lanzar su magia al enemigo. Así explicado puede parecer sencillo, pero en poco tiempo el jugador se encuentra ante una cantidad enorme de posibilidades jugables que harán del título una experiencia cambiante. En cuanto a la trama, el fin del mundo ha llegado, y deberemos retroceder para poder evitar que eso ocurra. Para ello necesitaremos matar enemigos y conseguir engranajes.

Una vez hayamos superado el tutorial, sencillo y bastante directo, podremos trastear en nuestra base de operaciones. En ella construiremos las máquinas que nos permitirán mejorar nuestro armamento y el personaje. Para construir algunas de estas máquinas el juego ofrece un sistema de escaneo al estilo Metroid Prime. El escaneo es también necesario sobre los enemigos y otras estructuras para desbloquear otras cosas. Este sistema funciona bastante bien y escanear a un enemigo a veces puede convertirse en todo un reto.

Una vez asentados en nuestra base, es hora de mirar las armas. Hay cuatro tipos de arma, la pistola, la ametralladora, el trabuco y la carabina. Cada uno con sus formas de disparo y diferentes calidades a lo largo del juego, está bien combinarlas para que sean lo más efectivas posible. Pero no son las armas lo más importante; lo son las balas. Tenemos muchos tipos; los típicos de fuego hielo y demás están presentes, pero también hay otras más experimentales, como una bala que empuja y otra que cautiva a los enemigos. Hablar de todas las combinaciones requiere una guía completa, así que creedme cuando os digo esto: cuando parece que ya las has visto todas, el juego te sorprende.

También desbloqueamos balas que sirven de apoyo a otras, además de un gran número de mejoras tanto para nuestro personaje como para las balas. Las mejoras del personaje son bastante básicas, como más vida o más espacio en la mochila; pero es en las mejoras de las balas donde el juego vuelve a brillar. Una enorme variedad que combina diferentes efectos y los convierte en nuevos, o modificadores que hacen que el arma haga un daño enorme pero tarde mucho más en disparar. De nuevo, el juego no deja de sorprender en esto, muy loable.

Como habréis adivinado a estas alturas, los elementos en Wizard with a Gun son clave. Los combates son una locura de efectos de veneno, rayos, fuego y electricidad, sobre todo jugando en cooperativo. Las peleas son siempre muy movidas, y tendremos que esquivar a cada rato, ya que la mayoría de los ataques enemigos son en área. Cuesta acostumbrarse a esta orgía de elementos, pero una vez se consigue, cada combate es un frenesí de destrucción. Wizard with a Gun domina los elementos, eso está claro.

Algo parecido pasa con los biomas. El juego se divide en diferentes biomas, cada uno con sus enemigos y recursos propios que tendremos que eliminar y recolectar respectivamente. Cada una de nuestras balas están relacionadas con algún bioma, por lo que es interesante explorar todos y llevar buena variedad. Algo interesante que propone Wizard with a Gun es que muchos elementos pueden ser alterados. Por ejemplo, si matamos a un enemigo envenenándolo, es muy probable que suelte carne putrefacta, o si disparamos a un árbol con balas de fuego es casi seguro que tendremos acceso a carbón cuando recojamos las partes. Puede parecer básico, pero hay todo un mundo detrás de esto. 

Pero no todo iba a ser bueno. Personalmente, soy un poco desordenado en los juegos de construcción y crafteo. Me suele costar tener las cosas ordenadas correctamente, pero es que Wizard with a Gun no lo pone nada fácil. Los cofres solo tienen acceso a las máquinas que tienen adyacentes, y dado el gran número de máquinas que hacen falta, es virtualmente imposible ordenarlas de tal forma que siempre se tenga acceso a todo. En un juego con tantísimos recursos, siendo tan parecidos unos a otros, creo que el juego debería poner más facilidades al jugador. Craftear balas es raro también, ya que no se pueden desequipar y van en paquetes en vez de ir de una en una. Estoy seguro de que con el tiempo vendrán mejoras, pero ahora mismo tengo tal lío montado que he dejado el crafteo como algo secundario. 

El juego ofrece un cooperativo a dos jugadores, y aunque es funcional, no está exento de problemas. Al entrar el programa cataloga al jugador invitado como alguien nuevo, y por lo tanto aparecen todos y cada uno de los mensajes del tutorial, cuando son totalmente innecesarios. No se pueden quitar, y por si fuera poco, no se puede pasar ni armas ni mejoras de un mundo a otro. Puedo entender que no quieran que se dinamite un juego recién creado, pero hay algunas cosas muy complicadas de craftear y para echar una partida de vez en cuando es demasiado injusto para con el jugador. 

El aspecto visual cartoon es precioso, y el hecho de que todo el mapa esté hecho en cuadrículas hace que tenga un aspecto muy personal que en pocos juegos he visto. Aunque decir que se parece a Don’t Starve o a Hades no es una locura, Wizard with a Gun es lo suficientemente diferente como para tener carácter propio. Por otro lado, la música es relajante y está bien elegida, pero algo más de variedad se agradecería, sobre todo en la base, donde pasamos mucho tiempo ordenando cosillas.

En resumen, Wizard with a Gun es un juego maravilloso en lo jugable. La acción es desenfrenada, los tiroteos magníficos y la variedad constante. El crafteo es muy divertido y la progresión es estupenda, pero algunas decisiones en los menús y la interfaz no son los mejores -a no ser que seáis los jugadores más ordenados del planeta-. Pero en general, navegar y disparar en este título es un placer constante.