Eres un hombre blanco y heterosexual, viviendo en una sociedad que siempre ha sido tuya por derecho, pero desde hace unos años sientes que el suelo de mármol donde pisas orgullosamente con pasos de elefante macho, se mueve ¡PEOR! Te lo están moviendo.
Lo Woke resquebraja esas baldosas de mármol, te deja esquirlas en tus flamantes Nike Trump. Sientes que tu espacio se acorta peligrosamente ¡MUCHO! A la Agenda 2030 solo le quedan seis años para que seas el colectivo más amenazado del planeta, si es que no lo eres ya.
Quizás pienses que esto es un fenómeno tristemente reciente ¡Netflix y su contenido Woke! Por supuesto Disney les siguió, y el plan de la Gran Sustitución está tan vigente que sientes miedo de hablar siquiera con tu madre, con tus hermanas, incluso tus hijas ¡Ni te atreves a salir de casa, NORMAL! Pero desde esta simple sección de videojuegos retro ¿Aceptas que te contemos que esto empezó mucho antes de lo que creías?
Que ya estaba decidido, que ya estaba organizado, que cuando creíamos que seríamos los seres supremos del universo que conquistaríamos el sistema solar, nos estaban haciendo la cama.
Porque los ataques a nuestra forma de vida tenían que venir de varias fuentes. Y los videojuegos fueron la que menos nos vimos venir ¡MALDITA SEA!

«¡Aaaaaaaaaaah, varón blanco/negro machistaaaaaaaaaaaa!»
Lamentablemente, lector que buscas leer sobre retro, decirte que cuando no existía internet -no de forma organizada en Europa y España… porque los Wokes lo estaban preparando todo desde USAnolandia-, cuando leías en las revistas sobre videojuegos toda la información sobre este mundo ¡Ya te estaban manejando!
Estamos en los años 90, y… ¿qué podíamos saber nosotros que iba a pasar? Solo consumíamos todo el nuevo desarrollo tecnológico y cultural que no hacía más que crecer. Cada vez más pelis con Samuel L. Jackson de ‘secundario cómico racial’, las mujeres abriéndose camino también tras dejarlas ser personajes de acción en Terminator 2 y Aliens, Bibi Ándersen saliendo de vez en cuando en programas y películas… No lo veíamos. Pero las señales ahí andaban.
Precisamente la forma de introducir valores alterados y direccionados es a través de plataformas, canales y sistemas de éxito. Y una marca milenaria como Atari era PERFECTA. Entonces, cuando todo el sector de las consolas presumía de tener 32-bits, ellos lanzaron una máquina del doble de bits. Había nacido Atari Jaguar, el sistema de videojuegos dispuesto a volver a situarse en cada hogar, sean las 3000 viviendas, sean las fabelas de Max Payne 3, o las casas de adobe de Rambo III.

¿Solo un no-hermano? ¡Venga ya!
No vamos a negar que lo Woke Poke Loke Moke viene desde el país occidental más productor de cultura de consumo que es los Estados Unidos de América. Y aunque ya había empezado a hacer cosas como darle siete Oscars a una historia de un hombre blanco que simpatiza con una civilización que ya estaba en el continente antes que nuestra Gran Raza de Yith gente, hubo un claro punto definitorio. Y fue una película donde se mostraba como un negr… afroamericano doblegaba en el deporte a un varón blanco de buena familia y valores.
Había nacido «Los Blancos No la Saben Meter».
Y la consola futurista de Atari fue el punto de entrada para destruir hogares cristianos convencionales. Y todos compramos la película, la consola, y el videojuego que no sabíamos que nos haría tanto daño. ¿Como no hacerlo? La primera consola de 64-bits del mercado, una potencia desmedida, y que tuvo una penetración (ejem) mayor que las máquinas de Sony, SEGA, Nintendo, Amstrad o Ambernic.
White Men Can’t Jump, o como realmente se quiso titular para convertir/convencer al emergente mercado latino de MesoAmérica y Europa, Los Blancos no la Saben Meter, fue un videojuego de baloncesto urbano. Con formas conocidas, camino andado, y consiguiendo que tan gran juego fuese un caballo de Troya en más de mil millones de hogares occidentales… aunque tanto no vendió… pero más o menos por ahí anda la cifra.
Por eso estamos como estamos. Atari no fue suficiente. Y si ellos no lo fueron, ¿quien lo sería?

Negros… negros… ¡POR TODAS PARTES!
Mira que el videojuego nos lo ponía en la cara: razas combinadas, igualdad (¡Puaj!), clases sociales que NUNCA se deben mezclar, mujeres ¡MUJERES! ¿Quien pensaba que Charo D. Karen se podría medir físicamente contra hombres curtidos con sus diez-doce horas diarias de trabajos físicos que salvaguardan a la humanidad de volver a la era de la recolección de frutas y vegetales silvestres?
No está bien, pero lo lograron ¡Lo lograron! Y nos quedamos en el asiento jugando a semejante juegazo. Pero, ¿y que íbamos a hacer cuando te plantan semejantes graficazos en el rostro? El sonido, por supuesto, iba a la zaga. El THX de Lucasfilm se quedaba corto ante una compañía que había nacido antes, y había llegado antes a millones de casas. No vais a poder oírlo en una entrada de texto e imágenes, pero se confía en la palabra de 33bits ¿No?

«Te pagamos por la tronka del fondo.»
Es que ni pedían conocer la película ¿Para qué? El E.T. de la Atari VSC hizo más por extender la iconografía del personaje y los trabajados diseños de la criatura, y geniales escenarios, que el pozo de billetes que fue la desastrosa película estadounidense.

«¡Soy vlanka, vajita y con vajina! ¡Tengo derecho a ganarte!»
Esta batalla la perdimos mucho antes de lo que pensamos. Es duro reconocerlo, lo sé. Así que solo nos queda paliar los daños. Porque NUNCA dejaremos de ver como personajes de diferentes razas, sexos, orientaciones sexuales, gusto por las verduras, capacidad para abrir puertas, elegir comprar una consola frente a montarse un PC… inundan nuestros medios de comunicación ¡ESTÁ DENTRO
Y aquí empezó.
Los blancos sí la saben meter… supongo.
Lo siento.