Injection Pi23 es uno de los títulos más ambiciosos del estudio malagueño Abramelin Games, que lleva desde el 2010 desarrollando videojuegos por su único integrante, José Antonio Muriel JAM con la ayuda de algunos colaboradores. En esta suerte de Silent Hill español nos adentramos en una versión retorcida del pueblo El Entredicho.

La demostración comienza con una cinemática muy confusa en la que nuestro protagonista, triste y deprimido va tras su perro provocando que nuestro oscuro personaje acabe sufriendo un accidente. Al despertar tiene un autobús en llamas detrás suyo que le bloquea el camino. A partir de este momento debemos explorar El Entredicho, pueblo en el que parece reinar una oscuridad y terror perceptibles. Como mencioné antes, este juego se inspira mucho en Silent Hill: enemigos deformes, notas que mencionan el trasfondo de la historia del pueblo, habitaciones con reacciones sobrenaturales y cadáveres… nada cobrará sentido y está en nuestro juicio interpretarlo lo mejor posible juntando todas las piezas del rompecabezas que es la trama.

Podremos elegir entre tres tipos distintos de cámara: primera persona, tercera persona y cámara fija. Podremos cambiar durante el juego entre cualquiera de las tres y emplear la que más cómoda nos resulte. Contamos con un inventario donde examinar los objetos, combinarlos si es necesario, un mapa para poder explorar los puntos de interés de El Entredicho y un listado con las notas y artículos que hemos encontrado a lo largo del juego.

Para progresar en el juego debemos hacer frente a ciertos rompecabezas, cuyas pistas residen en algunas notas que encontramos por las calles. Algunos desafíos requieren el sigilo pues deformes criaturas patrullan determinadas áreas del pueblo. En el caso de la demostración, tuvimos que colarnos en una carpintería para obtener una herramienta necesaria para acceder a una sala. Pero la puerta se cerró y para volver a desbloquearla tuvimos que sortear a una horrenda criatura que patrullaba el acceso al ascensor que desbloqueaba la salida.

El mando Dualshock 4 cuenta con funciones interesante de la barra de luz para Injection Pi23: se ilumina de color azul cuando nos acercamos a puntos de interés con los que interactuar, se pone de color verde para indicar nuestro estado de salud y parpadea de color rojo cuando un enemigo nos ha detectado. Aunque en el Capítulo 1 no encontramos armas, más adelante podremos emplearlas como método  de supervivencia contra las tenebrosas criaturas que rondan por el pueblo.

Algunos puzles requieren prestar atención a las sutiles pistas del entorno

En los puzles encontramos muchas referencias a lo oculto y a elementos cabalísticos e incluso de la mitología egipcia. Los sustos en algunas casas a explorar están garantizados y en todo momento sufrimos una sensación de incomodidad y miedo. El juego técnicamente no es nada del otro mundo, recordando a títulos de la generación pasada sin tampoco exagerar. Injection Pi23, que emplea el motor Unity, presenta algunos buenos efectos como la iluminación de la linterna y el sonido —lo jugué con auriculares y el resultado era muy bueno—. El juego cumple de sobra para hacernos sentir incómodos en el siniestro pueblo malagueño. De todas formas es un juego que a medida que sigue su desarrollo, va evolucionando favorablemente con su único desarrollador principal.

El sigilo será primordial para no acabar a merced de las retorcidas criaturas que patrullan el pueblo

Al final del Capítulo 1 logramos apagar el incendio que bloqueaba la salida a la parte del pueblo para seguir avanzando en esta tenebrosa y retorcida fantasía de nuestro protagonista. El juego, que es la primera parte de una trilogía según su creador, tiene previsto salir este año en PlayStation 4 y PC.