Vuelvo a escribir para la web con uno de mis géneros predilectos, los juegos de gestión en tiempo real. Scorchlands nos viene de la mano de Ringlab, un estudio de reciente creación que ya había hecho sus pinitos en títulos menores anteriormente, solo que bajo otro nombre. Lo importante es que llegan de nuevo con un título no muy complejo, pero que sabe qué teclas tocar.

Scorchlands que acaba de ser lanzado en formato Acceso Anticipado es un juego de gestión de recursos, que se divide en dos partes; la gestión y el combate, estando este último en muy segundo plano. De hecho, el combate es probablemente lo que menos me gusta del título, más adelante explicaré las razones. Lo primero que tengo que decir es que Scorchlands es innovador en lo que a su gestión de recursos se refiere, y es lo que convierte al juego en algo a tener en cuenta.

Comenzamos con un tutorial simple que nos explica de forma simple cómo producir materiales en este pintoresco mundo. Los protagonistas de nuestra aventura son pájaros antropomórficos, y todo está contado desde un punto de vista cómico que, junto a lo desenfadado del estilo visual, hace que el resultado final nos haga pasar un rato muy ameno. Pero sigamos donde lo habíamos dejado, el tutorial; se nos explica cómo todo funciona a través de la magia -si, tal y como suena-. 

El escenario está dividido en hexágonos y para poder crear cualquier tipo de recurso necesitaremos hacer una «base», algo parecido a una ciudad en el clásico Civilization. Una vez la hemos construido nos sorprenderá ver que los edificios básicos son gratuitos de construir. Si hay acceso suficiente a materiales, podremos construir todas las canteras que necesitemos. De hecho, la colocación de la ciudad alrededor de los recursos es uno de los puntos clave de Scorchlands. ¿Y si construir los edificios es gratuito donde está la gracia del juego, os preguntaréis? Porque lo importante del título y lo que nos permite construir nuevos edificios es el árbol de habilidades.

Podremos construir todos los edificios que queramos siempre que los hayamos desbloqueado y tengamos el espacio suficiente. El juego tiene una variedad enorme de recursos, y a veces seguir el ritmo es un poco complicado. En este campo me recuerda un poco a Factorio, título donde si no ordenas bien tus recursos tendrás una cacao importante en menos de lo que canta un gallo. Pues en Scorchlands es igual, si no andas rápido, se terminan las posibilidades de hacer nuevas ciudades y con las que tienes no te será suficiente para fabricar los recursos que hagan falta.

Otra mecánica interesante es la de los láseres. Para llevar recursos de una base a otra, tendremos que usar un láser colocado de forma correcta, algo complicado cuando necesitamos casi todo el espacio para seguir recogiendo recursos. Y cuando las ciudades se van alejando unas de otras y no están en línea recta, tendremos que usar unas catapultas para poder llevar el láser más allá. Muy raro, lo sé. Una vez sepamos cómo enviar los materiales de un lugar a otro, es cuestión de tiempo que desbloqueemos los biomas que nos quedan y que avancemos.

Entrando en el combate, manejaremos a nuestro héroe -el cual movemos por el mapa para hacer nuevas ciudades- e iremos desbloqueando otras unidades. Derrotar a un enemigo consiste en ponerse cerca de él y tener superioridad numérica. Los enemigos no se mueven, así que lo único que tenemos que hacer es colocarnos bien. Esto podría ser interesante como puzle, pero es demasiado sencillo y todos los combates que he hecho son un mero trámite para quitar a los enemigos y tener nuevos lugares donde construir bases. Personalmente no creo que aporte mucho.

Saliendo de los apartados jugables, creo que en donde más destaca el título es en su aspecto visual, con ese toque low-poly, y esos colores pastel pero de lo más animados. Los diseños son interesantes y agradables a la vista. Y los efectos visuales en la construcción de edificios y demás también son más que decentes. Por último, algo que me gusta es lo suave del cambio entre distintos tipos de cámaras en el juego. Dicho en corto, es un juego muy trabajado en su aspecto visual y que se nota que está hecho con cariño.

Por otra parte, ni la música ni el sonido me han parecido nada del otro mundo; me han gustado algunos sonidos en particular, como el que hace la creación de una nueva base, pero nada más allá de eso. La música no necesita destacar en un tipo de juego así, basta con que acompañe, y eso lo hace bastante bien.

En resumen, estamos ante un título sólido de gestión de recursos, con algunos giros que yo al menos no había visto nunca antes. El combate me parece que no tiene interés, pero no es ni por asomo lo principal que nos ofrece Scorchlands. Y además se trata de un juego que sale por poco más de diez euros. Eso seguro que gusta a muchos. Ringlab pretende mantener el Acceso Anticipado entre seis meses y un año antes de lanzar la versión final del título, seguro que la versión final nos va a gustar.

 


Este artículo se ha realizado en PC mediante una copia cedida por Star Drifters