Tras varios meses de espera, al fin tenemos la versión completa de Infernal Radiation. El estudio Asmodev acaba de publicar el nuevo juego perteneciente a su propio «divinoverso» que tienen planeado montarse con los futuros lanzamientos de Priest Simulator e Inquisitor: The hammer of witches, entre otros. Pero ahora el juego que nos ocupa es la primera parte de esta particular saga: Infernal Radiation.

Asmodev se caracteriza por desarrollar juegos tomando por base la religión y el ocultismo como temática principal, y en esta ocasión no es una excepción. En el caso de Infernal Radiation, se trata de un juego que fue lanzado en abril de 2020 en forma de acceso anticipado, permitiendo jugar hasta cierto punto de esta aventura mientras se terminaba de desarrollar del todo. Ha sido a finales del pasado diciembre cuando se ha lanzado su versión completa que nos permite llegar hasta el final del juego y ver cómo termina todo.

La trama de Infernal Radiation es bastante peculiar: encarnamos al Cardenal Godspeed, un infame miembro de la curia que viaja hasta una remota isla tras el aviso de que la explosión de una central nuclear que funciona a base de oraciones ha hecho que los habitantes de la isla sean poseídos por demonios del infierno. El cardenal tiene la tarea de exorcizar a los habitantes de la isla a base de hostias -no de las sagradas- y ya de paso, localizar el paradero de una persona muy importante para él.

En este punto y al tratar sobre la religión, alguno se imaginará al protagonista como un inocente clérigo con miedo a lo desconocido que hace su trabajo con todo el respeto hacia los seres sobrenaturales. Nada más lejos, nuestro protagonista es todo un tipo duro acostumbrado a lidiar con estas mierdas a diario, malhablado, maleducado y violento, una especie de John Constantine en Hellblazer, y su actitud y sus diálogos son sin duda uno de los puntos fuertes del juego. Vamos a empatizar con el cardenal desde el primer minuto de juego.

¿Pero qué tiene que ofrecernos Infernal Radiation en lo jugable? Lo cierto es que es difícil encajar el juego en algún genero concreto, podríamos definirlo como «un boss rush con toques de RPG». Lo sé, os habéis quedado igual que antes, pero ya iré explicando en que consiste todo esto.

Manejando al cardenal directamente, podremos movernos por toda la isla como si se tratase de un mundo semi-abierto desde una perspectiva lateral pero pudiendo movernos en tres dimensiones. A lo largo de la isla tendremos que hablar con los diferentes habitantes de la misma, pudiendo luchar contra ellos y acumular experiencia para subir de nivel. También podremos encontrar tesoros con los que aumentar nuestra cantidad de oro, con el que podremos adquirir nuevas mejoras y poderes para hacer los combates algo más llevaderos.

Con lo de boss rush con toques de RPG que dije antes, me refería exactamente a eso. El juego se limita a ser una sucesión de combates uno detrás de otro contra los diferentes habitantes poseídos, permitiéndonos explorar un poco los nuevos caminos abiertos entre enemigo y enemigo, pero se podría decir que de manera anecdótica ya que apenas hay cosas que hacer más allá de encontrar el oro que se ve a simple vista, y además habiendo solo un par de tesoros en cada nueva zona.

Teniendo esto en mente, más vale que los combates sean muy buenos si todo el peso del juego va a recaer sobre ellos. Por fortuna, así es, los combates cuentan con el suficiente atractivo como para no aburrir a la larga, aunque entendemos que la estructura puede hacerse bastante repetitiva. Y la gracia de los combates es que se tratan de minijuegos rítmicos, no en el sentido musical, pero sí que habrá que controlar muy bien los tiempos y los ataques rivales para poder salir victoriosos.

Pasamos a explicar cómo funciona la mecánica de los combates, aunque es más fácil entenderlo jugando que contándolo: una vez empezada la lucha solo tendremos dos comandos, defensa y ataque, cada uno asignado a los botones L y R, también dispondremos de otro botón para usar el agua bendita pero lo utilizaremos de manera más anecdótica. Resulta que solamente podremos atacar o defendernos cuando a los personajes los rodee un aura de color verde, momento en el que tendremos que decidir si atacamos o nos defendemos, ya que el enemigo no dejará de lanzar ataques a distancia, si pulsamos un comando cuando a los personajes no los rodee dicha aura, nuestro protagonista quedará aturdido durante unos segundos y no nos quedará otra que recibir el daño.

Los ataques del enemigo siempre siguen un patrón rítmico, diferente en cada enemigo, así que será nuestra tarea ir memorizando dicha secuencia para decidir cuando es el momento oportuno para atacar y para defenderse. Podemos pensar en los combates como una especie de Sekiro 2D, no solo en cuanto a aprenderse la coreografía enemiga para saber cómo contrarrestarla, sino también porque cada enemigo contará con una barra de defensa y otra de vitalidad, de manera que devolver los ataques con nuestro escudo hará que la defensa del rival vaya disminuyendo y sea más fácil bajarle la barra de salud, la cual además sufrirá más daño cuantos más ataques consecutivos encadenemos sin ser golpeados.

En lo visual es donde encontramos uno de los puntos fuertes del juego, especialmente en su estilo artístico y su lore, con unos diseños que podrían haber salido perfectamente de algún comic de Mike Mignola o Garth Ennis -de hecho pensaba que se trataba de la adaptación de algún comic existente, pero no es así-, aunque quizás por la traducción o por la trama en sí, es muy fácil perderse y no llegar a entender toda la historia. En el rendimiento lamentablemente no da la talla, con un apartado gráfico muy pobre que recuerda a principios de los 2000 y con caídas de frames cuando hay muchos elementos y partículas en pantalla.

De duración podremos decir que está bastante bien para lo que ofrece, con 4-5 horas de juego por delante en una primera partida pero con la posibilidad de comenzar una nueva partida + con nuestro nivel actual y en una de las 5 dificultades del juego. Si aun así queremos más, podremos jugar al juego en modo cooperativo local, pudiendo afrontar los combates con dos jugadores a la vez.

Infernal Radiation es un juego bastante interesante tanto en su historia como en sus mecánicas, aunque no termina de decantarse en especial por ninguno de los géneros que toca y acaba dejando una sensación de que podría haberse exprimido más. Aun así, su contenido es lo suficiente interesante como para mantener enganchado al jugador y hacer que siga jugando. Veremos cómo termina este experimento de Asmodev de unificar todo su universo sagrado en juegos de la misma temática, pero lo cierto es que pinta, cuanto menos, original.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Ultimate Games