Mortal Shell llega a Nintendo Switch después de haber debutado en agosto de 2020 en PlayStation 4, Xbox One, y PC, y haber recibido una Enhanced Edition para PlayStation 5 y Xbox Series S/X en marzo de 2021. Por sorpresa y sin previo aviso, ha aparecido esta Complete Edition para la consola híbrida de Nintendo que además del juego original Mortal Shell incluye todo su contenido descargable, Rotten Autumn -actualización gratuita que añadía contenido como una nueva quest, modo foto o una canción metal alternativa para los jefes- y The Virtuous Cycle -expansión que añadía un modo roguelike con generación aleatoria de niveles, más de 100 mejoras, un nuevo arma, la Axatana, y un nuevo cascarón, Hadern-.

Para los que se aproximen al juego por primera vez hay que empezar nombrando a Dark Souls. Desde las pantallas de carga vemos que el estudio no se tapa, que va absolutamente de cara a la hora de mostrar sus influencias y su base, y es que tanto a nivel visual como mecánico coge mucho prestado de los juegos de From Software. Pero no os quedéis con eso y penséis que es un simple cambio de skin y ya está, Mortal Shell tiene mucho que ofrecer por sí mismo.

La primera gran idea que aporta Mortal Shell es juntar de una manera muy peculiar la idea de juego con personaje «cerrado» -es decir, con estadísticas más o menos fijas y con habilidades concretas-, unido a las diferentes posibilidades, las diferentes builds. ¿Y cómo puede haber selección de build con personajes cerrados? Pues con el sistema de cascarones, las «shells» que dan título al juego. Una serie de personajes ajenos a nosotros que han perecido en el mundo de Falgrim y alrededores, a los cuales podemos poseer para ganar sus habilidades y estadísticas. Unos tendrán más vida, otros más energía, otros serán más rápidos… Varias posibilidades a las que el juego te anima a cambiar constantemente para adaptarte a las distintas condiciones del entorno. Con ciertos objetos incluso puedes cambiar de cascarón al momento.

Y hablando de objetos, no sabremos ni lo que hacen los objetos que recogemos. Debemos usarlos al menos una vez para saber qué hacen -aunque nos lo imaginemos por el aspecto-, y esto añade un toque de misterio adicional. Con cada uso, aumenta nuestra familiaridad con el objeto y esto nos da más información sobre el mismo, descubriendo más sobre el mundo de Mortal Shell únicamente con un objeto cualquiera. Este ciclo de «desconocimiento-aprendizaje» se aplica también a nuestros cascarones, que de primeras serán desconocidos y no podrán ser mejorados, pero a través de cierto personaje, conoceremos la identidad de estos personajes que estamos poseyendo y con cada mejora aprenderemos algo más sobre ellos. Es una idea que añade un factor de evolución continua conforme avanzamos en la aventura.

Por supuesto, en un soulslike es inevitable hablar del combate, y creemos que Mortal Shell ha sabido dar su toque personal. Para empezar, no tenemos bloqueo alguno. En su lugar, nuestra principal arma defensiva es petrificarnos, volviéndonos invulnerables a los ataques, algo que podemos hacer en mitad de cualquier animación. Esto otorga un ritmo especial a los combates, dándonos una ventana donde atacar, hacernos invulnerables durante el ataque enemigo, y seguir atacando mientras se recupera. Junto a esto, tenemos el parry, tan habitual en estos juegos, pero que aquí será vital de cara a que a veces el daño contra jefes sin este será insuficiente y es que… el parry es nuestra principal herramienta de curación. Sí, hay objetos medianamente fáciles de conseguir para curarnos, pero no tenemos un sistema estándar como el éstus o los viales de sangre de Dark Souls o Bloodborne.

Aquí nuestra principal forma de curarnos de los brutales ataques enemigos, es realizar un parry con suficiente determinación -un pequeño indicador que se carga solo según ataquemos y demás- que nos permite recuperar vida. Con esto en mente, no podemos decir otra cosa que no sea avisar que Mortal Shell es posiblemente más difícil que cualquier otro juego del género que nos hemos encontrado. Esta falta de curación y dependencia absoluta de algo con un margen tan escaso como el parry -mucho más difícil de realizar consistentemente que en Sekiro, por ejemplo, donde también era una herramienta vital- convierten cualquier travesía por el juego en un auténtico desafío. Y quizá, el único punto negro del juego, sean esas travesías. Si bien los jefes están bien y permiten que el combate brille con luz propia, a la hora de atravesar las distintas zonas que componen Mortal Shell, zonas que en general tienen un diseño fantástico plagado de desvíos, secretos, atajos, y demás, nos vamos a encontrar un abuso absoluto del número de enemigos.

Los mapeados tienen enemigos con los que uno a uno son fáciles de lidiar, pero que por lo general es imposible no enfrentarte a un mínimo de dos enemigos salvo excepciones muy contadas. Resulta especialmente frustrante cuando llevamos ya un rato desde que abandonamos nuestro punto de control, hemos gastado la resurrección que nos brinda el juego -una vez nos vacían la barra de vida, salimos de nuestro cascarón y podemos volver al mismo una vez, aunque cuando no estamos en él somos extremadamente vulnerables-, y lo que nos encontramos es un punto donde cinco o seis enemigos están reunidos alrededor de una hoguera y según damos un paso, se activan todos como un resorte y nos atacan a base de flechas, estocadas, y porrazos.

Del apartado audiovisual de esta versión para la consola de Nintendo podemos decir que hemos quedado gratamente sorprendidos. Es obvio que se ha perdido calidad gráfica, detalle, y resolución, al fin y al cabo el hardware de Nintendo Switch es por todos conocido, pero también es cierto que sorprende bastante la fluidez conseguida y que en movimiento el juego gana muchos enteros en comparación con la impresión más fría que pueden proporcionar las capturas. Y sobre el rendimiento, es evidente que los chicos de Cold Symmetry han puesto su foco aquí, y han conseguido una muy agradecida estabilidad de frames con algunas caídas puntuales -curiosamente en momentos donde también sufrían las versiones de PlayStation 4 y Xbox One-.

En términos generales, nuestra experiencia con Mortal Shell es positiva. Es un juego con una ambientación sobresaliente, una jugabilidad sólida, y un diseño bastante competente. La versión de Switch no llega a las cotas de calidad gráfica de las versiones mayores por motivos obvios, pero si solo podemos optar por el sistema de Nintendo o queremos disfrutar de la experiencia en modo portátil os podemos decir que Mortal Shell: Complete Edition es perfectamente disfrutable y una versión a tener en cuenta, que además cuenta con todo el contenido adicional lanzado hasta la fecha.

Como punto negativo podemos decir que el abuso de enemigos menores dispara la dificultad cuando era ya de por sí bastante elevada, lo que convierte a Mortal Shell en una experiencia para jugadores ya curtidos y puede alejar al jugador más inexperto. Cold Symmetry se ha marcado una versión muy digna de su juego estrella y lo único que no entendemos muy bien es porque su lanzamiento por parte de Playstack ha sido totalmente por sorpresa -justo después de anunciarse esta edición en un Nintendo Direct dedicado a los indies- y sin marketing detrás. Al menos hemos recibido noticias de que esta versión para Switch recibirá una edición física a lo largo de 2023.

 


Este análisis ha sido realizado en Nintendo Switch mediante una copia cedida por Evolve PR