Aeon Must Die! es un juego que ha creado gran controversia en el sector de los videojuegos. Anunciado hace unos años para varias plataformas, fue el verano del año pasado cuando después de la presentación de un nuevo trailer en el State of Play de Sony, saltaba la noticia de que varios ex trabajadores del estudio Limestone Games -prácticamente todos los trabajadores abandonaron la compañía una semana antes del evento- acusaban al estudio y sus responsables de crunch, falta de pagos, abuso laboral, amenazas, irregularidades laborales, e incluso robo de IP -esta de parte de Mishura Games, estudio del cofundador y anterior CEO de Limestone que mantiene que él nunca cedió la propiedad de la IP-.

Por mal que pintase el tema, el juego ha acabado saliendo y ya se encuentra entre nosotros. Aunque los problemas entre las tres partes, Limestone Games, Mishura Games y Focus Home Interactive como editor siguen adelante, en 33bits vamos a centrarnos en lo que el juego nos puede ofrecer en sí, sin entrar a valorar si hay que apoyarlo o castigarlo por todo lo acontecido alrededor de su desarrollo. Ya que a tenor de lo visto en los primeros trailers y el juego final, no parece que toda esta polémica haya afectado a la base jugable del título, y ya adelantamos que esta base jugable va a crear controversia.

Entrando en materia, Aeon Must Die! es un juego difícil de calificar. Para empezar parece un beat ‘em up futurista, pero a todos los efectos se juega como un juego de lucha 1 vs 1 en 2D. Pero esto no es todo, porque constantemente estaremos aprendiendo nuevos conceptos que harán que la experiencia inicial resulte bastante compleja. Además el peso argumental es tal dentro del juego que constantemente la historia se irá expandiendo entre combate y combate de una forma también compleja, al menos al inicio donde francamente no nos enteraremos muy bien de que va la cosa, con demasiada información que no cobra sentido hasta avanzar en el juego.

Por echar un cable al lector, Aeon es el emperador de una raza de seres muy poderosos que requieren del cuerpo de un anfitrión para sobrevivir -un concepto muy similar al de los Goa’uld de Stargate SG-1-. A esta raza que se dedica a conquistar mundos, agotar sus recursos y avanzar con sus conquistas les gusta usar de anfitriones a la raza de los Vastagos Estelares, los cuales con una constitución fuerte y dotados para el combate, son perfectos para el gran poder de estos simbiontes. Pero Aeon ha sido traicionado por su lugarteniente Ivory y lanzado a un pozo para morir. Afortunadamente en ese pozo yace también un Vástago Estelar herido de gravedad que había participado de alguna forma en la traición y Aeon no tiene más remedio que introducirse en él con un inesperado resultado, Aeon no consigue controlar la voluntad del Vástago Estelar.

Partiendo de esta premisa argumental, el Vástago Estelar y Aeon deberán ayudarse mutuamente por interés, pues la compañera del Vástago Estelar, Nébula, es la anfitriona que está usando Ivory. Aeon enseguida entenderá que ha sido traicionado por sus huestes y comenzará su venganza a través del Vástago Estelar, en el cual en principio no confiará y no le dejará utilizar gran parte de su increíble poder. Por el tiempo que pasamos indagando en la historia y con las conversaciones de Aeon, es evidente que el peso de la narrativa es muy importante en el juego de Limestone Games, aunque eso también da lugar a una falta de ritmo espaciando los combates con conversaciones algunas veces intrascendentes.

A la hora de entrar en el juego hay que entender la forma en que se maneja la salud. Los jugadores tienen una barra de energía dividida en dos mitades en la parte inferior de la pantalla. Al realizar ataques y bloqueos, los jugadores generan llamas, que llenan la barra de energía del lado derecho. Maximizando el medidor de llamas nos sobrecalentará, donde un simple ataque enemigo nos matará. Para salir de este estado de sobrecalentamiento, deberemos realizar esquivas y ataques potentes que consumen llamas. Por el contrario, si esquivamos demasiado o usamos demasiados ataques potentes, la barra se llenará en la otra dirección, entrando en un estado de drenado donde acabaremos agotados y un simple ataque acabará con nosotros. Con ataques normales y bloqueos podremos salir del estado de drenado.

Si el concepto de la vida es complejo -y más complejo es dominarlo- ahora viene el sistema de enemigos. Los enemigos depende del color, pueden hacer subir el nivel de llamas -enemigos naranja-, o el de drenado -enemigos azules-, También están los enemigos verdes que pueden llevarnos al extremo del estado en el que estemos, los enemigos que no pueden ser bloqueados, y los enemigos que si atacamos contraatacarán con la muerte asegurada para nosotros. También hay que tener en cuenta a los enemigos que observan el combate, porque a veces ayudarán a sus compañeros atacándonos. Los enemigos subirán de nivel y aprenderán de nuestra forma de jugar por lo que deberemos dominar todas nuestras posibilidades. Por si no fuera suficiente, tenemos que tener otro par de conceptos en cuenta, determinación y respeto.

La determinación es lo que impide a Aeon tomar el control total del cuerpo del Vastago Estelar y comenzamos con 9 unidades -lo que vendrían a ser las vidas-. El respeto es el respeto que el Vastago Estelar se gana a los ojos de Aeon que hace que este le dé un poco más de su poder, se consigue acabando cada capítulo o con rangos altos de puntuación,  y se traduce en puntos para un par de árboles de habilidades con más técnicas de combate. Cuando un enemigo acaba con nosotros perdemos determinación, y esta puede recuperarse si volvemos a luchar con este enemigo y lo derrotamos, aunque hay que tener en cuenta que cada vez que el enemigo nos derrote, se irá haciendo más fuerte. Si perdemos toda la determinación, Aeon tomará el control y podremos seguir jugando con infinitas vidas y todas las habilidades desbloqueadas, pero la historia cambiará y llegaremos a otro final. Se puede volver a recuperar el control del Vastago Estelar, pero a un precio bastante elevado -retroceder en la partida-.

Audiovisualmente, Aeon Must Die! es sencillamente espectacular. No por los detalles técnicos, sino por un apartado artístico fantástico futurista muy muy potente, que sin duda entra por el ojo desde el primer día que Limestone Games presentó el juego. En rendimiento no hemos detectado ningún problema -tampoco es que el juego sea técnicamente exigente- aunque si que hay algunas ralentizaciones voluntarias al liberar llamas para dar más espectacularidad al momento. En el apartado sonoro tenemos una banda sonora compuesta por temas -pocos- de corte electrónico que encajan perfectamente con el arte del juego, y como curiosidad, incluso nos ha parecido escuchar fragmentos del Adagio de Albinoni en versión techno -sin entrar a valorar si es un plagio o contaban con la licencia para ello-.

Aeon Must Die! es un juego que fácilmente puede ser desesperante si no te haces a su sistema y aceptas su estructura. A pesar de los muchos tutoriales que ofrece, sus mecánicas son complejas y a veces confusas. Aglutina muy buenas ideas, pero no las ejecuta de la manera adecuada y puede acabar pareciendo repetitivo o falto de ritmo por la forma en que la historia y el combate se entremezclan. Es un juego que se empieza a disfrutar cuando se domina, pero posiblemente para cuando eso suceda, más de un usuario habrá tirado ya la toalla. Acabará siendo uno de esos juegos que lo amas o lo odias, y hay que saber muy bien que esperar del título para no abandonarlo a las primeras de cambio. Con los mismos elementos y una mejor estructuración podría haber llegado más lejos, porque el apartado audiovisual es arrebatador.

 


Este análisis ha sido realizado en Nintendo Switch mediante una copia cedida por Focus Entertainment