Hay un placer en esta vida, y ese es dar patadas. Cuando éramos niños, chutar una pelota o simplemente darle a una lata eran las definiciones de felicidad. Hay algo algo visceral en ejercer violencia sobre algo con nuestros pies, donde tenemos menos control que en la parte superior de nuestro tronco. En videojuegos, no podía faltar este movimiento, y hay muchos títulos que lo aprovechan. Estoy seguro de que muchos de vosotros recordaréis aquel montaje de Dark Messiah donde el personaje pateaba absolutamente todo lo que se encontraba al ritmo de I’m Gonna Be -500 Miles-. Un clásico de YouTube.

Y de ese amor por los puntapiés creo que nace la idea de Anger Foot. Y este título no solo nos trae el amor por la violencia con los pies, si no que también nos acerca a otro interesante mundo: las zapatillas. Palabra cambiante en toda España, por playeras, deportivas, playeros, zapas, tenis y mucho más. Nuestro personaje adora las zapatillas, y haría lo que fuera por conseguirlas. Si para ello debemos de cometer un genocidio de proporciones gargantuescas, que así sea.

El lugar donde se desarrolla la acción es Ciudad Vertedero -o Shit City en inglés, un nombre mucho más adecuado en mi opinión-. Nos han robado las zapatillas y vamos a tener que empezar a repartir tortas para recuperarlas. Esto nos llevará por los cuatro distritos de la ciudad, cada uno con su propia temática y enemigos. Las bandas de la Violencia, la Contaminación, los Negocios y el Libertinaje. En esta ciudad, el crimen es la ley.

La primera es la Banda de la Violencia, unos pobres diablos que creen que pueden robarnos nuestro mojo y sobrevivir. Aquí entramos en contacto con la jugabilidad. Al más puro estilo Hotline Miami, el juego se desarrolla en habitaciones cerradas la mayoría del tiempo. Con un boton pateamos lo que sea, y con otro disparamos el arma que tengamos. Anger Foot es un juego difícil y morir es sencillo, pero los niveles son cortos y muy rejugables. La teoría es sencilla, patear todo durante nuestro camino hasta llegar al final.

Pero la práctica es otra cosa. Habrá infinidad de enemigos en cada mapa, muchos de ellos con armas cuerpo a cuerpo y otros con armas de fuego. Un simple golpe de una porra y un par de tiros de cualquier arma será suficiente para acabar con nuestra existencia. La velocidad es clave en Anger Foot; tendremos que correr y sincronizar nuestra patada para no perder efectividad. Si le damos al botón cuando no es, las probabilidades de morir son altísimas. 

En general, acabar un nivel no nos llevará mucho tiempo. Quizás alrededor de 10 minutos. Pero Anger Foot es mucho más que eso. Cada nivel tiene tres objetivos distintos. La mayoría de veces es completarla en un tiempo establecido, pero hay otras condiciones interesantes y que aportan variedad al juego. Esta variedad es muy necesaria, porque este tipo de juegos pueden volverse obsoletos con pocas horas de juego. Aunque cada zona tiene sus enemigos, está bien este tipo de objetivos secundarios para darle un poco de movimiento a la jugabilidad.

Además de esto, cuando conseguimos estos objetivos secundarios, iremos desbloqueando lo más importante de esta vida: las zapatillas. Todas ellas tienen habilidades diferentes. Algunas de las zapas serán necesarias para cumplir objetivos vistos anteriormente, así que personalmente recomiendo primero intentar completar el mayor número de niveles de forma normal y si nos quedan ganas de más, ponernos con los objetivos secundarios. De esta forma desbloqueamos muchos más, gracias a la práctica que tendremos y a las nuevas playeras que nos ayudarán. 

Además de dar patadas, también tendremos la posibilidad de usar armas de fuego. Muchos de los niveles serán más fáciles de completar si usamos dichas armas, así que en los primeros compases del juego es más que probable que necesitemos de ellas para avanzar. Muchos de los objetivos secundarios serán completar niveles usando los pies, así que los más puristas ganarán puntos mucho más rápido. Hay que reconocer que las armas de fuego son divertidas y sincronizadas junto a las patadas hacen que el resultado final pueda ser espectacular.

Ya he hablado de los enemigos, pero ahondar un poco es necesario. Aunque al comienzo los enemigos son básicos, poco a poco más variedad irá apareciendo. Cada uno de las bandas tienen sus propias unidades, que jugablemente varían muchísimo. Habrá niveles donde un francotirador nos amenaza constantemente, otro donde nos tirarán granadas… hay de todo. Además, los combates con enemigos finales al final de cada zona son muy interesantes también, cambiando completamente la forma de jugar. 

Visualmente Anger Foot abraza el feísmo. Todo es horrible de mirar, el diseño de personajes, la ciudad… todo es feo a propósito. No podíamos esperar menos de un ligar llamado Ciudad Vertedero. En las capturas podréis ver a lo que me refiero. Sin embargo, hay algo que es realmente bonito, y estoy seguro de que adivinaréis de que se trata: de las zapatillas. Los diseños son bonitos y la verdad que están elaborados. Entiendo todo el revuelo que se forma por ellas. 

Por otra parte, la música le va como anillo al dedo, música electrónica machacona que nos hará disfrutar de las patadas como si fueran las últimas. No hay mucha variedad, pero para niveles tan cortos tampoco hace falta. Creo que en este apartado algunas personas no estarán contentas, pero entiendo el porqué de esta música.

En resumen, Anger Foot es un juego lleno de adrenalina para los amantes de los juegos de acción con niveles cortos y rejugables. El juego ofrece suficiente variedad como para jugarse durante una buena cantidad de horas, y visualmente es tan único que enamorará a más de uno. Si os gusta Hotline Miami y queréis lo mismo pero en tres dimensiones, Anger Foot se acercará bastante a lo que buscáis.