Tras la noche de las brujas llega el Día de Todos los Santos. Halloween queda fagocitado por el poder de la religión católica, aquella celebración pagana celta ha sido combatida con el poder de Dios, de Cristo, y del Espíritu Santo. La Santísima Trinidad ilumina lo que esa impía noche quiere vendernos. No por nada, la noche anterior a esta entrada realmente se llama «All Hallows Eve», o Víspera de Todos los Santos. Pero el mal es el opuesto al bien, y la Santísima Trinidad tiene su claro opuesto marcado por el otrora Lucero del Alba, o Lucifer. Pues en FAITH: The Unholy Trilogy nos adentramos en lo más oscuro que el Infierno quiere arrojarnos, y en la oscuridad personal de un sacerdote que no tiene clara su fe y su labor.
La introducción es poderosa, pero no gratuita. FAITH es un juego capitular, donde esos episodios que componen su retorcida historia se han lanzado durante los últimos años. Airdorf Games empieza con un único creador, Mason Smith. Con su sello propio, lanzaría los dos primeros capítulos en 2017 y 2019. El tercero llega ahora con el paraguas de la editora New Blood Interactive, que reúne esta Impía Trinidad en un todo cohesionado, lanzado hace tan solo unos días.
En 1986 empezó algo horrible, en medio de un apacible hogar situado en Sterling, en el estado de Connecticut. El sacerdote John Thomas Ward se enfrentó a una posesión demoníaca. Los resultados de la misma fueron inciertos, y un año después debe volver allí para atar cabos sueltos. Pero solo será el principio de ¿Qué? Porque estoy hablando del capítulo inicial, sujeto nada menos que a cinco finales. Durante los otros dos que lo continúan veremos a un hombre roto, una fe tambaleante, y diferentes visiones a través de cristales sucios que dejan pasar la luz que quiera, u obtenga el jugador.
Porque FAITH: The Unholy Trilogy se puede plantear como una trilogía de películas, o de forma más directa, tres capítulos de una mini-serie. Puedo hablar de satanismo, de sectas, de ritos impíos, de una cantidad de influencias y huevos de pascua enorme durante esta variable aventura. Pero lo precioso y lo horrible es como también el jugador será una parte de la historia, y lo que nosotros elijamos creer en la misma.
Describir FAITH es tan fácil, como complicado el hacerlo en las facetas y direcciones que ofrece sin estropear la experiencia casi única -o yo al menos no recuerdo algo así en videojuegos-, pero vamos a probar..
El aspecto visual y sonoro es puro neo-retro, con una apariencia de ordenador de 8-bits -a mí me parece bastante a un Amstrad CPC 6128-, donde hasta la parte jugable se circunscribe a este esquema. Estamos ante un juego ‘pantalla a pantalla’, sin scroll. Pero es que encima… solo contamos con la cruceta/stick/teclado para movernos, y un simple botón de acción ¿Cuantos se acuerdan de esos juegos que, para adaptarse a aquellos horrorosos interesantes joystick de ordenador, solo ofrecían un maldito simple botón de acción? Tranquilidad, porque aquí las cosas funcionan muy bien. Lo de siempre, la nota ya os ha hecho el spoiler.
Lo primero a resaltar es mi asombro de como, no ya esos ‘sencillos’ gráficos funcionan tan bien -hay callo con el neo-retro, el ‘menos es más’ usando con sabiduría nos ha dado genialidades-, sino ese control direción+botón único, me han dado una aventura que he sentido muy completa. El botón de acción lo que hace es que John saque su cruz, y si algún mal está en su rango de acción, sufra daño. No hay que apuntar en línea recta, solo en un área. Encima, nuestro sacerdote se mueve lento, simulando justamente esa velocidad de juego tan propia de ordenadores de escaso procesador que ponían varios colores en pantalla. Y lo vuelvo a repetir ¡Funciona!
Así que el juego avanza presentando retos y hasta rompecabezas situacionales que sacan partido a sus aparentes limitaciones. Una nota antes de un peligro nos da una clave que tenemos que interpretar, o una pintada en la pared, u otra pista visual -aclaro ya aquí, el juego está en inglés-. También hay objetos pasivos que ofrecen avance: llaves, una linterna… añadiendo más intríngulis a su estructura y resolución de situaciones.
La descripción que he dado no es muy buena, porque hay que ver in situ como funciona todo. Por eso prefiero que haya mucho misterio en lo que ofrece FAITH: The Unholy Trilogy. El pack te deja elegir cualquiera de los tres capítulos a tu arbitrio -entiendo que porque pueda haber jugadores que hayan jugado ya en otras plataformas de juegos indie de PC, como itch.io-, aunque lo obvio es jugarlos en orden. O rejugarlos, ya que el tener un editor ha permitido que se puedan añadir algunos cambios a cada capítulo y su forma de jugar, además de ese tercero que concluirá… aparentemente.. la historia de John.
Tengo que hablar de los cinco finales que cada capítulo presenta, de cara a esa rejugabilidad. El primero te deja en la última sección del capítulo para que saques los demás tras ver el que hayas visto con tus acciones. Algunos serán finales ‘troll’ al estilo de la saga Silent Hill. Otros… directamente cambiarán por completo el prisma de lo que hemos hecho.
Pero ya en el segundo capítulo podemos tomar direcciones diferentes. El cargar el último punto de control no nos dará las cinco formas de concluirlo. Tampoco en el tercero. Ningún problema, los capítulos son cortos. Os digo que en ¿Tres horas? ¿Menos incluso? Habréis alcanzado un final ‘estándar’ en cada episodio. Aunque debo volver a insistir, solo es un punto de vista.
Pasamos a la parte técnica, que ya habéis conocido visualmente por las fotos y gif. El neo-retro realmente es el «Capitan a Posteriori» dentro del mundo del videojuego. Porque la apariencia es una cosa, pero estos juegos no cabrían en los sistemas de aquellas épocas, por mucho más que la memoria que ocupan en disco. Simplemente las ‘cutscenes’ que muestran esos formidables momentos narrativos ni estaban ni se esperaban en un Commodore 64 o MSX. Y su puesta en escena, limitada y poco atractiva, a mi se me antoja como ver una película en blanco y negro actual. Las capturas que veis con marcos es porque el juego está en 4:3, y tenemos la opción de estirar la imagen. Ninguna elección es satisfactoria per se, ninguna es molesta. Creo que es otro punto de ingenio, que luego cada cual verá como le entra.
Pero lo que me hace meterme de verdad en el juego y pasar verdadera angustia, es su apartado sonoro. De nuevo, podríamos discutir si sus FX y música cabrían incluso en el SID del C64 y sus canales de audio. Lo que aquí tenemos es algo SOBRECOGEDOR, que te mete el miedo en el p*to cuerpo. Me parece algo encomiable, algo que me ha hecho pasarlo de verdad mal barra genial en no pocos momentos.
Algo divertido, los ancianos del retro que recordamos aquella mítica voz digitalizada inicial en el The Adventures of Bayou Billy de NES, aquí tenemos numerosas voces con esa ‘calidad’ ¡Y solo hace crecer todo el conjunto! Faith es una lograda combinación de minimalismo, saber lo que se quiere y lo que se está haciendo, y hacer muchísimo con poco. Ayer presenté Scorn en este unholy hogar y me parece genial como FAITH es la antítesis aparente del mismo, dando ambos una angustia horrible y maravillosa con los medios de los que disponen y presentan.
Dejo muchas cosas en el tintero, a nivel micro -los menús en latín hasta que pones el cursor en ellos, los marcos de algunas fotos que habéis visto, esas opciones de rejugabilidad… -, y macro. Las últimas ya son para que cada uno las descubra, el enemigo final que deberíamos encontrar en el capítulo final cabreará a mucha gente, como debe ser. Pero es lo que digo, con la duración de cada capítulo equivalente a un episodio de las series de Mike Flanagan, el volver a cada uno para conseguir todas las notas, finales e interpretaciones de FAITH: The Unholy Trilogy tiene que quedar en el marco y el hogar de cada jugador ¡MORTIS!
Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por New Blood Interactive