Final Fantasy VII es uno de los juegos de mi vida. Venia de haberme pasado años con una vetusta Master System hasta que por fin pude dar el salto a PlayStation y el clasico inmortal de SquareSoft fue uno de los primeros juegos que, junto a Metal Gear Solid y Resident Evil 2, me hizo sentir que los videojuegos estaban dado un tremendo salto cualitativo hacia “algo” que iba mucho más allá del mero entretenimiento. El siete grabado en la caja me hizo pensar que, obviamente, debían existir seis entregas anteriores, pero era extremadamente difícil encontrar información sobre ellas en una época en la que Internet todavía era algo fuera del alcance del gran público y no pude conseguir saciar mi curiosidad sobre los orígenes de Final Fantasy hasta muchos meses más tarde, leyendo el inolvidable primer número de la revista Loading.

Lo que descubrí fue, por desgracia, algo que no me gustó. Las primeras entregas de la saga no solo habían sido publicadas en consolas de las que no era poseedor, es que directamente jamás habían sido publicadas en Europa. En aquel momento no existía la preocupación actual por la preservación ni tampoco los medios necesarios para acceder con facilidad a versiones emuladas. Los remaster ni se contemplaban, especialmente cuando en la mentalidad de la época se tendía a considerar como arcaico o desfasado cualquier tipo de juego que no tuviera gráficos poligonales.

Por suerte, hacia el final de la vida de PlayStation, y en un movimiento totalmente inesperado, SquareSoft decidió volver la vista al pasado y, aprovechando que Final Fantasy se había convertido en un gran fenómeno de masas, relanzar las primeras entregas de Final Fantasy, anunciando su llegada por primera vez a nuestro continente. Estaban muy lejos de ser versiones perfectas, puesto que nos llegaban en inglés y con problemas técnicos graves que incluían ralentizaciones y tiempos de carga muy largos, pero eran la oportunidad perfecta de acceder por fin a un trozo de historia del videojuego.

Años más tarde, cuando Final Fantasy ya se había convertido en la gallina de los huevos de oro, se publicaron nuevas versiones para Game Boy Advance, que solucionaban todos los problemas de las conversiones para PlayStation a costa de añadir otros como censura de contenidos o una banda sonora de calidad ínfima. No fue esa la ultima vez que se aprovechó para relanzar los juegos clásicos de la saga con suerte dispar, pero es necesario detenerse en las versiones para PC que se publicaron a mediados de la pasada década. Dichas versiones enfurecieron a buena parte de la base de seguidores de la franquicia, puesto que partían de las lanzadas para teléfonos móviles y no solo tenían graves problemas de usabilidad y de interfaz, también se había modificado el apartado artístico de forma bastante cuestionable.

Así pues, tras cerca de 20 años de relanzamientos, algunas entregas de la saga seguían sin tener una versión definitiva que pudiera mirar de tú a tú a la original. Esto era grave sobre todo en el caso de Final Fantasy VI, quizá, junto a Final Fantasy IX y Final Fantasy VII, el capítulo de la saga más querido y aclamado por los jugadores. Por ello no sorprende que el anuncio de que Square Enix iba a relanzar nuevamente los títulos clásicos bajo la etiqueta “pixel remaster” fuera recibido el pasado año con una mezcla de esperanza y escepticismo.

Esta sensación de sospecha se confirmó tras el lanzamiento de los primeros pixel remaster. No eran malas versiones y conceptualmente cumplían lo prometido al ser visualmente muy fieles a los juegos originales, pero arrastraban pequeños problemas técnicos que todavía hacían que fuera difícil recomendarlas. Por suerte, tras un par de actualizaciones, se solucionaron en gran medida muchos de estos problemas y los pixel remaster comenzaban a brillar como una manera ideal de acercarse a los orígenes de Final Fantasy.

Ahora, después del lanzamiento de las cinco primeras entregas, llega el turno de Final Fantasy VI y el resultado, con sus luces y sus sombras, es magnífico. A nivel visual se alcanza una fidelidad casi perfecta, todo luce estupendamente a alta resolución, pero conservando la estética del juego original. Quizá el mayor problema en este sentido lo podemos encontrar en la fuente elegida para los textos, que resulta bastante genérica y por ello desentona, dificultando además la legibilidad.

No menos fantástico es el trabajo realizado con la banda sonora. Los MIDI originales se han sustituido por arreglos orquestales de una calidad altísima, demostrando un mimo y un cuidado extremo por el producto original. Si la banda sonora de Final Fantasy VI ya se posicionaba como una de las mejores de la historia del videojuego, ahora el trabajo de Uematsu consigue alcanzar todavía cotas más altas.

También hay espacio para las sorpresas a pesar de que la intención de Square Enix con estos pixel remaster sea la de mantenerse fiel a las versiones originales. La famosisisima escena de la ópera ha sido rediseñada por completo, de forma que durante ese segmento del juego se apuesta por utilizar un aspecto HD-2D similar al de Octopath Traveler o el reciente Triangle Strategy, haciéndonos soñar con lo que se podría llegar a lograr si algún día se apuesta por ir más allá del remasterizacion para lanzar una revisión completa de las primeras entregas de Final Fantasy. No solo eso, es que además del rediseño técnico también se ha aprovechado para añadir a la ópera interpretación vocal en castellano, con un casting muy acertado. El resultado obtenido es espectacular y os aseguro que os pondrá los pelos de punta.

Lamentablemente, también hay que hablar de los problemas que tiene esta versión. Al basarse en el juego original de Super Nintendo se ha dejado fuera todo el contenido añadido en la versión de Game Boy Advance, pero, en una decisión difícil de justificar en 2022, manteniendo la censura incorporada en esta última. Así mismo, a pesar de los retrasos que ha ido experimentando la fecha de lanzamiento, el juego no llega lo suficientemente maduro a las tiendas, existiendo pequeños bugs que muy puntualmente pueden bloquear el progreso en algunas batallas o que modifican el funcionamiento correcto de algunas habilidades de batalla de nuestros personajes, aunque son cuestiones menores y no me cabe duda de que se solucionarán vía parche -de hecho, en el momento de publicar este análisis, ya se ha lanzado un primer parche-. También es necesario señalar que algunas de las mejoras de calidad de vida resultan un tanto intrusivas, como el mapa que se ha añadido en la esquina superior derecha de la pantalla.

Square Enix ha hecho en líneas generales un buen trabajo y este pixel remaster supone un claro salto hacia adelante con respecto a la desastrosa versión que había publicada en Steam hasta ahora. Ahora que toda la saga clásica ya ha sido relanzada, y con el día 7 de abril marcado en rojo en el calendario para recibir con todos los honores a Chrono Cross: The Radical Dreamers Edition, solo queda esperar que Square Enix continué trayéndonos versiones actualizadas de sus grandes obras, manteniendo accesible su enorme legado.

 


Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por Koch Media