Si hablamos de Justin Roiland quizás no a muchos le suene, pero si decimos que es el creador de una de las series de más éxito de los últimos años como es Rick & Morty la cosa cambia. Además de dedicarse a la animación, también es creador de videojuegos, haciendo su debut con su propia compañía Squanch Games y el juego para realidad virtual Accounting en el año 2016. Hoy analizamos su última obra: el irreverente High on Life.

Abandonando ya el sector de la realidad virtual, High on Life se plantea como un juego tradicional para Xbox y PC. En este título controlaremos a un joven normal y corriente que de pronto ve como su barrio es invadido por un cartel de droga alienígena proveniente de otra galaxia. Sobreviviendo como puede con la ayuda de una pistola parlante llamada Kenny, nuestro protagonista consigue teletransportar toda su casa hasta un planeta lejano y una vez allí, decide convertirse en cazarrecompensas para acabar con la amenaza y conseguir liberar al planeta tierra.

High on Life nos ofrece una experiencia muy curiosa, pues coge referencias de aquí y de allá para formar una jugabilidad retro pero a la vez novedosa. Estamos principalmente ante un first person shooter de mundo semiabierto que por su estructura y jugabilidad curiosamente acaba recordando más a Metroid Prime que a otra cosa -aunque por supuesto no llega a las cotas de calidad del juego de Nintendo-.

El esquema jugable siempre es el mismo: desde nuestra casa seleccionamos a uno de los cabecillas del cartel de droga alienígena al que le queremos dar caza y una vez allí, nos teletransportamos hasta el planeta en el que se encuentra y vamos avanzando hasta dar con el y eliminarlo para poder cobrar la recompensa. Tendremos una buena cantidad de jefes a los que dar caza, cada uno con su propia historia y misiones interesantes.

Antes he mencionado el juego Metroid Prime como principal referencia y no estaría mal dicho, pues hay bastantes elementos que recuerdan a la obra maestra de Retro Studios. En cada nueva zona que exploremos podremos encontrar nuevas mejoras y poderes para nuestro traje, los cuales nos permitirán explorar más en profundidad los distintos escenarios y encontrar cofres y coleccionables ocultos. Muchas de estas mejoras las recibiremos automáticamente a lo largo del modo historia, pero otras podremos comprarlas en la tienda con el dinero conseguido tanto en los cofres como al cobrar las recompensas por los jefes eliminados.

Para el combate tenemos un elemento muy curioso y es que nuestras armas hablan, o mejor dicho, lo que empuñaremos son gatlians, una raza extraterrestre con aspecto de armas de fuego pero con inteligencia y capacidad de razonar, las cuales hablarán por nosotros en los diálogos ya que nuestro protagonista es mudo. Además de deleitarnos con sus ingeniosos comentarios, cada arma tendrá una serie de características y habilidades propias que nos permitirán tanto seguir avanzando como ofrecer algo de variedad en la batalla. Las pobres sensaciones iniciales que dejan los primeros enfrentamientos poco a poco se van diluyendo a medida que vamos consiguiendo nuevas armas y encontrando una jugabilidad que más bien puede recordar a las últimas entregas de DOOM que nos obliga a movernos constantemente, encontrando más profundidad de la que pueda parecer a simple vista. Por ponerle una queja a este aspecto, los disparos no se sienten contundentes ni son tan espectaculares como me hubiese gustado, además de tener una variedad de enemigos muy escasa y repetitiva, pero es un mal menor.

Y por supuesto, viniendo de la mente de la que ha salido High on Life, no podría no estar cargado de humor, que se presenta como uno de los puntos fuertes del juego. Desde el principio hasta el final las risas están aseguradas, tanto por los ingeniosos diálogos como por las absurdas situaciones, con un humor muy al estilo Justin Roiland similar al que podemos ver en la serie Rick & Morty. Además de esto, podemos encontrar algunos de los easter eggs más originales y trabajados que he podido ver en mucho tiempo. Si somos fans del humor negro y punzante, nos vamos a encontrar con una auténtica joya aquí.

En el apartado técnico tengo que decir que me ha sorprendido bastante: si bien es cierto que el día de su lanzamiento pudimos encontrar un rendimiento horrible con un framerate que caía constantemente, no tardaron ni 24 horas en solucionarlo con un parche que dejaba el juego a punto para ofrecer una experiencia óptima. Utilizando Unreal Engine, encontramos un aspecto gráfico entre cartoon y realista en el que me ha parecido especialmente bueno el sistema de iluminación y reflejos a pesar de no contar con ray tracing. Tampoco se han observado bugs graves ni glitches preocupantes.

Respecto al sonido, nuestras armas principales Kenny y Knifey cuentan con la voz del propio Justin Roiland, quien es también el actor de doblaje de Rick y Morty en la serie de animación, haciendo una especie de paralelismo entre sus propias creaciones. El resto del elenco también hace un gran trabajo, especialmente en cuanto a los chistes y comentarios que hacen constantemente. En cuanto al idioma, si bien tenemos voces en inglés y subtítulos en español, los subtítulos se encuentran en mexicano con expresiones y frases locales, lo que puede sacarnos un poco de la acción, además de tener un tamaño bastante pequeño que dificulta su lectura, algo especialmente frustrante ya que los personajes están soltando frases constantemente durante todo el juego.

High on Life es un juego del que se podía esperar poco y al final nos ha acabado sorprendiendo muy gratamente. Estamos ante un juego complicado de analizar, si lo analizamos de manera técnica y objetiva quizás haya juegos mucho mejores, pero si lo valoramos en base a la diversión que ofrece gana muchísimos puntos. Quizás el mayor pecado de High on Life es no querer ir más allá, pues el juego tenía potencial para ofrecer mucho más de lo que tiene y el regusto final que nos deja es la de ser un juego que se autolimita en ciertos aspectos -algo que también me pasó por ejemplo con The Outer Worlds-. Aun así, es digna de alabar la capacidad de Justin Roiland y Squanch Games de ofrecernos un juego bastante original y con personalidad propia pese a su relativamente poca experiencia en el sector de los videojuegos. Estamos deseando ver una secuela que explote todavía más su concepto jugable y nos lleve de vuelta a planetas lejanos.