Cuando hablamos de videojuegos, siempre defendemos que nunca hemos vivido un momento con tantas opciones y variedad, de todos los presupuestos, para todas las plataformas, rescatando géneros olvidados, con multitud de estilos visuales, continuaciones, homenajes, experimentos con diverso éxito. Mezclar géneros e intentar conseguir títulos con sabor propio es algo que también está en boga, y Last Train Home es una de esas mezclas que, si se hace con cuidado, puede darnos una grata sorpresa ¿Lo habrán logrado?

THQ Nordic es una gran compañía que aglomera una ingente cantidad de licencias, propias y adquiridas, así como de desarrolladoras internas y colaboradoras que se encargan de sacar adelante los títulos de dichas licencias o, como en esta ocasión, de una nueva IP.

En esta ocasión los encargados de darle vida a Last Train Home son los chicos de Ashborne Games, un estudio checo cuyos integrantes se autodefinen como enfocados a la estrategia y juegos de gestión. Aunque su nombre pueda no sonaros, no son precisamente novatos en estas lides, pues sus integrantes han participado en videojuegos y sagas como Arma, UFO, Mafia o Silent Hill. Hasta ahora y bajo su propio sello, solo nos han traído previamente la revisitación del simulador de helicópteros, Comanche, y por fin nos presentan su hijo predilecto, un juego realizado 100% de cero.

Last Train Home nos pone en el contexto del final de la denominada “Gran Guerra”, es decir, la Primera Guerra Mundial. Esto ya nos suscita interés, pues si bien la Segunda Guerra Mundial está muy saturada de títulos en el cine, series, libros, cómics y, por supuesto, videojuegos, la primera, si bien no anda huérfana de títulos, sí que está muy por detrás.

En esta ocasión nos pondremos a cargo de las tropas checoslovacas que, tras finalizar la guerra, deben volver a casa atravesando territorios que no solo son hostiles, sino que se encuentran envueltos en una guerra civil. De nuevo la propuesta agrega interés y originalidad al título, pues lejos de limitarnos a ponernos al frente de un bando en un conflicto bélico -lo cual no desdeñamos en absoluto-, nuestra misión es algo tan simple y tan complejo como llevar a nuestros muchachos a casa sanos y salvos, a nuestra recién formada República.

Para ello utilizaremos un medio de transporte muy especial, un tren blindado. El tren, que da nombre al título, nos servirá de refugio y transporte mientras atravesamos una Siberia envuelta en la guerra entre los ejércitos blanco y rojo que se baten en Rusia. Pero no esperemos que, por ser una guerra aparentemente ajena a nuestra causa, no nos vaya a presentar problemas.

Esta ambientación, basada en hechos reales, no solo es original per se, sino que servirá para presentarnos un juego que es una fusión de RTS -Real Time Strategy o Estrategia en Tiempo Real- y gestión, en lo que se presenta una propuesta variada e interesante que, a su vez, nos permite personalizarla a nuestro completo gusto.

Y es que, desde el mismo comienzo, en una suerte de selector de modo de dificultad, en realidad lo que se nos presentan son modos más simplificados o más completos del juego. Pudiendo encargarnos de la parte de RTS sin tener en cuenta ciertos aspectos como recolección de alimentos para simplificar todo e ir a la historia y acción, o tener un modo de RTS más completo, o solo la gestión del viaje en tren… hay diversas combinaciones, como decimos, más simplificadas o más completas de los diversos modos que el juego incluye y, lo mejor de todo es, que si ninguno nos satisface, hay una opción de personalización en la cual podremos controlar exactamente de qué nos queremos encargar y qué deseamos omitir.

Una vez en harina, tendremos tanto misiones principales como secundarias. Como su propio nombre indica, las principales serán obligatorias para poder avanzar en la historia, mientras que las secundarias quedarán a nuestro criterio, siendo recomendables pero en ningún caso necesarias. También, más allá de las misiones, nos encontraremos diversos materiales por el mapa que podremos recoger y que no nos vendrán nada mal, lo cual premiará la exploración de los rincones más recónditos del mapa para aquellos jugadores que no se limiten a ir del punto A al B limpiando lo que se encuentren por el camino.

Habrá también que tomar decisiones, tanto en momentos de diálogos al más puro estilo visual novel, como dentro del propio motor del juego, y las opciones de diálogo y decisiones que tomemos determinarán el devenir de la misión. Podremos decidir ceñirnos a las órdenes, por ejemplo, y dejar a unos campesinos a su suerte sabiendo que ya no se puede hacer más por ellos, o podremos actuar por cuenta propia y evitar que esas tropas sigan abusando de los pobladores a su paso, lo cual desembocará en una arriesgada refriega para nuestro bando, o sacar los dientes para evitar que entreguemos las armas lo cual no sabremos si funcionará o dará un resultado catastrófico.

Nuestras tropas, además, no serán un montón de soldados anónimos. Cada uno tendrá su propio nombre, personalidad, historia, y habilidades. Dichas habilidades serán útiles, además, no solo en el campo de batalla, sino a la hora de fabricar objetos que necesitemos o asistir a los heridos. Podremos mejorarlos con a experiencia aportando toques de rol al conjunto, así como equiparlos mejor a medida que avancemos.

Dichas mejoras, además, se extenderán a uno de los personajes principales del juego: El propio tren. Y es que no solo deberemos procurar unas adecuadas labores de mantenimiento, sino que podremos, y deberemos, realizar mejoras tanto en los vagones como en la propia locomotora, si queremos superar nuestro viaje con éxito mientras transportamos no solo a nuestros soldados, sino materiales que vayamos consiguiendo para consumo propio así como para comerciar en otros destinos.

Desde el punto de vista visual, no podemos más que decir que los chicos de Ashborne Games han hecho un buen trabajo. El apartado artístico es agradable y casa bien con el contexto en el que nos encontramos, y gráficamente es sencillo pero atractivo a la vez. La música acompaña perfectamente los momentos que lo requieren, teniendo alguno donde destaca más, cuando se le quiere imprimir al juego un sabor más cinematográfico.

Técnicamente es estable, no presentando bugs ni requiriendo demasiado equipo para poder jugarlo de forma fluida. Nos permitirá, además, escoger entre la ejecución en dx11 o dx12, logrando aumentar de forma sensible el número de imágenes por segundo si nuestro equipo es compatible. También posibilita, de forma nativa, el uso del FSR por si nuestro equipo es algo modesto y necesitamos algo de ayuda extra.

En definitiva, Last Train Home nos presenta una propuesta original, mezcla de varios géneros y con una ambientación poco explotada así como una premisa interesante. Además todo está muy bien equilibrado, y permite un nivel de personalización del juego tal que es difícil no encontrar la forma en la que nos encontremos cómodos aunque, por supuesto, desde esta redacción siempre recomendaremos jugar al como Comandante, donde tendremos control absoluto y podremos disfrutar, por tanto, de todas las posibilidades jugables del título.