Desde que el escritor H. P. Lovecraft nos legase una amplia colección de novelas y relatos de misterio, terror, y ciencia ficción, estos han servido de inspiración para muchas obras en distintas artes, como puede ser el cine, la música, los comics, y por supuesto, los videojuegos. A pesar de haber visto varios títulos totalmente o parcialmente inspirados en las obras de Lovecraft a lo largo de las distintas generaciones, hay que reconocer que en estos momentos es un recurso en alza. En 33bits hemos analizado recientemente juegos con una fuerte influencia lovecraftiana como The Sinking City, Stygian: Reign of the Old Ones, o Lust for Darkness, pero han habido otros como Song of Horror, Call of Cthulhu, Gibbous – A Cthulhu Adventure, A Place for the Unwilling, Omen Exitio: Plague, y el juego que hoy nos ocupa, Moons of Madness.

De la mano de Rock Pocket Games, y publicado por Funcom, disfrutaremos de la combinación del terror tan característico del autor con la ciencia ficción. Es una combinación con un resultado potente, más de lo esperado, y que demuestran funcionar muy bien juntos. La acción se desarrollará en Marte, y nos pondremos en la piel de Shane Newehart, ingeniero jefe del grupo Orichi que pronto se verá afectado por un terror psicológico que nos hará dudar de nosotros mismos, de si la pesadilla que esta ocurriendo es real o estamos sufriendo un descenso a la locura, para finalmente descubrir la oscura verdad. Para darle forma a este interesante argumento, usaremos la fórmula de la aventura narrativa en primera persona, con ciertas mecánicas jugables y resolución de sencillos puzles.

Como ya hemos dicho anteriormente, Moons of Madness es una aventura narrativa en primera persona, que podría decirse que coquetea con el walking simulator, y si no encaja totalmente en la definición es por ciertos elementos jugables que encontraremos durante nuestra aventura, y que ofrecerán cierta variedad, algunos de estos elementos mejor conseguidos, como los referentes a los puzles, y otros menos, como el deficiente sigilo de un tramo en particular. Nos esperan 6 horas de duración para el jugador medio, donde avanzaremos por distintas áreas de nuestra base espacial, la superficie del planeta, y un lugar de pesadilla, de forma totalmente estructurada y lineal. Esto significa que iremos intercalando áreas donde resolver puzles con bastante tranquilidad, con áreas de terror, sustos, y generalmente huida, haciendo que en todo momento sepamos que nos toca y por consiguiente poder estar atentos o relajados.

Esta estructuración del juego tan rígida afecta negativamente a la tensión del título, que lejos de ser constante, consigue que podamos jugar tramos del juego con relativa calma. Además la parte de terror, se ve también afectada por la linealidad. El juego siempre nos dirá a donde ir, y nos cerrará cualquier vía alternativa, lo cual le dará la oportunidad de prepararnos una ruta llena de sustos, aunque el jugador a sabiendas de lo que se enfrenta, iniciará el camino con menos prudencia de la deseada, pues después de dos o tres sustos que no te ves venir, los demás se vuelven hasta previsibles. Los puzles son sencillos pero muy bien implementados en la aventura, y respetan la lógica de lo que podríamos ver en una base espacial, buscar tarjetas de acceso, mover paneles solares, restaurar energía, etc. no es lo más original, pero tienen sentido. Pero el punto fuerte real del juego de Rock Pocket Games es la fantástica ambientación y su interesante argumento y resolución.

Moons of Madness es un juego técnicamente pulido y trabajado, con un frame rate estable y una buena cantidad de efectos en pantalla. Rock Pocket Games han tenido muy buena mano a la hora de programas el título, y de crear un apartado artístico propio y muy elaborado, sobre todo en las partes de pesadilla, donde los escenarios nos producirán una sensación de desasosiego y nos sobrecogerán, sin caer en lo desagradable. Además el contraste con las secciones de la pulcra base espacial del comienzo es acentuado pero funciona muy bien para la aventura.

La banda sonora y los efectos de sonido ayudan a meterse en la acción, sobre todo estos últimos, pero no será una banda sonora que recordaremos tiempo después de jugar al juego, ayuda a mantener la tensión cuando debe y al susto del momento para luego diluirse en un mero acompañamiento. No es malo, pero se podría haber aprovechado mejor este apartado.

Con todo lo anterior, llegamos a la conclusión de que Moons of Madness es una interesante historia de terror y ciencia ficción con menos terror del que nos gustaría, no por la falta de ingredientes, ya hemos dicho que hay más de un susto bueno, pero la estructura del juego y su linealidad le restan tensión, y enseguida veremos venir cuando toca puzle y cuando toca susto, y en consecuencia, estar preparados. Las partes de puzles están bien resueltas, son sencillos pero interesantes, y tienen sentido con la ambientación donde nos encontramos. Las partes de terror son previsibles, y como sobreponernos a ellas también, porque con un único camino posible, la opción de equivocarse no existe aunque nos persiga una espeluznante criatura, con avanzar sin parar dejaremos atrás la sección sin mayor dificultad. Tendremos también un tramo de sigilo, único en toda la aventura, aunque igual de mal resuelto, con camino único que se puede alcanzar corriendo hacía él.

Pero a pesar de las consecuencias de la linealidad y la estructuración tan rígida, que no suelen ser amigas de un juego de terror si no son capaces de que el jugador mantenga la tensión, Moons of Madness encuentra sus puntos fuertes en la ambientación, en el ritmo de la narración, perfectamente controlado por el encorsetamiento de la jugabilidad, y en el argumento, que sabe mantener el interés del jugador, sobre todo al principio, aunque luego va cayendo en varios clichés del género, pero no por ello le resta interés. Pero es la trabajada ambientación y la perfecta fusión de Lovecraft, ciencia ficción y el colofón de la localización, Marte, los que invitan poderosamente a cualquier amante de estos elementos a darle una oportunidad.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Evolve PR