Hoy nos toca analizar Panda Punch, uno de esos juegos que nos trae la ya famosa empresa Ratalaika Games, cuyo perfil ya conocemos bien por estos lares. Estamos ante un juego desarrollado por Ninja Rabbit Studio, quien en el pasado ya nos trajo el curioso -pero no sobresaliente- Micetopia. ¿Qué tal les habrá quedado la nueva andadura con su nuevo juego? Pues ya podemos ir adelantando que no demasiado bien.

Si habéis visto la imagen de cabecera os preguntaréis por qué se llama Panda Punch cuando el protagonista no tiene nada que se asemeje a los famosos y simpáticos osos en blanco y negro... Bueno, pues sí que es un panda, pero un panda rojo, que es otra variedad del mismo. En este caso, nuestro personaje vive en el bosque cuando de pronto comienza una invasión de robots, a los cuales tenemos que detener a base de golpes. Una vez más, una de esas historias que no aporta nada al juego y solo sirve para ambientar el contexto.

Y lo que encontramos aquí es un juego de plataformas 2D al estilo tradicional que sinceramente deja bastante que desear. Cuando un estudio desarrolla su primer juego, es de esperar que su siguiente trabajo sea mejor tanto por experiencia como por feedback recibido, lamentablemente no es el caso de Panda Punch, el cual parece tener cierta involución respecto a la primera obra desarrollada por este estudio.

Para empezar hablemos de la jugabilidad: de primeras no encontramos nada en particular que destaque sobre los demás juegos o lo haga interesante, lo que tenemos es un juego de plataformas en el que ir del punto A al punto B para superar cada uno de los 58 niveles de los que consta el título. Esta jugabilidad acaba siendo muy básica, aburrida y repetitiva con tan solo un par de fases, a lo cual no ayuda tener siempre la misma canción sonando todo el tiempo y los escasos biomas clónicos que se repiten una y otra vez.

Tendremos también un ligero componente de exploración, también muy básico y repetitivo, pues algunos caminos estarán bloqueados y para abrirlos habrá que pulsar interruptores colocando encima cajas de madera, las cuales no siempre se encuentran cerca del interruptor en cuestión. Si bien esto le da cierta variedad e incita -más bien obliga, a veces contra nuestra voluntad- a la exploración, tampoco encontramos demasiada dificultad en esto ya que a veces la caja se encuentra tan solo una plataforma más arriba y tendremos que dejarla caer sin más, lo cual a veces acarrea ciertos problemas que ya comentaré más adelante.

Además de esto tendremos que combatir, nuestro panda posee un brazo robótico con el que golpear a los «distintos» enemigos -porque solo habrá dos o tres tipos de enemigos, sin recolor ni nada- y que podremos mejorar a base de coleccionables que encontraremos por el escenario. Tampoco hay mucho misterio aquí, pulsar el botón de ataque y los enemigos mueren por el número de golpes pertinente pero tampoco vamos a exigirle más a este aspecto. En cuanto a las mejoras disponibles, podremos mejorar el daño que hacemos al golpear y el número de corazones de nuestra barra de salud, algo muy sencillo pero efectivo.

Y por si nada de esto fuese lo suficientemente malo, lo peor del juego son sin duda los bugs. En muchas ocasiones los fallos no solo son molestos, sino que nos pueden obligar incluso a reiniciar todo el nivel. Por ejemplo, al colocar una caja encima de un interruptor, salta el script con la animación del camino abriéndose pero los bloques que deberían desaparecer siguen ahí y nos impiden pasar. Otro ejemplo se da cuando colocamos la caja encima del interruptor y sin embargo no ocurre nada, tenemos que movernos del sitio para que la cámara deje de mostrar el interruptor y entonces es cuando se activa. A eso le sumamos glitches como que si estamos subidos en una plataforma móvil y chocamos contra un techo, seremos «empujados» a través del sprite y parece que estamos atrapados en el suelo. Como se puede ver, no son pocos y lamentablemente se cargan una experiencia ya de por sí bastante tocada.

Podemos concluir que en Panda Punch pocas cosas funcionan bien. No es mi intención desmerecer el trabajo del estudio desarrollador y sé que es fácil hablar sin tener ni idea de desarrollar videojuegos, pero de verdad que las sensaciones que transmite son las de un juego amateur desarrollado por alguien dando sus primeros pasos con Gamemaker y que se ha venido arriba queriendo lanzar su juego a la venta. Como ya dije anteriormente, sorprende un juego de este estilo viniendo del decente Micetopia que nos ofrecieron en el pasado, pero lamentablemente es difícil recomendarlo a que menos que se tenga las exigencias bajo mínimos.

 


Este análisis ha sido realizado en PC mediante una copia cedida por PR Hound