Es bastante curioso, que hace no mucho me encontrase aquí mismo escribiendo una reseña sobre ASCENDANCE, un juego en el que a simple vista, Refunct guarda un parecido excesivo. Pero enfatizo en el «a simple vista», porque la obra de Dominique Grieshofer va por otros derroteros, y acierta donde ASCENDANCE falló. Nos encontramos con otro juego-experiencia, como me gusta a mí llamarlos, con una premisa similar, relajarse mientras avanzas de superficie en superficie en un mapa donde no puedes morir, con una música que anima a disfrutar sin presiones de ningún tipo. Con esto ya podríamos acabar el análisis, pues poco queda por decir, pero voy a intentar algo bastante difícil: contaros lo que transmite.
Para empezar es necesario ponerse en situación, y para ello tenemos que hablar de dos variables bastante importantes, duración y precio. De la duración no hay mucho que decir más que Refunct dura 30 minutos aproximadamente. En este momento nos deberíamos estar echando las manos a la cabeza, ¿Cómo es posible que dure tan poco? ¿Qué tipo de engaño es este? Pues es lo que hay, 30 minutos y rejugabilidad escasa, salvo que queramos rebajar tiempo o repetir la experiencia. Y ahora es cuando entra la segunda variable que nivela la sorpresa -negativa- inicial, el precio. Y es que Refunct solo cuesta 2,99€, y suele estar de oferta asiduamente.
Hace poco analizando el juego de terror S.O.N., me negué a puntuarlo, porque además de sus múltiples taras, el juego había sido lanzado a 20€ y ofrecía 40 minutos de experiencia anodina, lo que era una broma de mal gusto, sin embargo, el precio de Refunct se siente más razonable con la duración del juego, y sobre todo porque durante esos 30 minutos vamos a disfrutar de verdad.
Partiendo de la sencilla premisa de ir saltando de bloque en bloque para llegar a los interruptores que dan lugar a nuevas areas, Refunct hace su apuesta en el control, y gana. Sencillo, directo y fluido, sin más, todo lo que necesitamos para empezar. Pocas veces nos caeremos por el control, si sucede será que hemos medido mal, porque la ejecución del control es perfecta, y ello cambia por mucho la percepción de la experiencia.
Empezaremos en un mapa donde al ir saltando de plataforma en plataforma, iremos coloreando estas de gris a verde, con lo que nada más empezar el juego y sin tutorial ninguno, llega el primer reto del juego que saldrá de nosotros mismos, colorearlas todas. Pronto nos veremos intentando encontrar la forma de llegar a todas las plataformas, las necesarias para llegar al interruptor, y las que no. Además de los interruptores, hay unos cubos, una especie de coleccionable del que no se conoce muy bien su uso, aunque sospecho que algunos te dan ciertas habilidades.
Y es que pronto veremos que avanzar presenta nuevos retos: tuberías que tendremos que atravesar agachados, con la sorpresa de que instantes antes no podíamos o no sabíamos que nos podíamos agachar, o plataformas a las que tendremos que alcanzar rebotando, y de igual manera, hasta un momento antes no sabíamos que lo podíamos hacer, o incluso bucear. Esto añade al juego un componente de sorpresa y descubrimiento muy gratificante. Pronto nos veremos con un repertorio de movimientos propios del parkour que nos permitirán avanzar sin grandes contratiempos mientras disfrutamos con la música y un control exquisito.
Refunct es un juego artísticamente simple, pero también bonito, es decir, simplemente bonito. Pero esto no significa que no haya lugar para los detalles como el reflejo del agua, la transparencia de esta que nos dejará ver los bloques sumergidos de las áreas aún no disponibles, el ciclo día y noche y el reflejo de la luna sobre el agua, y estos son solo algunos ejemplos. El motor es solido, no tiene problema técnico alguno, y el control es preciso y exacto, no hay lugar para el input lag que tanto castiga a estos juegos. Se ha hecho un gran trabajo, no hay clipping y las físicas están bien implementadas.
Y la banda sonora es la guinda del pastel. Temas relajantes, producto de sintetizador, pero con un buen gusto y una calidad de la que hay que quitarse el sombrero. Algún tema es más movido que otro con ciertas influencias techno, pero su nivel es sobresaliente, sin fisuras. Te enamorarás de su música.
Lo malo, que como todo lo bueno, se acaba, y en el caso de Refunct muy pronto. Y es que pese a su precio tan bajo, la experiencia es tan gratificante que media hora nos va a dejar con ganas de más. Hubiera sido genial que Dominique hubiera añadido un par de mundos más, porque repetir la experiencia para mejorar el tiempo, o conseguir el 100% -en caso de que nos hayamos dejado alguna plataforma sin colorear, o algún cubo sin coger-, no nos va a satisfacer plenamente, y esto lamentablemente hay que tenerlo en cuenta.
Darle una puntuación se me hace muy difícil. Refunct es un juego honesto, el autor lo advierte en las características en la ficha del juego, la duración gira en torno a los 30 minutos. Y el precio parece justo para tal duración. Pero al ponernos a los mandos y disfrutar del mundo y la propuesta que presenta Refunct, nos encontraremos tan satisfechos que le perdonaremos al juego lo que haga falta, hasta que lo acabemos, entonces volveremos a lamentarnos de la duración porque queremos jugar más.
Si eso ha conseguido Dominique Grieshofer con su Refunct, le auguro un espléndido futuro como desarrollador de videojuegos, he disfrutado la experiencia como hace mucho no disfrutaba, y sin más os digo: ¡Compradlo ya!
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Dominique Grieshofer