Al igual que ocurre con la música o la cocina, nos gusta fusionar géneros en el mundo del videojuego, como no podría ser de otra forma. La relativamente corta historia del mundillo está llena de ejemplos de videojuegos que cogen de aquí y de allá par satisfacer a los amantes de diversos tipos de juego. Spellforce 3: Fallen God lo hace de forma clara, mezclando los cRPGs con los RTS de toda la vida.
Los chicos de Grimlore Games, afincados en Munich y compuestos por un equipo de 40 integrantes, se definen como amantes de ambos géneros, y desde 2013, cuando la compañía fue fundada bajo el manto de THQ, lo han demostrado con las diferentes entregas de la saga Spellforce 3 que, junto con sus expansiones, nos han ido ofreciendo.
Spellforce 3: Fallen God se trata de la segunda expansión, totalmente autojugable, y con una historia totalmente independiente, lo cual lo presenta casi como si fuese un juego totalmente independiente. No obstante, la campaña, si bien no requiere de haber jugado a ninguna de las entregas anteriores, y presenta un contexto totalmente nuevo como veremos a continuación, presenta una duración contenida, que no corta, con unas 20h de juego aproximadas.
En esta ocasión Grimlore Games nos presenta un nuevo continente a explorar, Urgath, y nos pone al control de una tribu de trols, en un acercamiento poco trillado y muy interesante. De esta forma nos sumergiremos en la historia y costumbres de una tribu que ha sufrido un brutal ataque que ha acabado con la vida del jefe, y nos veremos inmersos en sus costumbres, ritos, y gestión, recordándonos por momentos, en la parte de RTS, a Warcraft.
Comenzamos encarnando a Akrog, hijo del antiguo jefe de la tribu de los Selénicos que, en un comienzo y a modo de tutorial, deberá preparar, como misión principal, el brutal rito que, sacrificios mediante, nos convertirá en líder a todos los efectos. Para ello comenzaremos con la extremadamente sencilla y directa tarea de llevar una flor especial al líder de otra pequeña tribu, pero, como no podría ser de otra forma, nos irán encomendando otros pequeños encargos secundarios a través de los cuales iremos conociendo a nuestros compañeros de fatigas, a la vez que se nos unirá nuestro hermano menor, el cual supondrá un personaje controlable de nuestro grupo principal, pero con ciertas peculiaridades que detallaremos más adelante.
Tras el tiempo necesario para comprender el control y mecánicas del juego, tanto cuando funciona como cRPG como cuando creamos y gestionamos edificios, así como tropas y trabajadores, a lo largo de dicha misión-tutorial, seremos víctimas de un brutal ataque por parte de los cazadores furtivos que mermarán nuestra tribu y nos obligarán a huir, poniéndonos, como nuevos y flamantes líderes, en la tesitura de iniciar un éxodo que nos permita sobrevivir ante la persecución a la que nos vemos sometidos y una enfermedad, la pudresangre, que amenaza con extinguir la raza al completo.
Pronto se revelará un misterioso personaje que, con un interés común, nos ofrece una posible pero peligrosa solución: resucitar a un «dios caído». Como descubriremos posteriormente, la misión en realidad es algo distinta, pero igualmente importante y peligrosa.
Hemos comentado que el hermano menor del jefe de la tribu es un personaje algo peculiar. Y es que antes de comenzar la campaña podremos crear a nuestro grupo, determinando las características físicas, atributos, y habilidades iniciales de cada personaje, lo cual además modificará el nombre y alias con el que se le conoce. Con la excepción del hermano menor, que tiene una serie de características ya establecidas y sobre las que no podremos actuar directamente.
Una vez lo encontremos y se una a nuestro grupo, veremos cómo, a partir de ese momento, pasará a ser un personaje controlable por nosotros, pero cuya personalidad se verá influida por nosotros, por como lo tratemos a él y al resto. De esta forma, cuando subamos de nivel, podremos escoger las habilidades que vamos desbloqueando en un árbol de las mismas en todos los personajes, y en el caso de nuestro pequeño gran hermano, si atendemos a su envergadura, además veremos un árbol distinto en el que se mostrarán aquellas características que se verán imprimidas en su carácter por nuestras decisiones.
Decisiones que, además, influirán en el juego. Cuando estemos sumergidos en una conversación con algún NPC, se nos mostrarán las posibles respuestas de dos colores distintos, que nos indicarán si se tratan de preguntas que nos van a otorgar información, pero podemos omitir, y las que harán avanzar el juego y suponen decisiones. Decisiones que, además, nos harán ver uno de los distintos finales que posee el juego.
Como juego de rol, Spellforce 3: Fallen God nos pone a manos de un pequeño grupo, se nos marcarán los puntos de interés en un mapa, y tendremos grandes cantidades de diálogo para avanzar por la historia y cumplir las misiones. Para transportarnos por el mapa podremos cruzar a pie o utilizar unos portales de teletransporte llamados «piedras de dios» que, una vez reclamados al pasar cerca de ellos, nos permiten conectar partes distantes del mapa explorado. Además, al cumplir ciertas misiones, se nos ofrecerán recompensas, normalmente a elegir una entre varias opciones.
Cuando llegamos a la parte que requiere gestionar la tribu como si de un RTS se tratase, este grupo seguirá siendo controlable, con sus habilidades especiales, haciendo las veces de «héroes». Pero además podremos, como en todo RTS que se precie, construir edificios, crear tropas, mejorarlas, recolectar recursos y demás opciones habituales, permitiendo además cumplir ciertas misiones para avanzar en la historia, combinando de forma totalmente integrada la parte de cRPG y RTS y no quedando como compartimentos estancos. Tendremos que recolectar madera, mineral y comida, y los trabajadores se gestionan automáticamente asignados a los edificios respectivos. No así la chatarra, cuyos trabajadores deberemos controlar directamente, así como a los luchadores de cualquier tipo que, como hemos dicho, pueden integrarse con los héroes protagonistas de la historia.
Es cierto que no se llega a profundizar completamente en ninguna de las dos vertientes, quedando un juego bien integrado, pero bastante ligero con respecto a ambos géneros, pero no es por ello un aspecto negativo, sino fruto de la fusión como ocurriría con dicha fusión en cualquier otra expresión cultural o de entretenimiento e incluso gastronómica. La fusión funciona, y lo hace muy bien.
El modo historia, además nos da la opción de jugarlo de forma online cooperativa. Pero si no tenemos suficiente con dicho modo, podremos, por supuesto, realizar escaramuzas contra otros jugadores, escogiendo en este caso entre humanos, elfos, enanos, orcos, elfos oscuros y troles, cada facción con sus dos héroes respectivos a controlar. Y si aún eso nos parece poco, tenemos a disposición un completo editor de mapas para dar rienda suelta a nuestras creaciones.
Desde el punto de vista técnico es un juego bien optimizado, impecable en lo visual, con un diseño de escenarios realmente agradable, lleno de detalles en el agua, la naturaleza, o la iluminación. Y unos modelados que cumplen perfectamente teniendo en cuenta que es un juego que, por su vertiente RTS, necesita poder presentar multitud de unidades en pantalla. Cumple también sobradamente el aspecto sonoro. Desde una banda sonora épica y muy adecuada a la ambientación escogida, hasta un doblaje realmente bueno, pasando por un escenario sonoro que no escatima en sonido de aves, saltos de agua, e incluso el viento, y todo varía de tono según la posición con respecto a nosotros e incluso el nivel de zoom escogido.
Con todo ello podemos concluir que Spellforce 3: Fallen God es un juego que vale la pena, y mucho, si nos gustan ambos géneros, pero no requerimos que sea puro en ninguno de ellos, ni que llegue más allá de la superficie en ellos. La historia vale la pena, y se nota que está realizado con mimo. Nos dará unas 20h que valdrán la pena, más aún si tenemos a bien jugar a su vertiente multijugador, aunque en ese aspecto está tal vez su talón de Aquiles, pues al no profundizar en la vertiente RTS, hay seguramente otras alternativas que prefiramos para unas escaramuzas.
Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Dead Good Media