El Warcraft Remastered Battle Chest es un paquete de juegos que celebra el 30 aniversario de una de las franquicias más icónicas de los juegos de estrategia en tiempo real. Este paquete, reúne los títulos que cimentaron el legado de Blizzard: Warcraft: Orcs & Humans, Warcraft II Battle.net Edition -formado por Warcraft II: Tides of Darkness y su expansión Beyond the Dark Portal-, y el polémico Warcraft III: Reforged. Además, incorpora tanto las versiones originales como las versiones remasterizadas de los dos primeros títulos, ofreciéndonos una experiencia integral tanto para nuevos jugadores y como para veteranos de Azeroth, aunque a continuación veremos que se han tomado algunas decisiones incomprensibles respecto a estas dos remasterizaciones.

Lo más interesante del Battle Chest son las remasterizaciones de las dos primeras entregas de la franquicia. La remasterización de Warcraft: Orcs & Humans es bastante destacada, no solo por los gráficos redibujados en alta resolución que le dan un aire fresco sin traicionar su esencia, sino también por la incorporación de controles más intuitivos que facilitan la experiencia de forma muy notoria, y un aumento de velocidad -configurable- que hace al juego más dinámico y divertido. Tenemos la opción de alternar entre los gráficos clásicos y los nuevos con solo pulsar un botón, y lo mismo ocurre con la banda sonora, que podremos elegir entre la original o una versión remasterizada. Lo negativo viene en que hemos perdido el modo multijugador, entendiendo que con los cambios jugables el multijugador no puede ser compartido con el del juego original, pero si que podría haber incorporado uno propio.

En el caso de Warcraft II: Remastered que incluye Warcraft II: Tides of Darkness y su expansión Beyond the Dark Portal, los cambios al respecto al Battle.net Edition que conocemos son menores, pues realmente esta entrega de Warcraft es perfectamente válida aún a día de hoy. Se ha mejorado la interfaz y se han mejorado los gráficos con versiones redibujadas en alta definición, además de darnos la opción de cambiar entre gráficos y banda sonora al vuelo, al igual que Warcraft I: Remastered. Lo que si se ha respetado esta vez ha sido el multijugador online, que en esta remasterización sí esta disponible, pero para nuestra sorpresa, más básico y parco en modos que en Warcraft II: Battle.net Edition, y aquí si que no entendemos la razón para esta decisión.

Warcraft III: Reforged, por su parte, ha sido un tema de debate desde su polémico lanzamiento en 2020, y ha buscado enmendar parte de las críticas con el parche 2.0. Esta actualización, disponible para todos los jugadores de Reforged, introduce mejoras gráficas palpables, como entornos más detallados gracias a nuevas texturas para los terrenos o la opción de desactivar la vegetación. Dado que el lanzamiento original dejó una muy mala impresión en el público, el parche 2.0 ha buscado recuperar parte de la confianza de la comunidad, con múltiples opciones como ajustes en la interfaz, la personalización de atajos de teclado y un sistema competitivo renovado con nuevas ligas y servidores. Una novedad bastante interesante es la opción de configurar ciertos elementos gráficos como unidades, estructuras, etc. y poder elegir entre su diseño clásico en alta definición o el diseño de Reforged.

Las remasterizaciones de los dos primeros títulos han recibido un tratamiento cuidado, similar al que Blizzard aplicó a StarCraft: Remastered. El nuevo apartado gráfico y la posibilidad de alternar entre gráficos clásicos y modernos son un buen reclamo para hacerse con estos títulos. También destaca positivamente el soporte para resoluciones actuales, las mejoras en la inteligencia artificial y los controles optimizados. Estas adiciones logran que tanto los veteranos como los recién llegados puedan disfrutar de los títulos sin que las limitaciones técnicas de su época sean un problema. Lo único que realmente nos choca es el tema del multijugador en ambas entregas, en el primer título por su ausencia y en el segundo por sus limitaciones incomprensibles.

Además de que cada juego se puede comprar por separado, un detalle que hace más atractivo al Warcraft Remastered Battle Chest es su flexibilidad en el precio. Si ya poseemos alguno de los juegos incluidos en el Battle Chest, el precio total se ajustará automáticamente para reflejar solo los contenidos nuevos. Esta política nos parece muy adecuada ya que asegura que no paguemos de más por algo que ya tenemos en nuestra biblioteca. Entrando en la valoración de este paquete, podemos decir que esta selección de juegos es muy acertada, ya que nos permite no solo revivir la nostalgia de los títulos originales, sino también disfrutar de las mejoras que traen las remasterizaciones, aunque como siempre hay algunas lagunas y margen de mejora.

El Warcraft Remastered Battle Chest no solo celebra tres décadas de historia, sino que también se asegura de que esa historia pueda disfrutarse de la mejor manera posible en los tiempos actuales. Las mejoras gráficas, los ajustes pensados en la calidad de vida y la posibilidad de adquirir las remasterizaciones por separado son puntos fuertes que hacen que este recopilatorio sea una opción muy atractiva. Si bien algunos aspectos, como la falta de multijugador en la remasterización del primer juego y el multijugador básico del segundo, demuestran margen de mejora, no se puede negar que Blizzard ha puesto un esfuerzo considerable para honrar el legado de Warcraft.

Respecto a Warcraft III: Reforged, también se agradece el intento del estudio californiano de arreglar en cierta medida con la versión 2.0 varias de las graves carencias con el que el título fue lanzado hace ya casi cinco años, aún queda un largo camino pero se está avanzando en la dirección correcta. En conclusión, ya sea para veteranos como nosotros que deseamos revivir la nostalgia de nuestras batallas en Azeroth o para nuevos jugadores que quieran descubrir los orígenes de la saga, este recopilatorio ofrece una puerta de entrada ideal.