Como fan -aunque no acérrimo- de la saga Ys, me va a doler un poco este artículo. Me va a doler porque pienso que, a veces, sacar un juego en cierto estado y ciertas condiciones es hacerle un flaco favor al juego y a la propia saga en sí. Pero me estoy adelantando. Porque bueno, después de varios meses de espera, por fin tenemos en nuestras Nintendo Switch Ys IX: Monstrum Nox, la novena parte de la saga del ya casi veterano -aunque está a mitad de los 20- Adol Christin. En esta entrega conoceremos Balduq, la ciudad-prisión, e intentaremos desentrañar el misterio que mora en sus profundidades.

Balduq lleva un siempo siendo aterrorizada por los Monstrum, un grupo de gente que, por alguna razón desconocida, se dedica a causar estragos a lo largo de la ciudad. Hasta el punto en el que la guardia de allí se está viendo totalmente superada y están teniendo que ser ayudados por los Hyerogliph Knights, paladines al servicio del Imperio Romun, que se centrarán en la gestión de la prisión mientras los propios guardias de la ciudad utilizan todas sus fuerzas para atrapar a los integrantes del grupo enemigo.

En este punto empieza el juego, con la llegada de Adol y su inseparable compañero de aventuras Dogi a la propia Balduq, siendo esta una de las grandes urbes de la región de Gllia -análoga de la Galia en el mundo de Ys-. Debido a los acontecimientos anteriores vividos por la pareja, que en el juego no mencionan explícitamente para mantener cierta independencia para el jugador novel, Adol es encarcelado en la gran prisión que abandera la ciudad.

Pero una prisión no es nada para Adol, y tras ciertos acontecimientos, nos veremos arrastrados al grupo de los Monstrums, asumiendo una nueva identidad, The Crimson KingEl Rey Carmesí. A partir de aquí empieza una historia que, con algún altibajo, nos atrapará frente a la consola hasta el final, con la ya clásica jugabilidad de los modernos Ys -¿oxímoron?- y con cierto acercamiento a nivel narrativo a la saga Trails.

A la hora de analizar el juego en sí, tenemos el excelente análisis que realizó en su momento nuestro compañero Jesús, por lo que no voy a extenderme demasiado, aunque podemos comentar el juego a grandes rasgos. Podemos decir, por ejemplo, que a lo largo de la ciudad están apareciendo los llamados Grimson Nox, vórtices que nos trasladan a una especie de mundo intermedio entre nuestro mundo y otro que desconocemos. Nuestra misión, como Monstrums, será cerrar cada uno de estos vórtices al mismo tiempo que vamos averiguando más sobre ellos, qué son o por qué aparecen.

A nivel de jugabilidad, Ys IX mantiene el sistema de party que llevamos viendo desde la séptima entrega. Es un ARPG al uso, con una jugabilidad ya establecida y depurada que hará las delicias de cualquier fan del género. Vemos claramente una evolución -que no revolución- entre la jugabilidad de la séptima, octava y novena entrega.

El principal añadido de este Monstrum Nox son los gifts. Estos son dones que nos permitirán atravesar las mazmorras y la propia ciudad de distintas formas. Conseguiremos dones cuando añadamos un nuevo Monstrum a nuestro grupo, pudiendo utilizar su don particular a partir de ahí. Este añadido le da una capa de verticalidad muy interesante a las mazmorras y a la ciudad, pudiendo llegar planeando donde antes no podíamos llegar, o pudiendo subir directamente por cualquier pared que veamos. Claro, estos dones no son ilimitados, y una barra de resistencia hará que no podamos llegar a todo lugar que veamos. Aún así, combinando dones, y a veces con un poco de planificación, podremos llegar a la mayoría de sitios a los que intentemos llegar.

Nos gustaría decir que la ciudad está bloqueada por la necesidad de obtener los dones, al estilo de Ys VIII: Lacrimosa of Dana, pero esta vez no. El mapa estará bloqueado por barreras artificiales que tendremos que derribar a base de cerrar Grimson Noxs. Es algo que está explicado a nivel de historia y es coherente con ella, pero nos hubiera gustado una estructura más al estilo Metroid, de la misma forma que la tiene su entrega anterior.

Decíamos que la historia se acercaba narrativamente a la saga Trails. Y esto viene porque el ritmo narrativo, por norma general es lento, muy centrado en los personajes, que nos serán presentados capítulo a capítulo, hasta que emprendamos la trepidante recta final. Esto nos permite conocer a unos compañeros que, siendo relativamente típicos, no harán involucrarnos con ellos, empatizar con ellos, sobre todo por lo bien escritos que están. Eso es algo que tengo que alabar a este Ys IX, el nivel de escritura es bastante alto, incluso en las misiones de recadero, donde se nos intentará aportar siempre una justificación razonable. Aún así, me parece un ritmo, a nivel de calidad, algo inferior a su predecesor, que prácticamente no tiene altibajos en ese sentido.

Y viene ahora la parte polémica. Ójala se hubiese anunciado la Nintendo Switch Pro. De verdad. Porque lo voy a decir sin paños calientes: A nivel de rendimiento Ys IX: Monstrum Nox en Switch roza la línea que separa un rendimiento aceptable de uno inaceptable. No me malinterpretéis: el juego es jugable y disfrutable. No tendría un notable si no fuese así. Pero ya en la primera mazmorra, sin enemigo alguno, notamos como bajan los fotogramas por segundo a un nivel alarmante, diría que a unos 15, simplemente con rotar la cámara. A ese respecto, a veces es difícil apuntar a un lugar determinado para hacer uso del gancho de nuestro protagonista porque la cámara da algún salto por esa bajada de FPS.

Luego vienen los combates, donde, si bien por norma general se puede jugar aunque con rascones de FPS, hay momentos en los que la pantalla se convierte en un baile de diapositivas, sobre todo con los ataques más exigentes a nivel gráfico. Y no es algo que pase continuamente, de nuevo, el juego es disfrutable, pero es algo que pasa lo suficiente.

Y eso que aparentemente, a nivel gráfico no parece que este juego tenga que exprimir la consola. Hemos visto la expansión de Mario World con un mundo abierto, los Luigi’s Mansion o, recientemente, Monster Hunter Stories 2. Tengo la sensación de que Switch debería poder tirar con esto. Quizás no, y de ahí mi pesar por la no salida de aquella hipotética Switch Pro.

Por ir acabando: el juego es un gran juego. Me parece, en su todo, algo inferior a la octava entrega de la saga, pero sigue siendo un gran juego. Y voy a decirlo: si queréis jugarlo y podéis comprar una de las versiones grandes PlayStation 4 o PC-, id a por ellas sin dudar. Los 60 FPS clavados le hacen mucho bien al combate. Si no, id a las current gen. Y si no tenéis posibilidad de estas tampoco, o queréis aprovechar la portabilidad de la Nintendo Switch, compradlo en esta. Pero sabed que os vais a encontrar un excelente juego lastrado por unos bajones de fotogramas por segundo bastante frecuentes. Aún así lo podréis disfrutar.

 


Este análisis ha sido realizado en Nintendo Switch mediante una copia cedida por NIS America