La curiosidad es uno de los deseos más primarios del ser humano. Desde que el mundo es mundo, el hombre siempre ha tenido sed de conocimiento y de saberlo todo, y si se trata de cotillear en la vida de los demás aún mejor. Ese es el tema que trata Do not Feed the Monkeys, el simulador de voyeur de la desarrolladora madrileña Fictiorama Studios en el que nos dedicaremos a espiar a gente a través de cámaras ocultas.

Como cualquier ciudadano medio, nos cuesta llegar a fin de mes y estamos siempre hasta el cuello de deudas. Es entonces cuando nos proponen participar en el «club de observación de primates», una misteriosa empresa que se dedica a espiar a personas con cámaras ocultas para obtener información sobre ellas. Decidimos participar porque es un trabajo fácil, cómodo y nos puede aportar un generoso ingreso extra, aunque solo hay una regla esencial: limitarnos a observar y no interactuar con los individuos. ¿Podremos cumplir dicha regla? ¿seremos capaces de quedarnos quietos ante todo lo que vamos a ver? ¿que esconde esa misteriosa organización y cuál es su objetivo?.

Nos encontramos ante una mezcla entre aventura gráfica, juego de investigación y juego de gestión. Suena un poco caótico pero lo cierto es que el cóctel funciona perfectamente y en perfecta armonía. Básicamente nuestra tarea consiste en mirar a través de  las cámaras y recopilar toda la información que podamos, siempre controlando nuestras necesidades fisiológicas y administrando nuestro escaso tiempo, ya que van a interrumpir constantemente nuestra tarea queramos o no.

Nuestro apartamento será el único escenario del juego, pues todo lo que necesitamos para llevar a cabo nuestra misión se encuentra dentro. Lo que más vamos a utilizar será nuestro ordenador, que será nuestro centro de operaciones y nos servirá para ver todas las cámaras, así como interactuar con el mundo exterior. El ordenador simula la interfaz de cualquier PC estándar y disponemos de varios programas que utilizar, siendo el más importante el monkeyvision, que es la aplicación que nos sirve para espiar al resto de personas. También dispondremos, entre otros, de un buscador de internet o un programa de mensajería para chatear con el resto de miembros del club.

Gráficamente, el juego recuerda mucho a las grandes obras de la época dorada de LucasArt como Day of the tentacle o Full throttle, cargado de diseños simpáticos y buenas animaciones que destilan un aire a gráficos de los 90. A pesar de que mantiene el tono gracioso e irónico de los juegos a los que quiere homenajear, Do not Feed the Monkeys va un paso más allá y es capaz de mostrarnos también temáticas adultas y temas espinosos con la aparición de insultos, violencia explícita e incluso desnudos frontales.

Ya metidos en faena, al principio tendremos unas pocas cámaras disponibles y todas muy variadas: un ático, un museo, una granja de pollos…aunque posteriormente podremos observar otras tan curiosas como la de un viejo dictador loco al que se daba por muerto o la de un caballo antropomórfico de una famosa serie actual que seguramente reconozcáis. A medida que vayamos consiguiendo dinero podremos comprar nuevas jaulas -cámaras espía-, no solo es que podamos sino que es necesario para llegar al cupo semanal que se nos exige si queremos subir de nivel e ir ascendiendo dentro del club.

Las cámaras no estarán activas las 24 horas, de hecho solo hay movimiento en ellas en momentos muy puntuales y es nuestra tarea estar atentos para no perder detalle de lo que ocurre. Una vez que empiece a haber algo de acción en una cámara, el piloto de luz correspondiente a ella comenzará a parpadear y significará que podremos ver lo que está pasando y recabar información……si es que nos dejan. Recordemos que vivimos en un apartamento normal y corriente y estamos expuestos a visitas de gente indeseable, como la típica casera a la que le debemos alquileres atrasados o miembros de una secta religiosa, en cualquier caso las interrupciones serán habituales.

La forma de recopilar información se basa en los diálogos. Las cámaras también disponen de micrófono y podremos ver lo que están diciendo los implicados en ella en modo texto -en español-. A medida que van hablando, aparecerán resaltadas algunas palabras claves en color amarillo en las que debemos hacer click para añadirlas a nuestro cuaderno, aunque no aparecerán todas las palabras en la misma tanda y tendremos que vigilar la cámara más de una vez para recopilarlas todas. Una vez las tengamos, podremos introducir dichas palabras en el buscador, a veces incluso combinando varias palabras, para ampliar nuestros conocimientos y poder completar todos los datos.

Cuando ya tengamos toda la información disponible sobre cualquier individuo, es hora de decidir qué hacemos con ella. Dependiendo de nuestra forma de actuar y nuestras decisiones, el desenlace de dicha cámara puede variar y habrá que rejugar el juego si queremos ver todos los finales. Podemos utilizar la información recabada en nuestro beneficio, para hacer el bien o simplemente dejarlo estar. En cualquier caso, una vez tomada nuestra decisión la cámara se inutilizará y aparecerá marcada como «cerrado». Aunque mejor tener cuidado con nuestras decisiones, ya que algunos de los observados podrían tomar represalias y plantarse ante nuestra puerta.

Pero no todo se limitará a observar las cámaras, ya que como dijimos anteriormente también estamos ante un juego de gestión y supervivencia. Nuestro protagonista cuenta con una barra de salud, otra de sueño y otra de hambre y es mejor tenerlas bien rellenas para no terminar la partida con un bonito Game over en nuestra pantalla. La salud general dependerá de nuestro cansancio y el hambre, cuanto más llenas estén más salud tendremos y para ello debemos dormir varias horas y alimentarnos adecuadamente.

Para poder comprar comida y algunos gastos extras que pueden venirnos, obviamente necesitamos dinero. En la puerta de nuestro apartamento disponemos de varias ofertas de empleo con diferentes horarios y salarios diarios, por lo que de vez en cuando es importante ir a trabajar para rellenar un poco la cartera -con la consecuente pérdida de información de las cámaras, a las que no podremos acceder en ese periodo-. No es nada fácil compaginar todo el trabajo de vigilancia con controlar nuestras barras de estado y ganar dinero, es muy importante saber administrarse y tomar buenas decisiones, como por ejemplo aprovechar las ofertas del supermercado o buscar empleos de pocas horas y bien pagados.

Trabajar no es la única manera de ganar dinero, de vez en cuando recibiremos correos electrónicos de nuestros jefes en los que nos pedirán responder a algunas preguntas sobre las personas espiadas y si respondemos correctamente podremos ganar un jugoso sueldo extra que nos vendrá muy bien. Otra buena forma es venderle la información recabada al mejor postor, pero debemos atenernos a las posibles consecuencias que pueda haber. Para a quien todo esto le resulte aburrido o complicado, al comenzar una nueva partida tenemos la opción de desactivar la parte de gestión, como si fuese una especie de «modo fácil», aunque esto le resta gran parte del atractivo y además deshabilita los logros del juego.

La parte negativa en este caso la provoca principalmente el sistema de guardado: el juego solo guarda la partida cada vez que transcurre un día entero -según el horario del juego- y no dispone de guardado manual, lo que convierte este juego en poco adecuado para partidas cortas o si tenemos prisa. Otras decisiones algo menos perjudiciales son el uso de cámaras dummys que solo sirven para ambientar y nunca ocurre nada en ellas, el reducido tamaño de los subtítulos de los dialogos o el apartado sonoro, que se limita a unos pocos sonidos ambientales y un lejano hilo musical de fondo, pero en un juego de este estilo es comprensible este tipo de decisiones.

Do not Feed the Monkeys es un juego fresco, novedoso y original, pero ante todo es la prueba de que en nuestro país se pueden hacer juegos de gran calibre y mucha calidad. Su humor negro y su estilo gráfico recuerdan mucho al de las míticas aventuras gráficas de los 90, de las cuales parece heredar parte de su encanto y carisma. Aunque sus mecánicas son sencillas, puede llegar a ser difícil de dominar y llevarnos sin problemas a la pantalla de game over. Sin duda, tiene potencial para convertirse en una pequeña obra de culto dentro del mercado actual.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Alawar Premium