Es curioso que el pixel art, o lo que es lo mismo, el arte creando gráficos donde las imágenes son editadas al nivel del píxel, este a día de hoy tan de moda. Parece mentira que a finales de los 90, la mayoría de usuarios abrazásemos los primigenios gráficos tridimensionales, e intentásemos descartar de un plumazo los gráficos en 2D. Hoy, un montonazo de años después, y a pesar del nivel de detalle y calidad alcanzado por juegos 3D, el 2D vuelve a encandilarnos, volvemos a apreciar el arte que se puede crear con estos sprites, creados a su vez por los píxeles, que se tratan uno a uno. Se ha generado una corriente alrededor de este denominado Pixel Art, y desde hace unos años con el auge de los juegos indie, ha arraigado con fuerza en nuestro presente. Y no solo ha vuelto el pixel, sino que se han recuperado géneros que se creían olvidados o se estaban convirtiendo en un nicho, y como buen ejemplo tenemos este Aldred – Knight of Honor, un juego que recuerda a los clásicos, pero se siente fresco al mando.

Aldred – Knight of Honor de BITSTAIN, portado y publicado en Switch por QUByte Interactive  es un juego de acción y plataformas con una estética retro y una jugabilidad clásica que debería atraer a cualquier fan del género. Con cierta inspiración en juegos como Sword of Xolan para plataformas móviles o clásicos atemporales como Ghouls’n Ghosts y el no tan antiguo Maldita Castilla, Aldred hará las delicias del público más veterano y hardcore, además se ha desarrollado pensando en una fórmula de niveles cortos para partidas cortas y sistema de guardado para poder volver al último nivel jugado cuando quieras.

En Knight of Honor seremos Aldred, el caballero más poderoso de la llama divina, y tendremos que atravesar innumerables obstáculos y grandes jefes enemigos para librar al reino de un gran mal. Como vemos simple y directo, así es el argumento de este juego, que no es más que una mera escusa para meternos de lleno en la acción que se nos presenta.

La campaña de la historia que se divide en tres actos diferentes que tienen más 10 niveles cada uno y una pelea con el enemigo final de cada acto. El objetivo principal es llegar al final del nivel, aunque se nos presentarán unos objetivos adicionales en forma de coleccionables de distinto tipo. Estos coleccionables, que son los que aportan el punto de exploración en cada nivel, pueden ser unos cetros lilas que debemos romper, partes de un medallón que nos otorgará beneficios cuando juntemos todas sus partes, y aldeanos capturados a los que liberándolos de sus jaulas o sus ataduras. Conseguir todos los coleccionables tiene su premio, y aunque puede resultar difícil en algunos casos, podremos repetir los niveles donde se os haya escapado algo.

Los controles en el juego son bastante sencillos y funcionan bien, Aldred es un poco más ágil que sus antepasados de 8 y 16 bits y contará de inicio con un indispensable doble salto con corrección mientras lo realizamos, la acción de dejarse caer de ciertas plataformas, y atacar, que lo podremos hacer de dos maneras, con nuestra arma, que aunque empezaremos con una espada, iremos consiguiendo otras, y con la magia, que de igual modo tendremos varias y empezaremos con la bola de fuego desde casi el principio. Por supuesto la magia consume poder mágico o maná, representado por la barra azul, debajo de la barra verde de la vida. Por último contaremos con una transformación, que solo podremos realizar una vez por nivel, aunque esto también se puede mejorar más adelante, donde nos embutimos una armadura dorada al más puro estilo Sir Arthur y por unos instantes seremos virtualmente invencibles.

Los niveles son cortos, con diferentes caminos, pero no para avanzar, sino para encontrar coleccionables o monedas, también habrá pasajes secretos a modo de pasillos invisibles que aparecerán cuando toquemos la pared donde se encuentran. Y sobre todo lo que más abundan en los escenarios son enemigos y trampas, muchas trampas, además de interruptores, puertas, llaves, no nos vamos a aburrir. Nuestro camino no será sencillo, desde los primeros niveles el juego experimenta una subida de dificultad bastante acentuada que aleja el juego del jugador casual, y lo acerca a los amantes de los retos. Tendremos también tiendas donde gastar esas monedas que encontraremos en cofres o soltarán los enemigos y podremos comprar pociones o mejoras.

Hablar del apartado técnico y audiovisual de Aldred – Knight of Honor es un poco innecesario. Técnicamente debería poder moverlo hasta la plancha que tenemos en casa, y para ello una consola, Switch en este caso, va más que sobrada, y por la parte gráfica, podemos decir que artísticamente luce un pixel art que esta bien, pero podría estar mejor, el juego no es feo en sí, aunque puede que peque de genérico, sobre todo en el diseño de los enemigos, Los escenarios tienen más detalles y parecen más trabajados aunque todos los niveles de cada acto comparten el estilo de escenario, por lo que puede que hasta que pasemos de un acto a otro, la ambientación se nos acabe repitiendo.

En el apartado sonoro disfrutaremos de temas chiptune de marcado estilo medieval que, sin ser épicas, acompañan a la acción y ayudan a meterse en el juego. Los efectos de sonido que en un juego de este estilo son fundamentales para la inmersión, están muy conseguidos para las armas y los cortes, pero el rugido que dan los enemigos al morir, que sería algo así como rugido de un puma u otro felino de similar tamaño, se nos va a atravesar desde casi el principio.

Aldred – Knight of Honor es un juego que no oculta sus influencias, ni su pasado como juego de móvil. Su propuesta es lo suficientemente atrayente para los jugadores que busquen retos clásicos, y en eso no defrauda, aunque la curva de dificultad meta el subidón desde casi el principio. Pero notamos que se podía haber hecho un poco más en su paso a consola, al menos darle un poco más de vistosidad y variedad a los escenarios, y especialmente haber trabajado sobre los enemigos, que salvo los jefes, tienen unos diseños entre horrorosos y genéricos. ¡Ojo! Solo en apariencia, jugablemente cada tipo de enemigo tiene una forma de atacar y debe ser vencido con un arma determinada, lo que nos llevará a tener que conocerlos, una queja sobre esto.

Concluyendo, sin ser perfecto ni intentar serlo, Aldred es un juego de acción y plataformas que nos puede dar muy buenos momentos si nos hacemos a sus mecánicas y a su jugabilidad. Más de 30 niveles repartidos en tres actos que pondrán a prueba nuestros reflejos y nuestra paciencia, y un sistema de guardado y la capacidad de rejugar cualquier nivel acabado que es propicio para partidas rápidas o para conseguir cualquier coleccionable que se nos haya olvidado. Si lo que lees te gusta, dale una oportunidad.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por QUByte Interactive