España es un país lleno de talento, de eso no cabe duda, aunque en el mundo del videojuego hay que reconocer que, tras aquella época tan prolífica de los 8 bits, tuvimos un tiempo de sequía. De repente, una desconocida Pyro Studios, mostró dentro del catálogo de lanzamientos de Eidos un título que vino a revolucionar un género: Commandos: Behind Enemy Lines.
Commandos: Behind Enemy Lines nos traía un juego de estrategia en tiempo real táctico con preciosos gráficos pre-renderizados y una perspectiva isométrica. A diferencia de los RTS que triunfaban por el momento, no teníamos gestión ni creación de unidades, sino que controlábamos a una reducida unidad de élite que, en la segunda guerra mundial, debía infiltrarse en las líneas nazis, y llevar a cabo diferentes objetivos.
Para ello, en cada misión, contábamos con un número distinto de soldados, cada uno con un nombre, historia, rango y habilidades distintivas, y, por tanto, debíamos utilizarlos a todos de forma cooperativa para llevar a cabo el objetivo. Conocer a cada uno, cómo combinarlos, y sobre todo tener en cuenta la visión de los enemigos para hacer un uso efectivo del sigilo, eran cruciales para el éxito. Y no nos lo ponían fácil, creándose la fama de ser un videojuego que retaba al jugador.
Commandos: Behind Enemy Lines fue un rotundo éxito comercial y de crítica, llegando a vender más de tres millones de copias en todo el mundo, y la crítica no dudo en alabarlo. Así que, para sorpresa de nadie, tras una expansión autojugable que reutilizaba el motor del original, cinco años después llegó una secuela, no ya sólo para pc sino también en videoconsolas, con evidentes mejoras técnicas, y, sólo dos años después de la segunda parte, una tercera y, hasta ahora, última, que utilizase ese sistema de estrategia táctica y sigilo.
Y decimos lo de que utilizase dicho sistema, porque hubo una cuarta entrega, no numerada, y que cambiaba radicalmente el espíritu de la saga. Desarrollada también por Pyro Studios, Commandos: Strike Force cambiaba la perspectiva isométrica por una cámara en primera persona, la estrategia táctica y sigilo, por un enfoque más directo. La recepción de crítica y público en este caso no fue tan rotunda, y aquí pareció morir la saga, en 2006.
Afortunadamente, Kalypso Media tuvo a bien, en 2018, comprar los derechos de la saga. Durante los años siguientes no sólo se lanzaron sendas versiones remasterizadas del 2 y del 3, aparte de poderse conseguir la primera parte y su expansión en plataformas como GOG, sino que han ido más allá y no se han conformado con revivir el pasado.
Hace dos años, se anunció que se estaba desarrollando una nueva entrega, que devolvería la saga a sus orígenes y que, de hecho, el título sería Commandos: Origins. Pyro Studios ya no estaría implicada y los escogidos para llevar a cabo tal tarea, no carente de presión, serían los desarrolladores de Claymore Game Studios, estudio de nueva creación para la ocasión afincado en Alemania.
A priori, que tal responsabilidad recaiga sobre una compañía a la que no podemos asociar títulos previos, podría generar dudas. Tranquilos, antes de seguir adelante, ya os podemos adelantar que la saga ha caído en buenas manos, y ha sido tratada con el mimo deseable.
Pero vayamos al grano, con el título de Commandos: Origins podemos esperar un juego ambientado antes de los cuatro lanzados hasta ahora. Claymore Game Studios nos llevará al momento en que Jack O´Hara, el boina verde, formó el grupo de élite de seis integrantes ya conocido por todos junto con el artificiero, el francotirador, el conductor, el buzo y el espía, capaces todos ellos de llevar a cabo las misiones más arriesgadas.
Dejaremos de lado la acción de Commandos: Strike Force y volveremos a las misiones de infiltración y sigilo, sabotaje, o rescate. De nuevo, tendremos que planificar cuidadosamente dónde y cuándo utilizar las habilidades de cada uno de los comandos disponibles para la misión en cuestión. Habrá que utilizar el sigilo, pero tendremos la libertad suficiente para trazar nuestra estrategia y hacer algo de ruido bien como técnica de distracción para dar a nuestros compañeros una vía libre de miradas inquisitorias, bien porque decidamos que queremos optar por el enfrentamiento directo en algún momento. Pero, medid muy bien esos momentos, porque en la mayoría de casos nos dejará expuestos y en inferioridad.
La jugabilidad es totalmente clásica. Podremos alternar entre el control de cada uno de nuestros comandos de forma individual, llevarlo al punto necesario, cambiar a otro para que realice su labor, y así ir avanzando y despejando zonas de forma conjunta. Aunque esto puede hacer parecer que las misiones están diseñadas de forma que sólo se puedan superar de una única manera, como ya hemos adelantado, lo cierto es que tendremos total libertad de planteamiento para afrontarla. De hecho, si en algún momento uno de nuestros comandos es abatido, la misión no se marcará como fracasada automáticamente, sino que podremos continuar e intentar superarla con los recursos que aún tengamos disponibles. Por supuesto, según qué misión, qué comando perdamos, y el planteamiento que hayamos hecho, esto podría poner a la misión en una situación crítica o incluso imposible de superar para nosotros, con lo cual podremos reiniciarla si lo consideramos oportuno.
Commandos: Origins, además, nos propondrá una variedad de escenarios donde llevar a cabo nuestras misiones. Durante los 14 desafíos a los que nos enfrentaremos visitaremos lugares tan dispares como el frente oriental, las costas europeas, desiertos en África y los blancos escenarios del Ártico. A lo largo de los primeros, notaremos una ausencia con respecto al grupo habitual, y es que René el espía no estará entre nosotros. Su reunión con el resto del grupo formará parte de la historia de estos orígenes y estará integrado de forma totalmente orgánica en el desarrollo del argumento.
Desde el punto de vista técnico y audiovisual, los chicos de Claymore Game Studio han sabido captar la esencia de los originales, sobre todo del segundo y el tercero, y con unos requisitos técnicos bastante modestos. De hecho, aparte de en PC, Playstation 5 y Xbox Series X|S, Commandos: Origins tendrá versiones para PlayStation 4 y Xbox One, aunque estas llegarán algo más tarde. Sorprende sin embargo, su ausencia para Nintendo Switch, máxime porque la pequeña gran consola de Nintendo sí recibió las versiones remasterizadas de los anteriores con unas buenas versiones, y este Commandos: Origins no parece mostrar nada que no pueda moverse, con ciertas concesiones y optimización tal vez, en dicha consola. De hecho, hemos podido probarlo en su versión de Steam en Steam Deck y, a pesar de no estar certificado en el momento en que lo hemos probado, el juego funciona mejor de lo esperado.
En cuanto al audio, Kalypso Media ha tenido la deferencia de localizar, no sólo los textos sino el audio, a varios idiomas, entre los cuales se encuentra el español, cuyo doblaje también nos recuerda a los originales, lo que hará las delicias de los seguidores de la saga.
En conclusión, Commandos: Origins nos trae no sólo una precuela del título, sino una vuelta al género que muchos de sus seguidores echaron de menos en su última entrega, y lo hace con oficio y con dignidad. Si disfrutaste de la trilogía original en su día, o bien con las revisiones recientes, y te quedaste con ganas de más, este no puede faltar en tu biblioteca.