Pinstripe es una aventura de acción y plataformas con peso considerable en los puzles y cierto componente de backtracking. El desarrollador y diseñador norteamericano Thomas Brush, le dedicó cinco años, hasta que la obra vio la luz en 2017 de la mano de su estudio, Atmos Games en Steam, y a principios de este año, para PlayStation 4 y para Xbox One. Ahora llega a nuestras Nintendo Switch.

Es justo dedicar una línea a Thomas Brush, un desarrollador con una obra muy personal, que empezó con el aclamado por la crítica «Coma», y que ha ido un paso más allá con esta obra tan personal, Pinstripe. A lo largo de cinco años desarrolló, escribió, diseñó y programó en solitario en sus ratos libres, hasta finalmente tuvo que lanzar un kickstarter para poder acabar, pero que a su vez le permitió meter una área extra, voces y un modo «nuevo juego +». El juego, para su salida en Steam, recogió críticas muy positivas, tanto de usuarios como de la prensa.

Nuestra aventura empieza con el ex reverendo Teddy viajando en tren con su hija de tres años Bo. Después de una pequeña exploración donde aprenderemos algunas mecánicas básicas, nos encontraremos con Pinstripe, una tétrica persona con unas muy oscuras intenciones, que acabará por secuestrar a Bo y desaparecer sin dejar rastro. Enseguida el tren descarrila cerca de un pueblo, y aquí empieza nuestra búsqueda de Bo a la vez que intentamos descifrar donde estamos, por qué estamos ahí, y quién es realmente Pinstripe y por que se ha llevado a Bo.

El juego nos presenta un gameplay basado en una aventura de acción y plataformas en 2D, donde tendremos que visitar lugares anteriores conforme vayamos consiguiendo nuevos objetos, nuevas pistas, o resolviendo los puzles que se nos presentan, algunos sencillos, otros que nos harán darle un par de vueltas. El juego es corto, unas dos o tres horas dependiendo de nuestra habilidad, pero intenso, con un peso brutal en la narrativa y la historia, de la que nos iremos enterando a través de pistas y vagas referencias, para que saquemos nuestras propias conclusiones. Hay que añadir que cuando acabemos el juego, podremos elegir el modo «nuevo juego +» donde se nos entregará una llave para acceder a ciertos lugares que no eran accesibles en la partida anterior, nuevas armas, y otras misiones secundarias, además de una mayor dificultad.

Y es que el juego, además de contar con un estilo artístico que se presta a ello, y un argumento que te pone en guardia, no se puede decir que no sea medianamente previsible, pero aun así nos sobrecoge; transmite un malestar y desasosiego muy bien implementados en la atmósfera del juego, y querremos avanzar para saber la verdad y salvar a nuestra hija. El juego juega con nosotros al presentárnosla sufriendo en ciertos momentos para que esa angustia se acentúe en el jugador y avanzar y salvarla se convierta en algo personal que traspase la frontera del videojuego.

Por la parte del control, podremos saltar, disparar con el tirachinas que conseguiremos al principio del juego, consultar las pistas que hayamos encontrado y hablar con la gente. Y es que otro punto de esta aventura es el tener que hablar con varios NPCs, a cada cual más extraño -aunque su motivo tienen-. Y es que a veces nos ayudarán, otras nos darán un objeto o pista para seguir, y  en otras ocasiones nos plantearán algún tipo de cuestión a la que deberemos de responder entre dos posibles opciones -en principio no demasiado importantes- sin embargo, según las respuestas que vayamos dando, sacaremos el final bueno, o el final malo del juego. También encontraremos al principio del título a nuestro perro George que nos dará consejos y encontrará algunas pistas.

Técnicamente el juego luce sólido, con un buen rendimiento, como suele dar el motor Unity, y es en el apartado artístico donde recae el gran peso de la gran ambientación que tiene el juego. Un estilo para los personajes que nos recuerda a, salvando las distancias, las obras de Tim Burton, Pesadilla antes de Navidad y La novia Cadáver. Con personajes estilizados, altos, espigados y pálidos, que transmiten una sensación tétrica pero simpática, al menos de inicio. Pronto esa simpatía desaparecerá en pos de que el argumento se vaya volviendo más y más oscuro. Los entornos en 2D son de buena factura técnica y gran belleza en exteriores y en interiores son más oscuros y opresores, siguiendo la tónica del título, que en algunos momentos nos dejará mal cuerpo. Y es que el apartado artístico tiene tanto peso en este juego como la propia historia. La experiencia que resulta de este título y las sensaciones que transmite y despierta, no hubieran sido posibles sin este apartado artístico, sin este mundo y esta atmósfera que conforman este particular infierno de Pinstripe.

En la parte sonora, si bien no tenemos un apartado inolvidable, sí que cumple su función adecuadamente, acompañando a la acción en todo momento y complementándose sin problemas con unos sonidos FX bien implementados y reconocibles. El juego incluye voces en inglés, siendo uno de los objetivos de la campaña de Kickstarter para acabar de financiar el título.

Pinstripe es una obra muy personal y emotiva, aunque con una atmósfera perturbadora que al final y gracias a esa narración a través de las pistas, cobra sentido. No es la historia más original del mundo, y puede que nos la estemos imaginando desde el ecuador del juego, pero no deja de ser sobrecogedora. Una experiencia que se deja jugar bien, sin mayores problemas en la jugabilidad, pero que pone todo su peso en su mensaje, y ahí es donde esta su gran acierto, pues consigue conectar con el jugador y hacerle sentir la angustia y desasosiego que parece sufrir nuestro protagonista Teddy.

El juego se puede adquirir en la eShop de Nintendo, a 14.49€, un precio que pudiera parecer elevado para la duración del título, pero que por su calidad y la experiencia que nos hace compartir, bien valdría pagarlos gustosos, o al menos seguir al juego para una futura rebaja. Una gran obra de las que tocan el corazón.

 


Este análisis ha sido realizado mediante una copia cedida por Serenity Forge