Análisis – MEATGRINDER
Los videojuegos son cultura, le pese a quien le pese. Pero además de ser cultura, su función última no es otra que el entretenimiento. En otras palabras, tienen que ser divertidos. Como todo, la diversión es subjetiva. Un alemán podría decir que un simulador muy realista sobre arar el campo con un tractor es lo más ameno; un japonés te argumentaría que lo mejor es farmear durante horas en un juego de rol antes de enfrentarse al jefe final; o el estadounidense promedio disfruta abriendo cajas torácicas a cañonazos. Gracias a que la cantidad de juegos que se publican...
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