El universo tiene leyes inmutables. La gravedad hace que los planetas y las galaxias estén en equilibrio y armonía; la fuerza nuclear fuerte mantiene los núcleos atómicos unidos; una taza de café se enfría espontáneamente aumentando la entropía; la lluvia siempre trascurrirá de arriba a abajo; y nada supera la velocidad de la luz en el vacío, porque en otros medios sí es posible hacerlo y se forma una fosforescencia azulada conocida como ‘Radiación de Cherenkov‘. Las demás leyes físico-termodinámicas son más o menos una mezcla de estas leyes fundamentales en distintos momentos y lugares.
Dos de las más vitales en nuestro mundo son que los gatos siempre caen de pie, y que cuando embadurnas una tostada con mantequilla -valen otros untables como la mermelada o la nocilla- se caerá por el lado del alimento pastoso. CATO: Buttered Cat se atreve a crear una paradoja universal confrontando ambas leyes tan firmes como las del párrafo anterior.
Ahí es nah y menos.
Si no habéis entendido mucho de la imagen de arriba, era la intención. Porque lo que propone CATO: Buttered Cat es un original y surrealista juego de plataformas y puzles. Venido desde Beijing, de las manos de Team Woll… cuatro manos, concretamente. Empiezo mostrando mi respeto por haberse logrado un juego tan completo y complejo con tan solo dos personas. Tenéis más información de sus dos responsables y del desarrollo del juego aquí y también aquí, y considero muy interesante de profundizar en ambos.
Yendo directamente al fondo, la rápida y muy importante lección de leyes fundamentales ha preparado al lector para comprender que vamos a jugar con un gato con una tostada de mantequilla pegada a la espalda ¿He dicho que la tostada habla y todo?
Ambos personajes forman un todo incluso en el nombre del juego -Cat/Toast… lo habréis pillado rápido ¿No? –. Se conocen en unas circunstancias que… tienen que resolver un objetivo que consiste en restaurar… ¿Una máquina de leche? Tiene sentido, les viene bien a ambos. Un viaje que no sé como definir, pero si al menos ir describiéndolo.
CATO: Buttered Cat propone un viaje de puzles y plataformas en torno a 140 puzles normales, divididos en cinco mundos, unos 60 puzles extras, y una gran cantidad de secretos, sorpresas, eventos, situaciones especiales, personajes que están por ahí…
Y la base jugable es sencilla: el gato se puede mover en 2D y subir algunas paredes especiales. La tostada se puede mover a saltos, pegarse a superficies, escalar salto a pegajoso salto… Pero juntos se convierten en una entidad que puede mantenerse continuamente en el aire generando un movimiento perpetuo que desafía la segunda ley de la termodinámica. Vamos, que pulsando el botón de salto continuamente, ascendemos y ascendemos, y nos mantenemos en el aire.
Hay una demo en Steam para que comprendáis mejor todo esto.
Realmente es muy sencillo de comprender y de manejar. Podemos manejar a ambos personajes ‘ensamblados’ y tener saltos y movilidad en el aire. O separarlos pulsando X/cuadrado y mover a ambos personajes de manera independiente, e importante, también simultánea. Gato con cruceta, tostada con botones traseros del mando.
El desarrollo y progresión es muy conocido… por seguir el esquema general de los juegos de puzles y habilidad, no porque nadie en su sano juicio se imagine a bote pronto las distintas situaciones que ambos personajes deben resolver.
En cada uno de los cinco mundos tenemos un mapa lineal que podemos seguir, o salir a él. Cada nivel propone salas sueltas donde varias de ellas pueden formar un mismo nivel. Y nuestro objetivo es llegar al vórtice termo-espacial con ambos personajes combinados, no sirve tocarlo solo con uno de ellos. Esa es la clave de sus numerosísimos niveles, y sus ingeniosos e intuitivos puzles, mover a los dos personajes juntos o separados, para unirlos de manera que lleguen a ese vórtice.
Como pasa en los mejores juegos de puzles -referencio a la reciente expansión de The Talos Principle II– el crecimiento del desafío se produce tanto por explotar sus sencillas normas, como de añadir y añadir y añadir más elementos, muchos elementos. Interruptores, cañerías, cuellos y codos de cañerías con distintas propiedades, superficies con distintas propiedades, atmósferas, láseres, teletransportes, líquidos, gelatinas, rejillas, aviesos jefes…
Resumiría las tres fortalezas, los tres pilares de CATO: Buttered Cat en su propuesta sencilla y directa con un control muy preciso, una progresión inteligente en niveles muy ingeniosos y bastante desafiantes, y la capacidad para sorprender dentro de una cantidad de contenido muy nutrido.
Lo primero, es vital dada la propuesta; lo segundo creará la habitual y conocida situación para el jugador de puzles donde un nivel con muchas cosas a hacer y comprender las sacamos fáciles, y un nivel que se debería resolver en segundos nos obliga a parar el juego para pensar y repensar, es algo que me encanta; y lo tercero sube ese respeto por Team Woll que comentaba, porque hay diferentes secretos y cosas opcionales en algunos niveles, además de fases especiales y eventos, que tanto resolveremos a nuestro aire, como nos los tirarán a la cara. Además de que los mapas de cada zona serán menos lineales de lo que parecen.
¡Venga! Tenemos también el objetivo de encontrar distintas skins para el michi y la tostada, a base de investigar, explorar y resolver. Pero es que hasta tenemos dos mini-juegos: Flappy Cato y Snake Cat ¡Sí, son ESOS juegos en forma gatóstada!
CATO: Buttered Cat es un juego que se siente muy completo ante todo. Sus responsables hablan de 3-5 horas para los puzles principales, y yo respondo JAJAJAJAJAJAJAJAJAJA, más por mi inutilidad que porque hayan mentido. El juego permite una escalabilidad muy satisfactoria según nos planteemos las cosas, pero sabemos que un puzle fácil para uno será un quebradero de cabeza para otro jugador. Hay un sistema de pistas básico, sin reventarte los puzles, e incluso la posibilidad de superar un puzle y pasar al siguiente si llevamos mucho tiempo en el mismo, aparentemente sin consecuencias… aparentemente.
Ya dará una excelente, desafiante y satisfactoria aventura el centrarse en el camino principal para encontrar los componentes para reparar la máquina de leche. Pero es imposible que no entre picor cuando no dejamos de ver cosas laterales y opcionales. A veces simplemente encontrarlas ya es un premio, y otras nos lleva a seguir resolviendo situaciones, que añado, no siempre serán puzles como tal.
Y que el michi con un par de colores, unos gestitos y maullidos, y cuatro pixels que lo conforman es un amor. La tostada me parece algo altiva, pero se la ve legal ante todo. Si pensáis que he metido mucho humor tonto durante este análisis, probad la demo disponible en Steam y comprenderéis muchas cosas. Una de ellas, desembolsar sin remordiemientos los diez euros a los que el juego está de lanzamiento, una bicoca, palabra de calvo.