No cabe duda de que los seguidores occidentales de la saga Yakuza -recientemente renombrada como Like a Dragon– vivimos un momento dulce. Hemos pasado de vivir unos años en los que parecía que peligraba la llegada Occidente de las nuevas entregas principales a encontrarnos con una fuerte inversión para garantizar su distribución en este lado del mundo, incluyendo la deseada localización a nuestro idioma. Sin embargo, no contentos con eso, desde Sega han decidido redoblar su apuesta y publicar Like a Dragon: Ishin! en nuestras tierras para así saldar por fin una de sus últimas deudas pendientes con el público occidental.

Y decimos redoblar la apuesta porque, a diferencia de los también derivados Judgment o Lost Judgment, realmente es un milagro que se haya decidido publicar este título en nuestro país, ya que es, con creces, la entrega mas inaccesible y particular de todos los productos salidos de las manos del Ryu Ga Gotoku Studio.

Se trata de un remake del juego publicado originalmente en PlayStation 3 y PlayStation 4 en el año 2014. En esta ocasión abandonamos los bajos fondos del Japón actual para vernos trasladados a los años finales del periodo Edo, una época convulsa en la que el país nipón se encontraba dividido entre la sociedad feudal representada por el shogunato Tokugawa, que acaparaba el poder político y dominaba a los demás clanes que gobernaban en cada región del país, y los partidarios de la transición a un sistema de gobierno más moderno bajo el mandato del Emperador. Para ello nos ponemos en la piel de Sakamoto Ryoma, un personaje histórico muy relevante para los japoneses por haber tenido un papel de gran importancia en el camino que acabó conduciendo hacia la Restauración Meiji, cuya vida es interpretada aquí de forma un tanto libre.

El trasfondo político y social de Like a Dragon; Ishin! es verdaderamente complejo y consigue representar con bastante fidelidad los contrastes del periodo histórico en el que se ambienta, quizá demasiado. Para la mayor parte del público occidental la historia japonesa resulta bastante desconocida y en este juego, posiblemente suponiendo que jamás saldría fuera de las fronteras del país del Sol Naciente, se hacen pocas concesiones a los profanos. Desde el primer minuto nos veremos abrumados por una importante cantidad de términos y conceptos que pueden resultar demasiado específicos, así como afrontaremos situaciones para las cuales nos faltará algo más de contexto. Se ha incluido un glosario, al que podremos acceder pulsando un botón cada vez que en algún diálogo aparezcan determinadas palabras, que nos da algo más de información, pero, aun así, resulta difícil no sentir un choque cultural importante durante las primeras horas.

Con el paso del tiempo todo nos irá encajando y nos iremos familiarizando con la terminología y las particularidades del entorno y nos veremos inmersos en una historia apasionante sobre la lucha por el poder, el honor, la revolución, la lucha de clases y el ocaso de los samuráis, pero, por desgracia, creo que habrá gente que no conseguirá realizar semejante ejercicio de paciencia.

Sobre todo porque a nivel jugable, Like a Dragon: Ishin! también puede llegar a resultar un tanto espeso. El Ishin original es, como ya he comentado, un juego de 2014 que fue publicado entre Yakuza 4 y Yakuza 5, por lo que carece del nivel de refinamiento de las entregas más modernas. Serán frecuentes los momentos en los que nos encontraremos vagando por las calles sin un rumbo fijo, buscando intentar adivinar cuál debe ser nuestro siguiente movimiento o esperando que salte algún evento aleatorio que empuje la historia hacia adelante. Las últimas entregas de Yakuza o la subsaga Judgment hacen, aun con sus ocasionales problemas de ritmo, un mayor esfuerzo por conducir y mantener al jugador encarrilado.

Lo que aquí ya estaba todavía muy presente, como no podía ser de otra manera, es la locura a la hora de diseñar las misiones secundarias. En ellas el juego abandona la seriedad y el tono trascendental de la historia principal para convertirse en un auténtico despiporre en el que todo, y cuando digo todo es todo, es posible. El derroche de creatividad del Ryo Ga Gotoku Studio a la hora de diseñar este tipo de misiones nunca dejará de sorprendernos, así como su habilidad para moverse entre el surrealismo y el típico humor japonés sin llegar a caer nunca en lo ridículo. Por supuesto, además de las misiones secundarias, tendremos una enorme variedad de actividades y minijuegos a nuestra disposición: desde pesca, Shogi o Mahjong hasta descacharrantes carreras de pollos, el infaltable karaoke o incluso visitas a las casas de citas de la ciudad.

Mención especial merece el sistema de combate, ya que el contexto histórico del juego se refleja —entre otras cosas— en el principal elemento diferenciador con respecto a otras entregas de la franquicia Yakuza y la saga spin-off Judgment: el protagonismo de las armas de fuego. Porque si el frío acero de la katana es el más leal de los compañeros que puede tener un samurái, aquí también es necesario manejar con destreza un buen revólver. De nada sirve iniciar un baile de espadas si el oponente es capaz de meterte una bala entre ceja y ceja, ¿no?

Espadachín, Luchador, Tirador… Hay varios estilos de lucha, pero el que más nos ha convencido es, precisamente, el que combina todos los demás, llamado Bailarín Salvaje. Porque no hay mejor defensa que un buen ataque, y aunque al adoptar esta postura no tenemos la posibilidad de cubrirnos, una vez la dominamos es muy divertido apostar por movimientos evasivos, mantener las distancias con el revólver y asestar golpes rápidos con la espada cuando estamos cerca del rival. Por supuesto, no faltan las habilidades y mejoras disponibles en el árbol de cada estilo, en los cuales podemos progresar conforme luchamos y avanzamos en la historia. Eso si, la naturaleza tan particular de Like a Dragon: Ishin! también se manifiesta en el combate, pues posiblemente resulte el más retante de toda la franquicia, exigiéndonos bastante precisión a la hora de efectuar combos y esquives y planteando duelos con enemigos que desde el primer momento nos supondrán un auténtico desafío.

Like a Dragon: Ishin! resulta difícil de valorar. Por un lado es un juego que derrocha carisma y mimo a la hora de recrear un periodo histórico tan importante para Japón, pero esto, que es su mayor virtud, también supone una barrera de entrada importante para el jugador occidental. Esta inaccesibilidad permea a todos los apartados de un juego cuyo público potencial es bastante más reducido que aquel al que aspiran las entregas principales. Hay que aplaudir la valentía de Sega por haberse atrevido a lanzarlo en Occidente y ahora solo queda esperar que Kenzan, otra de las entregas perdidas de la saga, también tenga su oportunidad.

 


Este análisis ha sido realizado en PlayStation 5 mediante una copia cedida por PLAION